En un pequeño resquicio del mapa, en la punta de la Península Ibérica, en el lugar exacto en el que el continente europeo y africano se conectan, rodeado por montañas y mar, y arropado por el enorme peñón, descansa la comarca costera del Campo de Gibraltar. 

Para muchos un punto de tránsito, para otros el lugar en el que echar raíces. El último reducto de la geografía española, en el que cohabitan diferentes culturas e historias, se convierte en un personaje más  en «El universo de Óliver», la primera novela de Miguel Á. González Carrasco.  

El autor algecireño muestra una nueva perspectiva de la comarca y la aleja del narcotráfico y la delincuencia de la que ha sido testigo en la ficción de los últimos años. Reviviendo la Algeciras de los ochenta, González Carrasco teje un relato humano, orgánico e impregnado de nostalgia.

La novela contará además con una adaptación cinematográfica que correrá a cargo de Alexis Morante y estará protagonizado por María León, Salva Reina, Pedro Casablanc y Rubén Fulgencio. Morante, amigo desde la infancia de Carrasco, describe la obra como un viaje a su historia. De forma sencilla y en tan solo unas líneas, el director define el poso que el libro dejará en el lector. Un viaje a la inocencia de los años de la niñez.

Los sueños de Óliver  

A medio camino entre lo real y lo onírico, Miguel Á. González Carrasco nos cuenta la historia de Óliver, un chico de 8 años que vive con sus padres y su hermano pequeño en Algeciras. Aficionado a la astronomía, Oli, como le llaman sus amigos, disfruta jugando al fútbol, haciendo excursiones al pantano, mirando los gatos que se esconden entre los cubos de basura y observando el firmamento a través del telescopio de su abuelo. 

Sin embargo, Óliver no es un chico como otro cualquiera. No porque desde bien pequeño este visitando médicos por una extraña dolencia relacionada con los sueños que le provoca desmayos, sino porque es especial. Al menos eso le dice siempre su abuelo Gabriel. Óliver tiene un don pero tiene que aprender a convivir con él.

Mezclando intriga, terror y drama, González Carrasco nos guía de la mano de Óliver a través de su vida, de su paso de la infancia a la adolescencia, de su amor por la astronomía y la cartografía, de la entrañable relación que establece con su taciturno vecino de arriba, de los descubrimientos que hace en el caserón abandonado del barrio que es motivo de leyendas entre sus vecinos. Cohabitando entre dos universos, como un guía del cosmos, Óliver visita otras realidades a través de sus sueños, en los que conoce a Yibril, un extraño personaje que le muestra aquel mundo que le conecta con el de los inmortales. Entretejiendo el pasado, el presente y el futuro, el chico comprenderá que sus sueños son más cercanos a su realidad de lo que él cree. 

El mito de Cástor y Pólux

En las páginas de la novela se presenta el transcurrir de esos dos escenarios paralelos que González Carrasco hilvana con mimo, recorriendo el paso de los años como un diario de bitácora en el que se descubre la evolución natural de la vida, los cambios cíclicos y lo inevitable del paso del tiempo.

‘El universo de Óliver’ es un viaje a la infancia, a la amistad sencilla de los primeros años en la que el rencor duraba una tarde y la lealtad era un lema. Al crecer, al descubrimiento del primer amor, al dolor de la primera pérdida, al sentir de las personas. Un relato natural que trasciende a la observación y conecta con la raíz del ser humano. En cada capítulo se siente el aroma de los pinares, el calor de la tierra de graba de los campos de fútbol, el olor de las tostadas recién hechas los domingos, la brisa del mar, las páginas arrugadas y ocres de los libros antiguos, las luces brillantes de los cielos estrellados y, por encima de todo, la sensación de vivir.