FESTIVAL DE SITGES 2016: BLAIR WITCH
Hay filmes que cambian el modo de hacer cine, y El proyecto de la bruja de Blair es un ejemplo: fue todo un fenómeno que cambió el cine de terror y creó un nuevo método de hacer cine del género con el llamado found footage o cámara en mano (también conocido como sistema de metraje encontrado), una técnica que más tarde películas como la saga Rec, The Poughkeepsie Tapes, The Fourth Kind o La cueva han utilizado. La cinta de 1999 contaba una historia en la que jugaba a despistar con la realidad y la ficción al espectador, aterrando a quienes con sus ojos veían a ese grupo de amigos que se adentraban en el temible y oscuro bosque con la bruja. Una fantástica idea que supuso la particular gallina de los huevos de oro de sus directores y guionistas Daniel Myrick (The objective) y Eduardo Sánchez (VHS 2), cuyo éxito no supo repetir su secuela El libro de las sombras: B W 2, dirigida por Joe Berlinger en el 2000. Años después intentaron hacer una tercera entrega, pero el proyecto no salió adelante. Ahora llega a las pantallas Blair witch, una nueva cinta (con su preestreno español en la 49.ª edición del Festival de Sitges) presentada como secuela de la original bajo la dirección de Adam Wingard (Outcast, The Guest, Tú eres el siguiente). Una idea, la de esta secuela, que no ha entusiasmado a muchos.

Lo que podría haber sido una oportunidad para hacer un filme correctamente aprovechado se ha convertido en lo contrario, puesto que el guion de Simon Barret (Tú eres el siguiente) es muy similar al original. Han cogido la historia de 1999, tanto narrativa como técnicamente, y la han traído de vuelta a las pantallas de forma bastante forzada, ya sea por pocas ideas de la industria cinematográfica o por la gran repercusión que nos cautivó en la época dicha historia. Blair Witch sí que tiene una mejor fluidez en los movimientos de la cámara en mano: están más controlados y poco a poco van descontrolándose a medida que la historia va en aumento de oscuridad y tensión. Otra de sus debilidades es el inserto de sustos facilones cuando cae la noche y despierta el día (salen de sus tiendas de campaña), que parece ser un recurso para agilizar el aburrimiento que produce la cinta hasta su tramo final.

En Blair Witch hay elementos llevados a la modernidad actual, como por ejemplo la introducción en la escena de un dron que, aunque se agradece, no muestra nada nuevo ni sorprendente para la historia, puesto que se trata de una narración que ya se ha visto antes. Como punto destacable encontramos el clímax de la cinta durante los últimos 20 minutos de escena en la cabaña que pondrán en tensión al espectador, algo que este agradecerá, puesto que logra despertar nostalgia a los fans de su primera cinta, pero aun así, sigue siendo una pena el resultado general del largometraje.Aunque más vale tarde que nunca, se esperaba más, mucho más, de Blair Witch, ya que unos últimos minutos no son suficientes y no compensan el haber derrochado un presupuesto para hacer una cinta que dejará mal sabor de boca a su público, teniendo en cuenta lo que supuso la cinta original. Solamente queda que se atrevan a adentrarse en el bosque y que comprueben por ustedes mismos si esta bruja desprende miedo o más bien somnolencia.
LO MEJOR:
- Los últimos 20 minutos.
- Cuenta con mejores efectos.
LO PEOR:
- Es una copia de su original.
- Deja mal sabor de boca e incluso empaña el recuerdo de la cinta de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez.
María Paéz