72 SSIFF: CRÍTICA: LOS DESTELLOS
ANTECEDENTES
Los destellos, el tercer largometraje de Pilar Palomero (Zaragoza, 1980), ha sido una de las grandes sorpresas de esta 72 edición del Festival de San Sebastián.
Palomero debutó con honores al ganar cuatro Premios Goya, entre los que destacan Mejor Película y Mejor Dirección Novel, por Las niñas (2020); una fantástico ejemplar del cine de iniciación. Un par de años después volvió a sorprender con La maternal, una película que aborda la cruda realidad de la maternidad durante la adolescencia, pero a través de una mirada dulce y comprensiva. La delicadeza con la que trató ambos argumentos le granjeó una enorme reputación que no dejará de aumentar a partir del 4 de octubre cuando se estrene en cines Los destellos.
La directora zaragozana escribe el guión adaptando un relato de la antología Un corazón demasiado grande de la escritora vasca Eider Rodríguez. El mentado relato permite a Palomero deleitarse en la contemplación de lo cotidiano, extrayendo toda su belleza y verdad. Transformando las vivencias y vicisitudes personales en un límpido espejo en el que proyectarnos.
LA PELÍCULA
¿Puede haber amor después del divorcio? Los personajes de Los destellos tienen claro que sí es posible, solo que de otra manera. La protagonista de esta historia es Isabel (interpretada con gran sensibilidad por Patricia López Arnaiz), después de su divorcio con Ramón (Antonio de la Torre) cortaron toda relación. Ahora vive junto a Nacho(Julián López), un músico que se gana la vida impartiendo clases en el instituto. Durante un fin de semana en que viene a visitarlos la hija de su primer matrimonio con Ramon, Madelaine (fantástico debut de Marina Guerola), se entera por medio de ella de que la enfermedad que aqueja a su exmarido es terminal. Isabel no tiene ninguna intención de retomar lazos con él, sin embargo, Madelaine le pedirá como favor que visite a Ramón una vez por semana para cuidarle y ayudarle en lo que necesite, ella lo haría si pudiera faltar a sus clases en la universidad. Isabel, como cualquier madre, no está dispuesta a permitir a Madelaine eludir sus obligaciones académicas por lo que termina por acceder ante la propuesta de su hija.
Palomero muestra con maestría la evolución interior que experimentan Ramón e Isabel a medida que comienzan a redescubrir aspectos ya olvidados del otro, elementos que fueron germen de su pretérito enamoramiento. En Isabel se opera un cambio que va desde la apatía y el desinterés hasta lograr establecer un robusto vinculo de comprensión y afecto con su exmarido. Ramón, a pesar de la fragilidad de su estado, fruto de una larga enfermedad, se muestra orgulloso y distante, pesadas facetas de las que se desprendera al apreciar el celo con el que se consagra Isabel en atenderle.
Una mañana Ramón se encara con un calcetín demasiado egoísta como para proporcionar cobijo a su pie; un acto tan mundano es para él toda una batalla. Por fortuna, Isabel interviene forzando al insurgente calcetín a claudicar. Es gracias a estos sutiles gestos e íntimas conversaciones como revive primero el respeto y después el cariño entre ambos.
ELLAS Y ELLOS
La gran protagonista de la cinta, Patricia López Arnaiz, logra cautivar con una modélica interpretación, llena de contención y sutil expresividad. Su papel es el más rico en matices; está enamorada de Nacho, pero también debe reflejar el cariño y aprecio que siente por su exmarido. Una clase de amor distinto al que siente por Nacho y que irá floreciendo lentamente en ella, a través del renovado roce con Ramon. Nunca son suficientes los elogios a Antonio de la Torre y, en Los destellos, a pesar de la brevedad de sus apariciones logra elevar el dramatismo de la película, gracias a una sobria a la par que emocionante actuación. El resto de secundarios terminan por redondear el reparto: Julián López más comedido que en otras ocasiones otorga un necesario punto de humor y desenfado. Por último solo cabe destacar la actuación de Marina Guerola, en la que será la primera de muchas películas.
LA SORPRESA
Aunque quizá no sorprenda a quienes ya han disfrutado con los trabajos previos de Palomero, no deja de asombrar su absoluto dominio del pulso narrativo. Durante las dos horas que dura el largometraje la intensidad de nuestras emociones se modula al son de su voluntad, dándonos un respiro o estrujándonos el corazón en función de los momentos que atraviesen los personajes.
LA SECUENCIA / EL MOMENTO
El tierno baile entre Ramon y su hija, Madelaine. Una escena de simpática cotidianidad imbuida en una agradable atmosfera familia que sublima aquel momento en un halo de mágica hermosura. Un tenue destello de felicidad.
TE GUSTARÁ SI…
Las películas de ritmo pausado no te suponen una carga. Y aprecias las historias cargadas de naturalismo, que tratan de capturar la belleza de los sencillos instantes de felicidad que salpican todas las vidas anónimas. Vidas que poseen un inmensurable valor que no debemos desdeñar. Los destellos cuenta una historia que encandilara a los amantes de Paterson o Perfect Days.
LO MEJOR…
- La humanidad que desprenden todos los personajes, aun con sus defectos demuestran poseer voluntades puras.
- Los breves pasajes cómicos que aligeran el conjunto de la obra.
- La naturalidad que desprenden los diálogos. El mérito no radica exclusivamente en su contenido, la misma expresividad que transmiten los actores también refuerza este aspecto vertebral de la cinta.
LO PEOR…
- La película pierde algo de ritmo a medida que avanza el metraje.
Pedro de Arberas Villar