Ya son cinco las ediciones del Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Sant Cugat. Y, como es habitual, este año nos han brindado otro aluvión de cortometrajes nacionales que demuestran el gran talento cinematográfico que hay en el país. Citando a directores como Marta Bayarri, Álvaro Rodríguez Areny o Tariq Porter, en este artículo repasaremos brevemente cinco de estos cortometrajes que resultan prácticamente obligatorios para los amantes más acérrimos del género.

Vaca (Marta Bayarri, 2018)

Proveniente de un monólogo que la propia directora, Marta Bayarri, interpretaba sobre los escenarios, Vaca nos presenta la emotiva relación entre una trabajadora cuya vida rutinaria le impide ser quien verdaderamente es y una vaca a punto de morir en un matadero sobre la que la protagonista proyecta sus propias inseguridades y deseos frustrados. Con toques documentales que reflejan cómo es el trabajo en un matadero (aunque, eso sí, sin ningún tipo de crítica hacia la industria cárnica, como bien asegura su directora), Vaca opta por ofrecernos un relato íntimo sobre el autoconocimiento y, en definitiva, las ganas de vivir por parte de dos seres que encuentran un punto de conexión en sus miradas.

Camisa de fuerza (Iván Mulero, 2018)

Con un reparto espectacular formado por actores de gran renombre como Tanya Quesada, Macarena Gómez y Octavi Pujades, esta adaptación de la novela gráfica Camisa de Fuerza nos habla sobre Alexandra Wagner, quien después de descuartizar brutalmente a su hermano durante su infancia es ingresada en un psiquiátrico. El Dr. Thomas Hayes indagará en Wagner para descubrir qué misterios le rodean y la razón de su prematuro asesinato. Esta trama, que ya nos pone los pelos de punta solo leerla, encuentra un fuerte apoyo en la estética del cortometraje, la ambientación sádica (que en ciertos momentos nos puede incluso recordar a Mandy)  y en sus efectos especiales llevados a cabo por la compañía Inside FX, responsable por ejemplo de la saga REC.

Ceniza (Tariq Porter, 2018)

Para quienes disfruten de un cine mucho más contemplativo en el que la luz, el espacio y el sonido tienen un papel protagonista, Ceniza es una gran apuesta. La trama es simple: dos presencias que conviven en una misma casa pero que no pueden verse entre ellas encuentran, por fin, el momento de reencontrarse. Es en cómo el director juega con las miradas, los gestos, los primeros planos y los pequeños detalles donde reside la verdadera fuerza de este cortometraje, que opta por un cierto minimalismo narrativo cocido a fuego lento para explicarnos toda una relación entre dos personajes físicamente separados.

Tu último día en la Tierra (Marc Martínez Jordán, 2018)

Ganadora del premio Mejor Guión en esta edición del Sant Cugat Fantàstic, la arriesgada e inusual propuesta de Marc Martínez Jordán nos presenta la historia de un hombre disfrazado de zorro que, para pasar un rato con su mujer, decide traspasar las barreras espacio-temporales y viajar al pasado. Lo que en un principio es una acción puramente recreativa esconde, en realidad, un objetivo mucho más grande. Y es que todo lo que rodea a este cortometraje es atrevido: la estética, los personajes, la trama e incluso el formato de pantalla. Sin duda alguna, Tu último día en la Tierra es toda una experiencia audiovisual que se sale de lo común.

Le Blizzard (Álvaro Rodríguez Areny, 2019)

Le Blizzard, el cortometraje triunfador de la 5ª edición del Sant Cugat Fantàstic, desborda calidad por todos lados. Ambientado en la Segunda Guerra Mundial, la obra de Álvaro Rodríguez Areny escoge hacer vivir al espectador las inclemencias que sufrieron aquellos que intentaron cruzar el Pirineo durante el conflicto bélico. La mezcla de toques realistas y fantásticos, además de una fotografía excelente en todos los sentidos, hacen de Le Blizzard uno de los cortometrajes nacionales con más calidad de los últimos años. Todos los premios que ha recibido o que reciba en un futuro son, por supuesto, bien merecidos.

Y vosotros, ¿cuáles son vuestros cortometrajes nacionales de carácter fantástico favoritos?

Martí Farrés