THE IMITATION GAME (DESCRIFRANDO ENIGMA)
El cine, como todo en esta vida, se caracteriza entre otras cosas por el exceso, por la vuelta de temáticas ya desarrolladas en una ingente cantidad de películas y por la explotación sin remordimientos de asuntos ya tratados hasta la saciedad en la gran pantalla. No significa esto, por supuesto, que la calidad de las películas sea mayor o menor en consecuencia y, sin embargo, si aparece una sensación de empacho. Del mismo modo que hace dos o tres años las películas que centraban su desarrollo y guion en la historia y logros de un superhéroe (EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE, CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR o THOR) coparon las salas de cine prácticamente en un período de tiempo que se centró entre el año 2011 y 2013, a día de hoy el séptimo arte ha vuelto a pasar por una esperada renovación temática. Quizá por escasez de ideas o quizá por la necesidad humana de contar historias personales que deben ser conocidas por el resto de los mortales, la proliferación de biopics que se ha dado en los últimos tiempos en el cine es realmente alta. Es posible que el exceso termine saturando al espectador, y sin embargo, la alta calidad de estas producciones lucha constantemente con la sensación que el público tiene de haber visto lo que aparece en pantalla con anterioridad.
Pero esto con los biopics no ocurre. Uno no tiene la desagradable certeza de haber tratado con esa temática antes pues, si hay que destacar una característica esencial de las biografías en el cine es que una no se parece a otra por razones evidentes: la vida de una persona no es la misma que la de otra por muy elevadas que sean sus hazañas. Así, asistimos en los últimos meses a un espectáculo que pocas veces se ha dado antes y que, sin embargo, parece no agotar. Películas como INVENCIBLE (UNBROKEN) de ANGELINA JOLIE, BIG EYES de TIM BURTON, LA TEORÍA DEL TODO de JAMES MARSH, MR. TURNER de MIKE LEIGH o, la que en esta ocasión nos ocupa, THE IMITATION GAME (DESCIFRANDO ENIGMA) de MORTEN TYLDUM son un ejemplo de este fenómeno que el cine está viviendo últimamente.
Así, y centrando toda nuestra atención en el biopic mencionado anteriormente, THE IMITATION GAME supone la exposición biográfica de una de las mentes más brillantes del siglo XX, la del matemático británico Alan Turing. La historia de Turing, tan trágica como atrayente, supone el reconocimiento de uno de los hombres cuyas hazañas lograron el mundo que hoy conocemos (o, por lo menos, el mundo informático en el que nos gusta vivir) y el cierre de un capítulo en la historia británica reciente caracterizado por la injusticia y falta de tolerancia vivida en los años cincuenta. Su aportación matemática logró descifrar los códigos alemanes más intrincados de la Segunda Guerra Mundial, acortando así la guerra y logrando cambiar el destino de toda Europa. Y, a pesar de tal hazaña, en el año 1952 fue procesado penalmente por su homosexualidad, lo que se tradujo en una condena injusta y en su propio suicidio dos años después. Recientemente, y a modo de lógica explicación para el lector, la reina Isabel II le concedió el indulto 60 años después de su muerte en 1954.
Dirigida por el noruego MORTEN TYLDUM (BUDDY, HEADHUNTERS), THE IMITATION GAME repasa los momentos clave de la vida de Alan Turing pasando de manera superficial aunque relevante por una adolescencia de descubrimiento y de malas experiencias, el desarrollo de la máquina que cambió el devenir de una guerra que afectaba a toda Europa y su condena por su condición sexual. Esta fórmula prácticamente lineal no deja lugar a confusión, su máxima es la cronología de los hechos a pesar de no seguir un orden cronológico al uso, dando pinceladas de pasado y de futuro a fin de introducir al espectador en una historia que, a pesar de contar con todos los elementos cinematográficos necesarios para funcionar, realmente se queda a medias. Si bien es cierto que se trata de un thriller que busca casi desesperadamente alcanzar la condición de obra maestra, de revolución en la pantalla y de convencimiento de que la increíble historia de Turing salva totalmente el desarrollo de un largometraje irregular, prácticamente todo lo que rodea al personaje principal se queda atrás dada la necesidad de centrar toda la atención ya no solo en el personaje de Alan Turin sino en el propio actor que lo interpreta, en BENEDICT CUMBERBATCH.
La interpretación de CUMBERBATCH es tan magistral que el espectador casi no podrá ver más allá de él. THE IMITATION GAME supone para este actor británico la consagración del hecho que se viene vaticinando desde hace tiempo: su carisma en pantalla es suficiente para encumbrar a una actor que actualmente goza de un reconocimiento tan merecido como espectacular. Su encarnación de Alan Turing es el elemento más destacado de toda la película, afirmando que su crecimiento como actor no era solo cuestión de suerte. CUMBERBATCH es el encargado de dar a este largometraje el empujón necesario para que no caiga en el olvido, como una película más. Su consagración como actor de renombre le viene gracias a una interpretación tan bien construida que no deja lugar a dudas sobre su capacidad para la actuación, sobre su desarrollo y crecimiento como intérprete.
A pesar de las carencias que presenta THE IMITATION GAME, lo cierto es que el trabajo de BENEDICT CUMBERBATCH y del resto de actores que conforman el conjunto que le acompaña (KEIRA KNIGHTLEY y MATTHEW GOODE destacan por encima del resto dando una lección de interpretación que complementa perfectamente con la de CUMBERBATCH) es el elemento que más sobresale del desarrollo de la película. No será recordada por un guion brillante, ni por una fotografía espectacular ni por la capacidad de conmover al espectador desde el mismo principio. Será recordada como la película que hizo de CUMBERBATCH uno de los mejores actores de nuestro tiempo.
LO MEJOR
- BENEDICT CUMBERBATCH, sin lugar a dudas.
- El reconocimiento cinematográfico de una de las mejores mentes del siglo XX.
LO PEOR
- El desarrollo irregular de la película apenas llega a emocionar como pretende.
- La historia que cuenta es la que sostiene el peso de la película en todo momento, obviando elementos necesarios para el conjunto cinematográfico.