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THE PROMISED NEVERLAND: LA LUCHA POR LA LIBERTAD

Creo que, a menudo, se suele tener un pensamiento equívoco sobre el concepto de «buena adaptación». Una gran parte del público piensa que si una serie de animación no se limita a seguir el guion marcado por el material original y tiene la osadía de tomarse ciertas libertades creativas, no es una «buena adaptación». Entonces, su visionado es uno que se perpetúa bajo cierto desdén; y que continúa con una serie de opiniones y preguntas que se lanzan al vacío. Solemos creer que el material original siempre es la mejor fuente a la que acudir, y que si se tiene el arrojo de no hacer acopio de la imitación, termina en catástrofe. Pero olvidamos que son medios distintos, que cada uno se rige por su propio lenguaje. Y también olvidamos que adaptar no es lo mismo que copiar. Que una adaptación puede ser buena sin la necesidad de ceñirse por completo al contenido original. Se trata de jugar con eficiencia y eficacia las cartas que te proporciona el medio, y extraer la esencia del original. Captar el alma y construir a partir de ahí.

El simbolismo presente en el OP y ED de ‘The Promised Neverland’

Por este mismo motivo creo que CloverWorks está llevando a cabo —por el momento— un gran trabajo de adaptación en The Promised Neverland. Se omiten detalles, el ritmo narrativo está varias revoluciones por encima y se alteran sucesos. Pero, ¿importa en exceso? La marcada dicotomía de la obra original impregna la producción animada, así como la constante sensación de opresión y acecho. El componente psicológico de la obra está presente, pero ensamblado dentro de un marco con distintos matices. Puede que en ocasiones se aleje de la increíble sutileza de Kaiu Shirai, pero consigue ser efectivo en lo que se propone.   

Crítica del anime de The Promised Neverland Norman Ray Emma - el palomitron

La cruda realidad que subyace tras el silencio del hermetismo

El frío y férreo acero de los barrotes de un enorme portón ejercen como algo más que un obstáculo. Unos muy lozanos Emma, Ray y Norman liberan esa curiosidad tan propia de la niñez asomándose entre ellos. Sus manos palpan el material que les separa de aquello que está ahí fuera y que tienen prohibido ver. Mientras observan perplejos, inocentes preguntas rompen el silencio. «¿Qué querrías hacer si salieras?» «¿De qué nos protegerá esto?». En poco más de un minuto, la información textual y visual que se proporciona es cuantiosa. Como punto de entrada, es una jugada perfecta. Posteriormente, se abre el telón para mostrar la (aparentemente) idílica vida de los huérfanos de un hospicio. La calidez y amor que se muestran en pantalla son una realidad, pero distan de la sensación previa del espectador al comenzar la serie. Y es ahí, justo en ese dualismo, donde reside la magia inicial de The Promised Neverland.

Niños y niñas de hasta doce años habitan en armonía en el orfanato Grace Field House. No tienen lazos de sangre, pero son una auténtica familia. «Madre» es quien se encarga de sus cuidados, educación y crecimiento. Disfrutan de largas horas de plácido sueño, suculentos manjares y tiempo para jugar y divertirse; en definitiva, ser niños. Para (casi) todos es una vida de ensueño, una vivencia casi onírica que solo llega a su fin cuando se encuentra una familia adoptiva. En ese momento, el jolgorio y la despreocupación se disipan para entrever lágrimas de tristeza por la «pérdida» de uno/a de los suyos. La nostalgia se entremezcla con la alegría debido a que esa persona ha encontrado otro acogedor hogar al cual pertenecer. Otra familia de verdad. Sin embargo, ¿qué ocurre si esto es tan solo una burda mentira? ¿Que la despedida entre lágrimas de felicidad y tristeza sea la antesala de un trágico fin manchado con el color de la sangre y la muerte? Que el castillo de naipes se desmorona, siendo imposible volver a creer en nada.

Así es como el espectador, a través de Emma y Norman, conoce el secreto que Grace Field House mantenía oculto entre tanta pulcritud. Sepultado bajo toneladas y toneladas de hermetismo. El inocente gesto de llevarle de vuelta su preciado peluche a Conny —la niña que abandona el orfanato en pos de una vida «mejor»— se convierte en el detonante de una posterior revolución. Los protagonistas atraviesan el portón que tantas dudas y preguntas les suscitó durante todos estos años. Tras el mismo: silencio. Un imperioso silencio que se transforma en incredulidad y desesperación al ver el cuerpo sin vida de su hermana. A continuación, criaturas demoníacas ríen y charlan sobre el «material», calidad, tiempo de entrega, etc. Los huérfanos de Grace Field House son mera mercancía. El hospicio no es el lugar cándido y feliz que pensaban, en realidad no es más que una granja. Un emplazamiento dedicado a cultivar y proporcionar las mejores «mentes» para un fin tan canibalístico como desesperanzador. Emma y Norman desaparecen del escenario sin dejar (casi) ninguna pista. Bajo una tenue luz lunar que baña el verdoso paisaje alrededor del hospicio, tímidos sollozos preceden un alarido tan desgarrador como la realidad a enfrentar.      

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El contraste que se produce cuando se destapa lo que sucede entre bambalinas es potente, y lo es porque durante los primeros compases la producción lleva a cabo un trabajo sumamente efectivo. La dirección está acompañada en todo momento por una dirección de fotografía y una gama cromática lumínica y cálida, capaz de transmitir seguridad e inocencia. Eso sí, no exenta de planos y secuencias que enfatizan  —quizá demasiado— en que no todo es tan idílico como aparenta ser. El especial hincapié sobre los códigos numéricos que porta cada uno de los huérfanos en el cuello ya es una muestra de ello. De que la vida en Grace Field House puede ser una que se tiñe de lo inhumano. La oscuridad inherente, por ejemplo, en el tratamiento de secuencias como la de los exámenes es otra muestra. La obra de Shirai y Demizu es una de claros contrastes, y Mamoru Kanbe se nutre de ello para fraguar  —con varias dosis menos de sutileza— la producción. Lo críptico del material original se ve menguado en pos de brindar al espectador una experiencia más focalizada en el deleite audiovisual, más explícita en cuanto a nivel de detalle.

Crítica del anime de The Promised Neverland Emma 2 - el palomitron

The Promised Neverland se sustenta en el suspense como baza principal. Como buen thriller que se precie, mantiene al espectador expectante, en continua tensión sobre cómo va a desarrollarse una —más o menos— intrincada trama. El universo que plantea es uno de características desconocidas, tanto para nosotros como para los protagonistas de la ficción. La construcción alrededor del orfanato es una de tintes oscuros, de producción selectiva de ganado. Los huérfanos son esclavos, presos encarcelados y privados de cualquier futuro. Pero también son presas, el alimento para una raza demoníaca de la que no se sabe prácticamente nada. El nexo entre estos dos mundos no deja de ser su propia «Madre», alguien en quien tenían —y continúan teniendo la mayoría de huérfanos— una fe ciega. Cuando su mundo se cae en pedazos, tienen que fraguar uno nuevo. Libre de yugos y engaños. Por ello, el duelo de ingenios entre el trío protagonista e Isabella (la Madre del hospicio) se antoja como inevitable.

Emma, Norman y Ray son los tres huérfanos más inteligentes y de mayor edad de Grace Field House. El espectador conoce sus dotes mentales no solo porque lo mencionan sus hermanos, sino porque dejan constancia de ello, lo demuestran. Sabemos que Emma es la más emocional y atlética porque así lo demuestra durante los primeros compases de la producción; así como la quietud y el perfil estratégico de Norman, y la sabiduría e inteligencia de Ray, el único capaz de rivalizar con el otro niño del trío protagonista. Sus habilidades y dotes mentales se manifiestan a través de pequeños —pero importantes— detalles como el inocente juego del pilla-pilla. Su construcción es sólida, y esa aureola de inocencia que les rodea ejerce de agente dicotómico. A pesar de su temprana edad, su inteligencia les eleva sobre un escenario que se viste de tablero de ajedrez donde el más nimio detalle cuenta. Y donde el error más ingenuo, se paga con sangre.

Crítica del anime de The Promised Neverland Norman Emma 2 - el palomitron

Conversión hacia lo macabro

La impactante vivencia que precede el oscuro secreto de su mundo se convierte en un momento de lucidez. Un punto de no retorno del cual querer escribir las últimas palabras de una novela, para posteriormente firmar su segunda parte. Una con la libertad como seña de identidad. La partida comienza a partir del momento en el que Isabella sabe que alguno de sus «hijos» estuvo presente en el «intercambio». La figura de la cuidadora supone el mayor obstáculo para ellos, más incluso que el majestuoso muro que se alza sobre las inmediaciones del bosque del hospicio. Una tangible barrera que les impide ver más allá de su pequeño y, ahora, maltrecho mundo. «Madre» les controla, tiene la seguridad y convicción de alguien que sabe que va a ganar el duelo, que nadie puede despojarla de su privilegiado estatus. No se muestra dubitativa a la hora de mover pieza, aunque eso signifique sacrificar torres o alfiles. En esta particular guerra todo vale; y la lucha por sobrevivir y escapar de un sueño venido a pesadilla se vuelve una contrarreloj.

La intriga, el suspense, los giros de guion y ese continuo duelo de psiques que tanto caracterizan la obra original se ven trasladados a la producción de CloverWorks. El ritmo narrativo es lento, sosegado, pero no podría ser de otra manera. La adrenalina en ficciones como The Promised Neverland reside en otros factores. La fuerza y el impacto deben concentrarse en esos secretos expuestos, revelaciones, traiciones o jugadas maestras, duelos de miradas o identidades dobles. Características difíciles de adaptar al medio audiovisual por la intrínseca velocidad del mismo. Pero, aun así, Mamoru Kanbe confecciona en líneas generales un producto con una dirección más que notable que no pierde por el camino la esencia del original. La animación cumple con un trabajo que no brilla por su poderío técnico, pero que consigue transmitir sobradamente emociones como la incredulidad, el miedo, el recelo o la excentricidad de algún que otro peculiar personaje. Las secuencias nocturnas que tienen lugar a lo largo y ancho de las estancias del hospicio se nutren de la gama cromática y de la composición musical para dotar de cierta sensación de opresión y acecho, acercándose incluso al terror más soft. Una gama cromática que también se emplea con suma delicadez y eficacia a la hora de recrear el clima y escenario una vez se abre el verdadero telón de la obra.

Crítica del anime de The Promised Neverland Isabella - el palomitron

The Promised Neverland es pura dicotomía, visceralidad y mesura al mismo tiempo. Una obra que, con la emisión de la adaptación animada de CloverWorks, verá fuertemente catapultada su repercusión mediática. Bajo el amparo de series de gran renombre como Death Note, muchos ya la consideran incluso su sucesora espiritual —a pesar de sus más que clarísimas diferencias—. La calidad y potencial del manga es difícil de igualar, por lo que el trabajo de CloverWorks se antoja más que complejo. Como comentaba al comienzo de este texto, parece que vivimos en tiempos donde adaptar debe ser sinónimo de copiar. Donde crucificamos decisiones técnicas y hablamos como adalides de la animación contemporánea. Y estamos completamente equivocados. Porque a pesar de las alteraciones que está experimentando la adaptación del estudio nipón, el resultado se cuaja bajo una dirección más que notable. Claro que tiene fallos —aunque aquí ya influye la visión personal de cada uno— pero prefiero que CloverWorks se tome ciertas libertades creativas antes que ver un producto idéntico. Así, los que también piensen como yo serán capaces de disfrutar de las dos caras de The Promised Neverland.

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5 COMENTARIOS

  1. De todas las reviews que he leido, tanto en youtube, redes sociales y sitios web conocidos, creo que esta es la que mas encaja perfectamente que con lo mostrado hasta ahora con el anime. Y creo que me quedare con esta frase «parece que vivimos en tiempos donde adaptar debe ser sinónimo de copiar. Donde crucificamos decisiones técnicas y hablamos como adalides de la animación contemporánea». Es cierto que pudieron haber mejorado en ciertos aspectos de dirección pero el conjunto es bastante notable como seguir enganchados por ver como sera el desenlace final. Muy buena!!.

  2. Entré en ésta pagina buscando info de la pelicula de Kimetsu no yaiba, encontré mas de lo que buscaba. Leí hasta como inicia este anime y parte de la reseña de dororo, debo decir que la manera en la escribes relata bastente bien a lo que sentí con dororo y el transfondo de este. Las palabras que utilizas me transmite lo que sentiste cuando lo viste y leiste (no se si leiste ambos mangas).

    Con respecto a la problematica cuando hacen adaptaciones de alguna novela, manga, etc, cuesta enteder que son espectadores de diferentes gustos, esto me lo dijo una persona tiempo atrás y me quedo rondando ya que nunca lo habia visto de esa manera, aun me cuesta aceptar cuando hacen un cambio en la adaptación del original , pero es cuestión ntion de tiempo y de apreciar ambos trabajos.
    Me gustó bastante tu reseña, de verdad.

    • ¡Buenas! Me alegra oír eso, encantados de tenerte por la web a partir de ahora 🙂 Respecto a lo que comentas, sí sigo el manga de ‘The Promised Neverland’, pero aún no me he puesto -aunque debería- con el clásico de Tezuka, pero gracias por lo que me toca, siempre gusta saber que tus palabras llegan a otras personas y consigues transmitir.

      El tema de las adaptaciones y originales es complicado y siempre habrá debate, pero creo que, como público, deberíamos cambiar la perspectiva y mostrar menos rechazo a los cambios. Entender que son dos lenguajes totalmente diferentes y que trasladar sin más del papel al audiovisual no implica un buen trabajo de adaptación.

      Gracias por pasarte y comentar, espero que este solo sea el primer comentario de muchos ^^

  3. La review está bellamente escrita, y coincido en ciertos aspectos con ella creyendo también, que adaptar no es lo mismo que copiar, sin embargo creo que estás evitando un punto sumamente importante en lo que es el anime respecto al manga, sobre todo en esta última temporada. Eso que me ha dejado con un sabor amargo y sin ganas de seguir viendo la adaptación, y es que el arco donde ocurre el mayor desarrollo de personajes y donde se develan detalles de la historia importantísimos para su entendimiento, fue totalmente excluida, hablo de Goldy Pond. Más allá de que la dirección sea de un ritmo más elevado y se omitan detalles, no se puede omitir un arco completo y que es esencial para la historia, para el mundo que en sí fue creado por el artista.

    Es de una tristeza enorme cómo este shounen, que para mí era de los más disruptivos con una narración y contenido fuera de lo común, lo hayan terminado por convertir en un cuento simplón.

    Más allá de la lamentable decisión de la dirección, es innegable la belleza del dibujo y la puesta en escena del estudio en cuestión.

    Saludos, buen sitio.

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.