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El color del cielo Joan-Marc Zapata
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CRÍTICA: EL COLOR DEL CIELO

ANTECEDENTES

Ha sido largo el camino recorrido por Joan-Marc Zapata hasta poder ver realizada su primera ópera prima, El color del cielo. Pero precisamente todo el bagaje que ha atesorado durante más de ocho años en el rodaje de otras piezas audiovisuales, tales como cortometrajes que se han presentado en distintos festivales, lo han llevado a poder ver su proyecto culminado por fin, y ocupando nada menos que el puesto de película inaugural de Made in Spain, sección del Festival de San Sebastián que esta edición contará, además de con cintas rescatadas de otros certámenes anteriores, con premieres mundiales como es el caso que nos ocupa.

Zapata debuta en el largometraje con una película completamente independiente que ha salido meritoriamente adelante con un presupuesto limitado, y un equipo joven pero experimentado en comunión con actores de la talla de Marta Etura (La Trilogía del Baztán) o Francesc Garrido (Sé quién eres). Escrita conjuntamente por el propio Zapata y su coguionista habitual, Lluís Van Eeckhout, El color del cielo es una coproducción entre España y Suiza, producida por Arnold Films y 89 productions. Se rodó el año pasado durante tres intensas semanas entre Brunnen y Lucerna, siendo su localización principal el centenario Hotel Waldstätterhof, situado frente al lago de los Cuatro Cantones.

LA PELÍCULA

Olivia (Marta Etura) es una actriz de fama mundial, triunfa al otro lado del charco, la gente la reconoce allá donde va; Tristán (Francesc Garrido) es filósofo y escritor, y puede pasearse tranquilamente sin que nadie lo pare por la calle. Coinciden por casualidad en un hotel en Suiza, donde ella tiene una sesión de fotos y él da una conferencia. Han pasado diecisiete años desde la última vez que se vieron.

El color del cielo coloca en el epicentro de su historia un reencuentro que se va fraguando a fuego lento, tomándose su tiempo en situarnos en la realidad de ambos protagonistas antes de hacerlos entrar en el mismo plano e interactuar. Ya sea en la terraza del hotel, con las montañas suizas difuminándose como si fueran papel pintado en el fondo, paseando por Lucerna, o en el interior de una habitación. El vínculo pasado de Olivia y Tristán se va desenvolviendo paulatinamente, y con cada conversación el espectador va sumando los detalles y la profundidad subyacente.

También una influencer que se aloja en el mismo hotel (interpretada por Agustina Leoni) se une a la ecuación que nos plantea Joan-Marc Zapata. Se aúnan así tres perfiles bien distintos que tal vez tienen costuras similares, unas que se deshacen para desvestirlos de ojo público en la construcción de un relato delicado e intimista. No es difícil imaginar El color del cielo sobre las tablas, pues su fuerza se basa en diálogos que hacen reflexionar sobre las apariencias, el paso del tiempo, la satisfacción para con la vida que se está viviendo, y consigue todo ello sin necesidad de nada más que de reunir a un par de personajes en un escenario concreto, con una puesta en escena tan austera como honesta.

Zapata nos brinda en escasos noventa minutos una propuesta sólida y pulida, cuya naturalidad y humildad no está reñida con cuidar de cada detalle, y que ha sabido sacar el mejor partido a los medios de los que disponía.

El color del cielo Festival San Sebastián

ELLOS Y ELLAS

El color del cielo es minimalista también en cuanto a personajes. Si bien al desarrollarse en un hotel hay figuración y algún personaje un poco más recurrente, sólo nos asomamos a la vida de tres huéspedes. A la cabeza, Francesc Garrido y, sobre todo, Marta Etura. Comparten una química natural que encaja perfectamente con la de dos personas a las que el tiempo ha convertido en una suerte de extraños a pesar de tener un pasado en común. Además son dos personalidades que funcionan muy bien en su contraposición. Garrido encarna un personaje más serio y para adentro, mientras que la sensibilidad y buen hacer de Etura  logran transmitir a una mujer con la existencia a flor de piel.

El tercer eje sobre el que bascula la película es Agustina Leoni, actriz catalana de origen argentino que salta al cine después de haber trabajado en teatro y cortometrajes. Da vida a Alabama, y resulta muy convincente tanto en su faceta de influencer como cuando se  «desdobla» para mostrar la chica que hay detrás de la pantalla cuando dejan de emitirse los directos.

LA SORPRESA

La composición visual que ha ideado Joan-Marc Zapata resulta tan original como inesperada. Incluso puede hacer dudar en los primeros compases de la película, sin embargo a medida que va avanzando el metraje se comprende el fundamento de cada apertura de plano, el dinamismo en encuadres e incluso formatos, adaptando la pantalla al sentido metafórico de algunas escenas, o sencillamente al medio de consumo de algunos contenidos.

El color del cielo Marta Etura Francesc Garrido

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Los momentos más potentes de la cinta recaen en los cara a cara que van sucediéndose entre los personajes principales. Por lo bien que refleja el cambio de paradigma de nuestro tiempo (el reinado de las redes sociales, subtema que sobrevuela la película), nos quedamos con una escena en la que la Alabama entrevista a Olivia. La discordancia de sintonía e incomodidad entre actriz e influencer es perfectamente palpable.

TE GUSTARÁ SI…

Si disfrutas con las pequeñas historias oasis, que suponen una pausa momentánea en el día a día de los protagonistas.

LO MEJOR

  • Ver hasta dónde ha llegado un proyecto tan pequeñito.
  • La redondez de la película para los ajustados medios con los que contaba.
  • Que esté íntegramente rodada en la bella Suiza.

LO PEOR

  • Al inicio cuesta un poco asentarse en el planteamiento visual de Zapata.

 

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.