DIGIMON ADVENTURE LAST EVOLUTION KIZUNA: HA LLEGADO LA HORA DE DECIR ADIÓS
Cuando era pequeña mi madre solía decirme que cambiaría. Que debería dejar atrás las cosas que me gustaban, porque eso era madurar. A mí me aterrorizaba. Era algo irracional pero me aterrorizaba de verdad. No entendía qué conexión había entre hacerse mayor y dejar los hobbies e intereses de lado. ¿No podía seguir disfrutando de lo mío si cumplía años?
Han pasado más de 15 años. Estoy más cerca de la treintena que de la veintena. Supongo que este texto es una confirmación intrínseca de ese error. Quizás, simplemente, entendemos el madurar como algo diferente. Pero incluso así la llegada de Digimon Adventure Last Evolution Kizuna ha vuelto a abrir esa brecha. Es la hora de la última digievolución, su propio título lo indica. ¿Quiere decir eso que también es nuestro último paso hacia delante?
Mirando atrás
Last Evolution abre con una reinterpretación de Bolero. Es un tono ominoso, que marca los tiempos de entrada y abre la puerta a una pequeña dosis de acción que hace las veces de telón. Es todo un seña, una declaración de intenciones, porque mientras los compases de Harumi Fuuki avanzan y dan paso a su clímax sus actores y actrices salen al escenario para hacernos revivir una escena clásica.
Un Parrotmon aparece en Tokio. Pero les niñes elegides están para defender la ciudad. Solo que ya no son niñes. Están coordinades, saben como enfrentar al enemigo y demuestran una capacidad de gestión mucho más adulta de lo que vimos en Adventure. La serie deja claro que han pasado los años. Y entonces la música calla. Hay una pequeña pausa que adelanta el estallido y tras su riff principal Brave Heart se hace con la situación. Y volvemos a Digimon.
«Agumon digievoluciona en…»
Es el reclamo más simple de la obra. La digievolución. Pero también es gran parte de su magia y, de nuevo, parte del núcleo de esta entrega. Y funciona, porque Kizuna es más Digimon. Sin adornos ni complicaciones; solo Digimon. Y esa señal de identidad es todo cuanto necesita para cautivar.
Seguir avanzando, seguir cambiando
La acción original es solo una excusa. El preludio al que se siente casi como un réquiem para todo lo que significó Adventure en sus inicios. Y es que el instante después de ese mismo enfrentamiento enfoca otro muy diferente y real a su vez. El de sus protagonistas lidiando con el día a día en la inevitable idea de crecer y seguir adelante. Aunque sea difícil.
Es en momentos como estos —por suerte ocupan una gran extensión dentro de la película— donde la obra brilla. No tanto por representar a la franquicia, sino por convertirse en el nuevo paso. Algo que, además su dirección encaja a la perfección con un lenguaje audiovisual cautivador y silencioso, con una gran cantidad de planos que se congelan por segundos, de pequeñas referencias y guiños que no toman el aspecto del fanservice y con una composición asombrosa que da vida a cada minuto de metraje mientras tanto la reinterpretación de temas clásicos y la adición de los nuevos se quedan con un pequeño fragmento de nuestro corazón.
Son momentos que hablan por sí solos, como los planos que enfocan a Tai, de lejos, realizando trabajos temporales mientras afronta la idea de no encontrar su lugar en la vida adulta. Matt, mirando de lejos, entre el bullicio, un grupo tocando sus primeros temas en las calles de la ciudad mientras debate consigo mismo en que se convertirá su vida. Es Tai, de nuevo, contemplando en silencio su digivice original y sus gafas en el fondo de un cajón.
Un mensaje directo a les tantes seguidores de la saga. Casi como una metáfora en clave que nos invita a abrir el cajón de nuevo y encontrar parte de nuestra infancia mientras, con nostalgia, seguimos trabajando y estudiando; avanzando. Es una mirada al pasado que se difumina en cada escena de esta nueva entrega, de forma omnipresente, recordando una cuenta atrás que no solo representa el fin de los lazos entre sus protagonistas, sino también el que existe entre nosotres y todo lo que significó Digimon a principios de los 2000.
¿Qué te apetece hacer mañana?
Con esas, la idea del tiempo es esencial. Casi como una carrera a contrarreloj que sabemos —y saben— que no podremos ganar. Pero una que también resulta inevitable. Y es que Digimon Adventure Last Evolution Kizuna da en todos los clavos posibles. La participación de elenco original y la aparición de les niñes elegides de 02, la dinamización de su aventura en pos de salvar el mundo una vez más y la repetición constante de valores tan indicados en la saga como la amistad o la moralidad son una parte intrínseca de esta nueva entrega.
Mientras la idea de la madurez se convierte en el corazón de la obra, otros conceptos se convierten en acompañamientos perfectos para ello. La idea de la pérdida gira siempre en torno a su desarrollo y mientras Tai y Matt hacen las veces de bandera en cuanto al desarrollo personal de sus protagonistas, la escasa aparición de Sora y su posición en contra de unirse a la lucha conecta con el corto del que era protagonista, ofreciendo diferentes posiciones relacionadas, una vez más, con su forma de enfrentar la idea de la serie.
No falta la acción, por supuesto, y Omnimon volverá a salir a la palestra para impartir justicia. Pero incluso así, se siente que Kizuna tiene otros objetivos en mente. Esta es una entrega sobre la evolución y el cambio, no sobre lo reiterativo. Una obra que, sin pisar el terreno de los spoilers, consigue ser todo lo que Digimon ha sido siempre pero yendo un paso más allá.
Hemos crecido con la idea de que Digimon siempre ha sido una serie adulta. Y es cierto: hablaba sobre la muerte, sobre el divorcio, sobre la soledad… Una rara avis para su género, su tiempo y su concepción. Pero por encima de esos temas, era su facilidad para transmitir la importancia de conectar y establecer vínculos lo que la hacía brillar. Son esos valores los que, de nuevo, la hacen brillar en esta nueva entrega. Una despedida no sería nada sin sentimientos.
«Estaremos juntos siempre, pase lo que pase».
Óscar Martínez
Buen punto para el factor nostalgia que la distribuidora consiguiera reunir a casi todo el antiguo elenco castellano (homenaje a su fallecido director). Nos hizo a todos recordar aquellos mediodías de La 2 con voces que – impresionantemente – siguen idénticas al poner la voz a Tai, Matt, Agumon o Gabumon dos décadas después.
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Sobre el argumento de la película… creo que tenía poco que ver con el estilo y el espíritu de ‘Digimon Adventure’ o ‘Digimon 02’ (salvo la música). Más bien parecía que el único objetivo del guion era forzar lágrimas de los digifans con momentos emotivos. Vi más mimo en tramas secundarias y en diálogos más simpáticos y alegres en aquella otra mini-peli de Fox Kids de Internet (a parte de ser incoherente con el final de ‘Digimon 02’. Escasos elementos de humor cotidiano o, ahora que se volvían mayores, desaprovechar la oportunidad de meter gags con alguna situación cómica de la vivencia de los chicos como adultos en la Universidad o en el trabajo de varios de ellos (aquellos chicos que podían practicar deporte, hacer prácticas, enfrentarse a exámenes, tener citas… y, entre medias, salvar el mundo),
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Por no hablar del hecho de que Sora, Joe, TK, Kari, Mimi y sus digimons son reducidos a meros acompañantes de Tai y Matt que acaparan el filme. Nuestro «Digimon» eran aventuras de chicos con sus monstruos digitales, no una sobredosis de debate existencial sobre el sentido de la vida al crecer. ¿Se imaginan a Goku discutiendo con Vegeta sobre la sobrepoblación y el hambre en el mundo en la próxima entrega de Dragon Ball? Una cosa es echarle unas gotitas de pensamiento trascendental a un filme y otra soltarle un manguerazo que ahoga el espíritu original.
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Al argumento le pongo un 4,8 sobre 10. Sube puntos por su única aportación: la reaparición de los chicos 02, Davis, Yolei, Cody y Ken, tras haber sido ignorados humillantemente por Try y demás sagas. El tono alegre de Davis o la hiperactiva Yolei, nos permitieron respirar un poco ante tanto melodrama y arrancar risas en un cine que necesitaba sonreír un poco entre llanto y llanto. Un detalle de la Toei haberse acordado por una vez de ellos.
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(Ojala que la próxima vez que la Toei desentierre una marca 20 años después, junto a recuperar la música y el soundtrack, intente recuperar también el espíritu del producto).