LOS ANTECEDENTES

La directora y guionista canadiense Louise Archambault se ha basado en la novela Y llovieron pájaros de Jocelyne Saucier para filmar su última película (de la que también es guionista) que coge el mismo título de la novela. El titulo hace referencia a los pájaros que caen desde el cielo mientras se producen los incendios forestales. Sobre incendios, amor, vejez y libertad habla en Y llovieron pájaros, la película que forma parte de la programación en Sección Oficial.

LA PELÍCULA

Y llovieron pájaros habla de tres ancianos que escogen vivir en los bosques de Canadá, por voluntad propia, sin dar demasiadas explicaciones unos a otros del por qué han acabado allí. Un día uno de ellos, Boychuck (interpretado por Kenneth Welsh), muere y aparece una mujer fotógrafa interesada en la vida de esta gente y en las pinturas que realizaba el anciano. Por casualidad, una mujer de 80 años (Andrée Lachapelle) aparece en la vida de los dos ermitaños supervivientes (Gilbert Sicotte y Rémi Girard) como un rayo de luz y esperanza para los últimos momentos de sus vidas. Entre los dos ancianos y la anciana surge un vínculo muy estrecho donde el deseo de libertad está presente en todo momento.

Y llovieron pájaros es un bello homenaje y defensa de la vejez, de la tercera edad, sumado al empeño de mostrar cómo con la soledad buscada y la libertad, alejados de todo el resto del mundo, se puede llegar a la felicidad plena. A través de una fotografía entre lo luminoso y lo tenue, dependiendo de las escenas, se muestra a unas personas marcadas por la tragedia de unas vidas que prefieren olvidar o, por lo menos, no recordar demasiado y vivir un presente sin pensar en el futuro próximo.

Es interesante ver la complejidad de los tres personajes protagonistas, tres ancianos que se rigen por sus propias normas hasta el punto de decidir cuando ya no se quiere seguir viviendo. Estos días se ha comentado el tema de la eutanasia mostrado en La decisión de Roger Michell (dentro de la Sección Oficial) con Susan Sarandon como protagonista y aquí se visualiza más o menos lo mismo: es la reivindicación del poder de decidir cuando morir. Libertad hasta para decidir finalizar la vida.

Un canto a la naturaleza, al amor y a la libertad como modo vital. El filme toca muchos temas (entre ellos, la necesidad de estar con alguien, aunque se anhele la libertad individual) con una sensibilidad especial y ese es uno de los puntos más fuertes del largometraje canadiense. Uno de los filmes más especiales de toda la Sección Oficial, sin ninguna duda.

ELLOS Y ELLAS

Los tres protagonistas principales están brillantes en su función de personajes introspectivos pero destaca Rémi Girard como la figura de artista frustrado sumido en el alcohol y en la depresión y la actuación de Andrée Lachapelle como una mujer a la que le fue arrebatada la propia vida desde joven. No se trata de personajes sencillos y resulta muy gratificante ver cómo los actores lo dan todo, tanto los dos anteriormente mencionados como Gilbert Sicotte en el rol del protector de los tres.

Todos están muy bien en su papel pero también destacan por encima del resto Éric Robidoux como la alma caritativa que se encarga día tras día de estos tres seres ocultos en el bosque.

LA SORPRESA

Que sea una película totalmente atípica (en este caso, siendo eso un aspecto muy positivo) que trate temas tan delicados a la vez que universales como son la soledad y la necesidad de ser querido y de querer. Y sorpresa aun más es que esté dentro de la Sección Oficial a concurso.

LA SECUENCIA / EL MOMENTO

En una secuencia nocturna, dentro de una de las cabañas donde viven los protagonistas ermitaños, los personajes interpretados por Andrée Lachapelle y Gilbert Sicotte se demuestran su amor a través de una sensualidad calmada y unos diálogos maravillosos mientras la protagonista recibe el primer beso de su vida: “Es mi primera vida y me voy a aferrar a ella”, le dice a su amante nocturno. Imposible no emocionarse.

LO MEJOR

• Los protagonistas
• Todo el conjunto de historias
• Los escenarios escogidos y la fotografía

LO PEOR

• Pese a tratar temas tan universales puede ser algo complicada y requerir cierta concentración por parte del espectador

Javier Valera