SEGUNDA TEMPORADA THE HANDMAID’S TALE: LAS CONSECUENCIAS
La segunda temporada de The Handmaid’s Tale no es esperanzadora ni arroja luz donde antes solo pudimos ver oscuridad salpicada de colores rojos, azules, blancos o marrones. La oscuridad se hace pesada, casi tangible, en los dos primeros minutos del primer episodio: las criadas sufren las consecuencias de su acto de rebeldía, liderado por Defred (Elisabeth Moss), y que ha salvado a Janine (Madeline Brewer) de la lapidación.
En Gilead el futuro no es posible, no existe; se trata de un bucle permanente tan vicioso que ni los comandantes tienen un futuro más allá de repetir día tras día todo lo mismo. Pero las criadas tienen el poder, aunque el miedo sea un poderoso enemigo, pero ¿de qué sirve sobrevivir si no se puede vivir?
Defred ya no es de nadie: «Soy June y soy libre»
June tiene varias bazas que juegan a su favor: está embarazada y cuenta con Nick (Max Minghella) como ayuda dentro del Mayday, pero un sistema que ha podido reprimir a las mujeres hasta esos extremos no parece que pueda ser derrocado por una criada embarazada y un chófer. Sin embargo, antes de jugar sus cartas debe conocer las consecuencias de sus actos, y para eso ya está tía Lydia (Ann Dowd), siempre moralizante y con el discurso preparado para anidar en las mentes más débiles. A June no se le puede tocar por su estado, pero sus compañeras sufrirán las consecuencias de haber soltado la piedra y no seguir las órdenes de tía Lydia. Sus vidas seguirán igual o, tal vez, peor, sumando a las violaciones y a la falta de libertad los castigos que se les impongan.
La vida más allá de Gilead: las Colonias
Nada sabíamos de las Colonias, solo que era un lugar yermo, como la mayoría de las mujeres que lo trabajan, y al que acudían las criadas desobedientes. Sabemos que es allí donde Emily (Alexis Bledel) y Janine han ido a parar, a trabajar hasta morir, rodeadas de pestilencia y contaminación. Pero quizás también sea el lugar perfecto para comenzar la verdadera revolución: si nada se tiene, nada se pierde por intentar conseguir la libertad.
Y si no la libertad, al menos pequeñas victorias personales sobre el sistema. En esto jugará un papel importante el papel de Marisa Tomei (Spiderman: Homecoming), una esposa que acaba en las Colonias y que mantendrá contacto con Emily. Agua contaminada, trabajos forzados sin protección ni seguridad de ningún tipo… La vida en sus peores condiciones se resume en este lugar, solo comentado en la novela, y que se nos brinda en esta segunda temporada como un nuevo paisaje que explorar, aunque sea de lo más desagradable.
El pasado son las chispas de la hoguera
El pasado de June fue clave en la primera temporada para entender al personaje, para conocer sus circunstancias y empatizar con su situación en la casa de los Waterford. También habíamos visto algunos flashbacks de Serena (Yvonne Strahovski), la mujer del comandante, cuando era algo más que un apéndice de su marido, lo que también nos aclaró el porqué de su carácter amargado y rabioso.
En el segundo episodio, titulado de manera excepcional «Unwoman», seguimos conociendo parte del pasado de June, pero es el de Emily el que resulta más revelador. Ya nos habían regalado algunas pinceladas de lo que había sido su vida, pero ahora podemos poner rostro a todo lo que ha perdido y sentir la angustia y el miedo. Si algo tiene de positivo esta serie es que va calando en los pequeños detalles, sin necesidad de escenas demasiado gráficas donde la sangre y la tortura sean las protagonistas.
La revolución será feminista o no será
Dos episodios impactantes y certeros (aunque hemos de confesar que la canción que aparece en los primeros minutos resta el impacto tenebroso de la escena) que nos dejan con muchísimas ganas de más, pero también asientan las bases de lo que nos espera. Se acabó la pulcritud y la blanquecina pureza; es hora de ensuciarse las manos y buscar la libertad a costa de lo que sea.
La protagonista indiscutible es June, pero el conjunto de las criadas, su unión y sororidad es el motor que realmente mueve la serie, y el repartir los minutos de episodio en otras mujeres es vital para que entendamos la magnitud del problema. Alejada ya de la novela, la serie vuela libre y dos episodios son suficientes para sentenciar que vuela alto. ¿Será capaz de mantener el ritmo durante los siguientes 8 episodios? Los dos primeros episodios de la segunda temporada de The Handmaid’s Tale están disponibles en HBO.
https://www.youtube.com/watch?v=2yKAov-iT_8
Lorena Rodríguez