CRÍTICA DE CARDCAPTOR SAKURA: CLEAR CARD 09
Cardcaptor Sakura: Clear Card lleva unos capítulos de capa caída. Su arranque fue lento y, aunque consiguió remontar en los primeros episodios, ha vuelto a entrar en un período de pasividad.
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Las cartas que juega son unas conocidas. Las mismas que utilizaba en su obra original. Es un recurso nostálgico y que, quizás pueda atrapar a los fans más acérrimos. Pero olvida que, aunque el tiempo apenas ha transcurrido en su argumento, si lo ha hecho para todos sus espectadores. Pese a todo, parece que su noveno capítulo intenta recuperar esa fuerza perdida.
Con todo, el episodio empieza siguiendo el esquema del resto. Volvemos a la recursividad, al irónico guiño a la Melancolía de Suzuhi Harumiya, una de la que sus propios personajes no parecen ser conscientes. Encontramos a Sakura hablando con Yue, una vez más, sobre las misteriosas cartas. Pese a que hemos visto la misma escena una infinidad de veces todavía no han conseguido descubrir nada. Y esta última vez no se aleja de esa línea, es casi como un vano recordatorio de que la serie está bailando sin un punto donde sostenerse.
Sakura alza el vuelo
El día transcurre de forma tranquila. Toca la esperada cita entre Syaoran y Sakura —olvidando toda la trama que había dejado abierta en el capítulo anterior. Pese a que desarrollarse de forma lenta su guión se atreve con el humor, amenizando el avance de forma notable. Es algo inocente, puro y natural. Tiene ese toque reminiscente (especialmente con la aparición de Touya, como en la serie original) pero intenta jugar con él, en vez de repetir la fórmula.
De hecho, en este caso si que intenta replicar aquello con lo que destacó en su momento. Pero lo hace de forma nostálgica, primero como un guiño y luego como una celebración. Repite lo visto en su cuarto capítulo, que se convertía en todo un tributo al mismo episodio de la serie original. Sin embargo esta vez lo hace de forma consciente.
La pareja se cita en el acuario e igual que en el tercer capítulo de la obra original, una carta destroza la vidriera para atacar a la chica. La forma en la que responden vuelve a ser la misma, incluso utilizan el mismo traje que lució Sakura en ese enfrentamiento para derrotar a la nueva carta. La primero peculiaridad es que Syaoran se suma al encuentro, también vestido de nostalgia.
Esta vez la batalla no solo llega a realizarse (en contraposición a los últimos encuentros) sino que se convierte en todo un espectáculo. Sakura demuestra haber aprendido a utilizar las nuevas cartas y las usa de forma maestra, acompañada de una animación que casa con lo que nos cuenta y la armoniza de forma majestuosa. No consigue compensar la falta de cohesión y acción de las últimas entregas, pero supone un gran salto, alejándose de su línea.
Óscar Martínez