El Palomitrón

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11 DIVORCIOS DE CINE

El estreno de la excelente Custodia compartida (Xavier Legrand) ha devuelto el subgénero de los divorcios a nuestras carteleras, mostrando el infierno de la violencia doméstica. Sin embargo, el cine nos ha servido divorcios de todos los sabores: amargos, agrios, dulces y hasta picantones. Hemos decidido recopilar once divorcios de cine que abarcan casi 90 años (¡!) y demuestran que la chispa del amor lleva extinguiéndose ante nuestros ojos de las más diversas maneras desde hace más tiempo del que imaginamos.

LA DIVORCIADA (Robert Z. Leonard, 1930)

También conocida como: Una de las primeras películas estadounidenses en hablar del divorcio y la que le valió a Norma Shearer su único Oscar. Dato de interés: Shearer obtuvo dos nominaciones ese año (la otra fue por Their Own Desire), pero lo más curioso es que entre sus competidoras estaba Greta Garbo… también doblemente nominada (por Anna Christie y Romance, ambas dirigidas por Clarence Brown… otro que también recibió nominaciones a pares en aquella edición).

La infeliz pareja: Norma Shearer y Chester Morris, que debió coger algunas ideas de su personaje porque él mismo se divorció algunos años después. Los años 30 no eran precisamente el culmen de la modernidad, pero eso no impidió a Robert Z. Leonard contar una historia de infidelidades y divorcios. Shearer, por su parte, no solo fue la primera actriz en ser cinco veces nominada al Oscar, sino que fue, además, una orgullosa abanderada del feminismo en Hollywood. En palabras del crítico Mick LaSalle, «fue la primera actriz americana que hizo parecer chic y aceptable ser soltera y no ser virgen en una pantalla de cine».

Lacrimómetro: Por moderna que resulte la obra para la época, hay escenas (como aquella en la que la esposa cornuda suplica el perdón de su cónyuge) que podrían hacerte llorar… de vergüenza. 2/10

DIVORCIO A LA ITALIANA (Pietro Germi, 1961)

También conocida como: La primera (y hasta la fecha, última) película italiana en hacerse con el Oscar al Mejor guion original y la que provocó que el director Pietro Germi le cogiera el gusto a esto de los divorcios (once años después dirigió El divorcio es cosa de tres, con el también aficionado Dustin Hoffman).

La infeliz pareja: Marcello Mastroianni y Daniela Rocca. Las leyes italianas de la época castigaban con penas mínimas los llamados «delitos de honor», por lo que el personaje de Mastroianni trata desesperadamente que su esposa incurra en una infidelidad para poder deshacerse de ella y fugarse con su sobrina, de la que está locamente enamorado. En una época dominada por Federico Fellini, el argumento de Divorcio a la italiana suena perfectamente plausible.

Lacrimómetro: Si esta película os hace llorar, por favor escribid un comentario en esta publicación y el equipo del Palomitrón se encargará de buscaros ayuda. 2/10

TÚ A BOSTON Y YO A CALIFORNIA (David Swift, 1961)

También conocida como: La película en la que dos muchachas tardan un buen rato en darse cuenta de que son gemelas (una lleva el pelo más corto y eso despista) y cuyo remake fue protagonizado por una Lindsay Lohan que parecía profetizar un futuro en el que acabaría viendo todo doble.

La infeliz pareja: Maureen O’Hara y Brian Keith. Su divorcio en pantalla demostró que los campamentos de verano han de ser abolidos para siempre, o de lo contrario corres el riesgo de que tus hijas maquinen un diabólico plan para reconciliarte con tu pareja. O’Hara, por cierto, se casó tres veces en la vida real, la tercera de las cuales fue con un general de las fuerzas aéreas norteamericanas, lo cual la llevó a desarrollar una pasión por la aviación que acabó con su vida en un accidente de avioneta. Antes, fue la primera mujer en ostentar el cargo de directora general de una línea aérea.

Lacrimómetro: Si lo que buscas es llorar, mejor ponte Tú a Boston y yo a California 3, en el que Hayley Mills (la actriz que daba vida a las gemelas) sigue interpretando el mismo papel… con 43 años. 2/10

KRAMER CONTRA KRAMER (Robert Benton, 1979)

También conocida como: La película que le arrebató el Oscar a Apocalypse Now o aquella en la que Dustin Hoffman abofeteó a una joven Meryl Streep que había debutado en el cine tan solo dos años antes.

La infeliz pareja: Hoffman y Streep. Ella da el primer paso al abandonar no solo a su marido, sino también a su hijo pequeño. En su ausencia, Hoffman deberá aprender a ejercer de padre, algo que ni remotamente se le había ocurrido anteriormente. El pobre hombre deberá acometer arduas tareas como preparar el desayuno a su hijo, atarle los zapatos o contarle cuentos antes de dormir.

Lacrimómetro: La fórmula se ha repetido hasta la saciedad, pero Kramer contra Kramer sigue garantizando un cuantioso gasto en Kleenex. 8/10

LA GUERRA DE LOS ROSE (Danny DeVito, 1989)

También conocida como: La película más taquillera de Danny DeVito (160 millones de dólares en todo el mundo) y una de las que más apropiadamente utiliza el término «guerra» en su título.

La infeliz pareja: Michael Douglas y Kathleen Turner. Los tortolitos demuestran que tras años de relación se pierde la pasión amorosa, pero puede emerger una mucho más grande: la explosión de los rencores y odios acumulados. Douglas y Turner se torturan física y psicológicamente hasta extremos surrealistas, y como no podía ser de otra manera, el espectador se lo pasa en grande contemplando la miseria ajena. ¡Quién le iba a decir a Michael Douglas que dos décadas después iba a vivir una situación similar con Catherine Zeta-Jones!

Lacrimómetro: Si todas las guerras fueran como la de los Rose, habría menos lágrimas en el mundo. 0/10

SEÑORA DOUBTFIRE (Chris Columbus, 1993)

También conocida como: La película en la que las tetas de Robin Williams entran en combustión y en la que Sally Field es dos veces emparejada con actores más jóvenes: Williams (5 años menor) y Pierce Brosnan (7 años menor). Y a Tom Cruise nos lo siguen paseando del brazo de adolescentes…

La infeliz pareja: Robin Williams y Sally Field. Sin entrar a discutir lo perturbador del argumento (un hombre de mediana edad se disfraza de mujer para hacerse pasar por niñera y poder así vigilar de cerca a su familia y, de paso, impedir que la mujer de la que está separado rehaga su vida con otro hombre), Señora Doubtfire permanece como uno de los ejemplos de la comicidad y ternura de Robin Williams.

Lacrimómetro: Es más probable llorar de risa que de tristeza, pero allá cada uno con sus sentimientos a flor de piel. La muerte de Williams añade una capa dramática. 4/10

AMERICAN BEAUTY (Sam Mendes, 1999)

También conocida como: La película que nos hizo apreciar el valor artístico de las bolsas de plástico del súper y por la que Kevin Spacey ganó un Oscar por mostrar en pantalla conductas que más tarde en la vida real lo llevarían a ser repudiado en Hollywood.

La infeliz pareja: Kevin Spacey y Annette Bening. Sam Mendes despidió el viejo milenio con la historia de un matrimonio Made in USA que se derrumbaba ante nuestros ojos, y el espectáculo es simplemente fantástico. Annette Bening fue de los pocos integrantes del equipo de la película que se fue a casa sin Oscar (se lo arrebató Hilary Swank por Boys Don’t Cry… historia que se repitió cinco años después, cuando Swank volvió a vencer, esta vez con Million Dollar Baby, a una Bening que ese año competía con Conociendo a Julia). Recordemos que Annete Benning está casada con Warralaland Beatty, que el año pasado se cubrió de gloria en la ceremonia de los Oscar… ¿casualidad o venganza personal?

Lacrimómetro: Mendes y el guionista Alan Ball narran la historia con tal sarcasmo y mala leche que cuesta creer que alguien pueda llorar por algo más que por el Oscar que Bening no consiguió. 3/10

YO SOY SAM (Jessie Nelson, 2001)

También conocida como: La película por la que su directora cosechó tal éxito que tardó catorce años en estrenar su siguiente película (y vaya si la espera mereció la pena, Navidades, ¿bien o en familia? nada menos) y el debut de Dakota Fanning con siete añitos.

La infeliz pareja: Sean Penn y, en este caso, diremos que el Estado. El conflicto no es tanto conyugal (la madre abandonó a su marido e hija, pero su peso en la historia es ciertamente irrelevante) como jurídico, ya que es el Estado quien quiere arrebatar a Sam a su hija por considerarlo incapacitado para criarla debido a su síndrome de Down. Michelle Pfeiffer, en el papel de abogada defensora, aprendió muchos valores en el rodaje de esta película.

Lacrimómetro: La extremadamente exitosa Jessie Nelson quiere hacerte llorar, y si la leyenda del cine Jessie Nelson quiere que llores, tú obedeces y lloras. 9/10

NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN (Asghar Farhadi, 2011)

También conocida como: La película por la que Farhadi sí mereció ganar el Oscar (el otro, por El viajante, solo venció a Toni Erdmann como protesta por los vetos migratorios de Trump) y la obra que hizo que más de un espectador se replanteara sus prejuicios acerca del cine iraní.

La infeliz pareja: Payman Maadi y Leila Hatami. La titularon Una separación porque llamarla La separada, el separado, su padre, la asistenta y su marido era demasiado largo. Pero menos bromas para este dramón con estructura de thriller, porque hablamos de un cine mayúsculo que pone los pelos de punta.

Lacrimómetro: Divorcio iraní y alzhéimer parecen el cóctel perfecto para llorar a mares, pero Farhadi es más inteligente que todo eso y no quiere que, como en el caso del árbol y el bosque, las lágrimas impidan ver la pantalla. 3/10

BOYHOOD (Richard Linklater, 2014)

También conocida como: La película que perdió el Oscar frente a Birdman o aquella cuyo rodaje se prolongó durante 12 años.

La infeliz pareja: Patricia Arquette y Ethan Hawke. En doce años pueden pasar muchas cosas, y el desamor es una de ellas. La película se centra en el joven protagonista, el hijo de ambos, pero es Arquette quien devora la pantalla erigiéndose como una de las grandes madres del cine (nota mental: escribir un artículo sobre las grandes madres del cine. Nota mental 2: darle el primer puesto a Anthony Perkins por su papel en Psicosis).

Lacrimómetro: Sin forzar, con suavidad, como la vida misma, Boyhood no busca hacerte llorar, pero desentierra tantos sentimientos largamente olvidados en sus más de dos horas y media que es inevitable que alguna mota de polvo se nos meta en el ojo. 9/10

KISEKI (MILAGRO) (Hirokazu Koreeda, 2011)

También conocida como: La película con la que Koreeda les hizo un «¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas» a aquellos que lo acusaban de edulcorado, y la última con la que el director japonés compitió en la sección oficial del festival que le ayudó a proyectarse internacionalmente cuando daba sus primeros pasos, San Sebastián.

La infeliz pareja: La madre y el padre, qué más da; aquí lo que importan son esos niños (los hermanos Oshiro y Koki Maeda) que viven separados y emprenden un emotivo viaje para ver los primeros trenes de la nueva línea de alta velocidad en el momento en el que crucen sus caminos, creyendo que en ese instante se les concederá un deseo: la reconciliación de sus padres.

Lacrimómetro: Aquí sí, aquí uno puede derramar todas las lágrimas que se le antojen, nada de reprimir sentimientos que luego acaban saliendo en los momentos más inadecuados, como cuando echan por la tele Señora Doubtfire. 9/10

Confiamos en que este artículo haya servido para apreciar el valor del «no quiero» y para que más de un lector se haya dado cuenta de que las bodas se celebran en un día pero las consecuencias se pagan hasta que la muerte (o el Estado) os separe.

Alex Merino

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