COLETTE
LOS ANTECEDENTES
Colette es una institución en Francia por su carácter transgresor y por su destacada obra artística. Fue nominada al premio Nobel de literatura en 1948 y presidió la academia Goncourt de 1949 hasta su muerte en 1954. Para el público cinéfilo es conocida por la adaptación que Vincente Minnelli hizo de su novela Gigi en 1958. La artista tubo una vida fascinante pero la película decide poner el foco en la época en que mantuvo una relación con Henry Gauthier-Villars lo que para nosotros supone un error. Aunque pretendan resaltar la mediocridad de este como principal obstáculo a la independización de Colette su personaje termina quitándole parte del protagonismo. No obstante, la cinta tiene muchos otros elementos positivos que compensan este error de base.
LA PELÍCULA
El biopic artístico (aquí podéis recuperar nuestros favoritos en el cine) siempre corre el riesgo de acabar siendo indulgente y convirtiendo a artistas en figuras sobrehumanas. Colette hace un retrato humanista de su protagonista mostrando la relevancia de su historia. Narrativamente tampoco es que sea muy rompedor hasta hay gente que pueda acusarlo de convencional para ser el retrato de una artista tan vanguardista. No obstante, la narración es clásica (en el buen sentido de la palabra) y el guion escrito a seis manos por Rebecca Lenkiewicz, Richard Glatzer (a quien está dedicado el filme puesto que murió durante la producción) y Wash Westmoreland es muy sólido. Hace un excelente retrato del contexto histórico, y gracias a ello entendemos las restricciones sociales que sufren los personajes y la razón de sus anhelos de una vida más libre. Parte del mérito de ello recae en el sobresaliente montaje de Lucia Zucchetti que marca el paso del tiempo y la evolución de la cultura parisina de forma sutil pero muy elocuente.
Colette es muy efectiva visualmente. La puesta en escena de Wash Westmoreland (Siempre Alice) es simple pero elegante. La fotografía de Giles Nuttgens capta a la perfección una luz y energía muy concretas y presentes en nuestro imaginario. También es admirable el diseño de producción de Michael Carlin que consigue trasmitir a la audiencia la atmósfera parisina auténtica de principios de siglo XX pese a haber rodado la película el año pasado en Budapest.
ELLOS Y ELLAS
ELLA. Keira Knightley nos demuestra una vez más (¡cuando aprenderemos!) que con un buen personaje es de las mejores actrices de su generación. La hemos vista en numerosas ocasiones en cintas de época pero nunca así.
El resto del reparto está a la altura. Destacan Fiona Shaw (la voz de la razón), Dominic West (que siempre encuentra la humanidad de personajes muy desagradables, Denise Gough (quien encarna a un personaje muy carismático) y Ray Panthaki.
LA SORPRESA
Una adecuada representación de una mujer bisexual con un final feliz.
LA SECUENCIA / EL MOMENTO
En la película hay numerosos montajes que hacen avanzar la trama. De entre todos ellos escogemos uno en el que Colette y su marido por separado visitan la misma mujer repetidamente por su tono bodevilesco.
TE GUSTARÁ SI…
Quieres descubrir/conocer más sobre un importante icono feminista del siglo XX que lamentablemente no forma parte de nuestro conocimiento popular, disfrutas con las cintas de épocas clásicamente filmadas pero con algunos toques modernos o si crees que Keira Knightley es una actriz muy infravalorada responsable de un par de las interpretaciones más formidables de las últimas décadas.
LO MEJOR
- El recital interpretativo de Keira Knightley
- El retrato vibrante de una etapa artística mágica
- Lo bien hilada que está la trama. Pese a durar dos horas nunca se repite a nivel temático ni estilístico
LO PEOR
- Puede que no cuente la parte más interesante de la vida de la artista, la posterior a su separación de Willy
- Otra vez más nos quejamos de las producciones ambientadas en países no anglosajones donde todo el mundo habla en inglés
Pau Jané