El Palomitrón

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Paco Cabezas, Ruth Díaz, Adiós, EL PALOMITRÓN
2019 CINE ENTREVISTAS REDACTORES

ADIÓS: CHARLAMOS CON SU EQUIPO

Tras una larga espera, Paco Cabezas ha vuelto a las taquillas españoles. Después de 9 años dedicados a la ficción televisiva, el sevillano a vuelto para presentar Adiós, una cinta donde revisa las raíces de su querida Andalucía. Con un reparto encabezado por Mario Casas y Natalia de Molina, el thriller lo completa un amplio elenco de actores compuesto por Mona Martínez, Vicente Romero o Ruth Díaz.

  Aunque para algunos pueda pecar de estereotipo, es su ritmo y simbolismo lo que lo convierte en un relato realmente interesante. Con temas que abarcan la violencia, el amor familiar o incluso el papel de la mujer, Adiós se posiciona como una introspección de los bajos fondos de una sociedad salpicada por la pobreza. Para hablar de ello Mona, Vicente, Ruth y Paco han respondido a varias de nuestras preguntas.

Reparto, Adiós, EL PALOMITRÓN

MONA Y VICENTE

En una película donde abunda el poder y lo explícito, es la familia el verdadero núcleo protagonista. Romero defiende la importancia de esta institución. “Yo creo que la familia y el poder están relacionados íntimamente. El concepto de tribu resume muy bien esto. A día de hoy, vivimos en una sociedad tribal. Mira a tu alrededor, tenemos a los Bush, a los Kennedy… En el caso de la película pasa algo parecido. En esos barrios marginales, la familia representa un muro de contención ante la vida. Aun así, el poder es también importante ya que a mayor cantidad, mayores posibilidades de supervivencia.  Lo santos son el ejemplo perfecto de ello”.

Los thrillers suelen respirar masculinidad, por suerte, adiós es consciente de ello. La sevillana celebra el gran peso de la mujer en este proyecto. “En esta película existen las cosas que pueden hacer las mujeres y las cosas que pueden hacer los hombres. Ellos son la acción y ellas la cabeza pensante. Lo bello de esta historia es que son las mujeres las que ponen racionalidad. Son las que deciden como se hacen y deben de hacer las cosas. Valoran la precisión y la frialdad antes que el gatillo fácil”.

Siempre es importante dar a conocer tus raíces. La reivindicación de lo andaluz fue siempre uno de los grandes atractivos. “Lo primero que me atrajo fue que hablase de Andalucía, también el poder trabajar con mi acento madre. Saber que esa riqueza cultural iba a llegar a los oídos del mundo me enamoró por completo. Yo he vivido Andalucía en primera persona, pero darla a conocer de manera universal siempre es un orgullo”.

Por otro lado, Vicente defiende el factor emocional de una idea muy fiel a su director. “Cuando leí el guion me gustó mucho el género. También me sorprendió su forma. Es cierto que el contenido era muy bueno pero lo que Paco tenía en mente para la forma era abrumador. Era una carga emocionalmente muy ambiciosa. La curiosidad de cómo se iba a plasmar una historia tan preciosista y tan detallada fue la clave para mí”.

Ambos se ponen de acuerdo a la hora de señalar el gran talento del equipo técnico. “Paco y José Rodríguez, uno de los guionistas, llevan Andalucía en la sangre. Parece que se han pasado la vida observando las calles de Sevilla. Hay secuencias que parecen seda. Son tan fluidas que se deshacen en la boca”.

“Se nota como ya no se intenta llegar al público desde una perspectiva generalista. No parte directamente de lo universal, sino que nace de lo particular, de las costumbres de una cultura. No se queda en algo localista. Han convertido a la propia Sevilla en un personaje más de la historia. Además, no chirría como localización. La han plasmado con sus luces y sombras, no abusa de estereotipos”.

Paco Cabezas, Ruth Díaz, Adiós, EL PALOMITRÓN

RUTH Y PACO

Las relaciones suelen ser un punto de encuentro en las cintas de Cabezas. El desafío de Adiós fue representarlo a través de la pérdida de un familiar. “La familia siempre premia como tema en las películas que hago. Me resulta interesante plasmar como cada personaje reacciona de forma diferente ante la muerte de un ser querido. El reto en este caso fue hacerlo a través de una trama de thriller que no aburriera. Queríamos dejar al espectador enganchado a la butaca”.

Corroídos por la crudeza del entorno, muchos de los personajes dicen adiós a unos valores exterminados por la venganza. Ruth señala que su personaje no parte del ojo por ojo. “No sé lo que percibirá el espectador. Desde lo que trabajé, mi personaje dice adiós a algo muy personal. Ella acaba de perder un bebé y debido a una operación sus deseos de ser madre están truncados. Conecta con los padres de la niña a través de eso. Se centra por tanto en hacer justicia sea como sea. Esto no solo cierra una herida, sino que abre otras bastante serias. Poco a poco veremos en su desarrollo una espiral de la que no parece fácil escapar”.

En un proyecto siempre son importantes los detalles. Plasmados en pantalla a través de grafitis, tatuajes o símbolos, Adiós deslumbra por su cuidada iconografía. Desde el principio fue una idea del propio director. “Cuando me llegó el guion de José quise aportar dos ideas. Quería que el policía principal fuese una figura femenina y que la película plasmara un simbolismo diferente. Yo tengo una hija y con ella lo he visto. Los niños siempre utilizan y se ponen calcomanías. Esta idea me pareció muy buena, sobre todo a la hora de representar sentimientos como la esperanza, que al igual que el tatuaje, va desapareciendo a medida que se desarrollan los personajes. Esa imagen fue lo que me llevo a hacer el proyecto.

El contar a través de la iconografía nos permitió también mostrar dos Sevillas, la Sevilla callejera con esos grafitis que te dicen bienvenido a las 3000 viviendas y la Sevilla de las iglesias y la iconografía cristiana. Junto al flamenco, nos ha permitido mostrar visualmente el mundo de las chabolas, poco explorado en el cine español”.

A pesar de las diferencias, los años dedicados a ficción televisiva han influido a la hora de rodar Adiós. Cabezas reconoce que esto le ha servido para llegar a nuevas ideas. “Cuando rodé Fear The Walking Dead, se hizo todo a cámara en mano, algo drásticamente opuesto a las grúas y métodos clásicos que utilicé en Penny Dreadful. En este caso, sabía que para plasmar la intensidad de una historia casi documental, debía rodar a hombro. Queríamos engañar al espectador. Buscaba plasmar un realismo sucio, que más tarde evolucionará a un plano poético dominada por lo onírico y casi de Lorca. Es algo que nunca había hecho y me ha gustado mucho. Eso sí me ha costado no rodar a lo Scorsese”.

Alonso Muñoz


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