TROTE
LOS ANTECEDENTES
El director gallego Xacio Baño realiza su primera película tras su paso como alumno en la Universidad de León. Después de realizar (y distribuir) diversos cortometrajes como Clermont Ferrant, Telluride o Mar de Plata por festivales de primera clase, nos presenta Trote, que llega a la cartelera española este 14 de diciembre con el aval de festivales como Locarno y San Sebastián.
LA PELÍCULA
Una atmósfera rural, muy discreta y donde prima la naturaleza. Una casa apartada y lo que parece ser una familia. De una manera enigmática y abrupta entramos al juego de Trote, con una tensión latente muy poderosa y sin saber muy bien qué nos vamos a encontrar.
La película nunca muestra sus cartas; la historia se desenvuelve sin ritmo y sin buscar un camino concreto, abarcando temas desde la distancia, rodeándolos.
El rencor y los roles dentro de una familia rota por la pérdida se apoderan del relato. Es complejo adivinar los motores de la historia en sí porque se va descentrando cada vez más. En determinado momento del metraje es fácil desconectarse de la trama, ya que esta ha seguido tantos caminos sin llegar a ningún lugar que parece inútil seguir indagando en los misterios que la película se empeña en seguir proponiendo.
Las turbulencias y toda una serie de violencias y opresiones se esconden entre los recovecos del filme, en las elipsis, en los silencios y en las miradas de María Vázquez. De manera muy inteligente, y a través de la incomodidad, se exponen precisamente esta serie de represiones humanas y los comportamientos más viscerales que escondemos en sociedad.
Prima un naturalismo bello; todo está narrado a través de una puesta en escena minimalista y que abraza elegantemente a los sujetos. Los planos detalle ilustran y juegan muy bien en escenas con muy pocos cortes. Los encuadres fijos aprisionan y negocian con el fuera de campo, construyendo así la potente atmósfera de la película. A este naturalismo se le suma un alto contenido local, el folclore gallego y los elementos más costumbristas, que lejos de ser anecdóticos aportan una capa más a la película. Sin ir más lejos, la secuencia final, que combina el elemento autóctono y lo salvaje de la historia, consigue rematar el filme de manera satisfactoria, llevándose por delante todas las preguntas sin responder.
ELLOS Y ELLAS
María Vázquez está sensacional: hipnotiza desde un naturalismo sutil y contenido, desde sus antípodas. Diego Anido consigue el mismo efecto con un personaje rotundamente diferente. El resto del reparto está en el mismo registro (con matices), aportando una capa de uniformidad al relato que ayuda a entrar en este.
LA SORPRESA
La película se destruye por completo durante la secuencia final, que aparece para arrollarlo todo de la nada. Culmina toda la violencia latente e impronunciable que se ha ido vaticinando progresivamente en una secuencia construida a través de un montaje muy afinado y un sonido potente.
EL MOMENTO
Cualquier escena que incluya un caballo es el momento. De manera grácil, los animales tienen un simbolismo muy importante dentro de la película, pues le aportan misticismo. Desde las caricias hasta el momento en el que, en medio de la noche, dos de los protagonistas casi atropellan a uno.
TE GUSTARÁ SI…
Te apetece ahondar en una historia sencilla pero densa.
LO MEJOR
- El paisaje: el componente gallego, rural, la identidad propia de la película.
- El misterio que rodea a los personajes y su contención.
- ¡Está en gallego!
LO PEOR
- En ocasiones la elegancia y sutileza del relato crean una narrativa opaca a la que es difícil acceder, y da la sensación de que falta información (o de que nos estamos perdiendo algo).
Juan Luis Martínez