SCARLETT JOHANSSON: REINANDO EN EL SIGLO XXI
Inspiración para estrellas del pop (Katy Perry pensó en ella mientras escribía el tema «I kissed a girl») o para directores de renombre (fue la Mia Farrow particular de Woody Allen durante cuatro años), a Scarlett Johansson no le ha costado demasiado llegar a lo más alto. En los 90 sobrevivió con cintas infantiles como Solo en casa 3 o Mi hermano el cerdito, pero con la entrada del siglo XXI se convirtió en una de las actrices más populares del panorama cinematográfico. Johansson lleva casi 15 años convertida en una de las estrellas más rutilantes de Hollywood. Tras Lost in Translation, su carrera despegó meteóricamente y, casi diez años después, desde su aparición en el universo Marvel, se ha convertido en una de las actrices más taquilleras. Además de ello, ha publicado dos (estupendos) discos y posee una tienda de palomitas para ricos en París.
A continuación repasamos su filmografía a través de sus películas más importantes:
Abrirse hueco: Ghost world (Terry Zwigoff, 2001)
Tras varios papeles que no la ayudarían a forjarse una filmografía ni medianamente interesante, Johansson consiguió el rol de Rebecca en Ghost World, adaptación del cómic del mismo título, que logró unas críticas estupendas y que ya está considerada una película de culto. Dos amigas sin demasiadas aspiraciones acaban el instituto y se dedican a espiar a desconocidos que se encuentran por la calle. Hay dos mundos fantasma (o realidades paralelas) en la cinta: en uno puedes conseguir trabajo de la noche a la mañana en un Starbucks e independizarte al día siguiente; en el otro dejas a Thora Birch todo el peso de la trama. Ciencia ficción.
Venir para quedarse: Lost in Translation (Sofia Coppola, 2003)
A pesar de haber empezado a rodar películas 9 años atrás, fue en 2003 cuando, a sus apenas 17 años, la carrera cinematográfica de Scarlett Johansson dio un giro de 180 grados. La estupenda segunda cinta de Sofia Coppola se convirtió en un fenómeno, arrasó en festivales de todo el mundo y nos descubrió a una actriz magnética que llenaba la pantalla con su sola presencia y conseguía dejar a Bill Murray en segundo plano. 14 años después de Lost in Translation, Johansson se ha convertido en el personaje de Anna Faris en la cinta: una superestrella occidental triunfando en el mundo oriental gracias al cine de acción. Solo nos falta saber si ella también utiliza como nombre anónimo en los hoteles el de Evelyn Waugh.
Afianzarse: Match Point (Woody Allen, 2005)
Tras varios años sin acabar de entusiasmar a crítica o público, Woody Allen firmó en 2005 una de las mejores películas de su filmografía (también es su favorita) y, gracias a que Kate Winslet prefirió pasar más tiempo en casa con su familia, Scarlett Johansson se hizo con uno de los papeles clave de su carrera. Su Nola Rice explotaba su sexualidad al comienzo («¿Quién va a ser mi próxima víctima?» era la carta de presentación de su personaje) para poco después mostrarse mucho más vulnerable, y suponía su mayor reto interpretativo hasta la fecha. Tampoco ha tenido muchos más.
El primer blockbuster: La isla (Michael Bay, 2005)
Lost in Translation convirtió a Johansson en una estrella. Solo necesitaba un blockbuster que la hiciese una actriz taquillera. A pesar de ser probablemente la mejor película de Michael Bay (el listón tampoco está demasiado alto), La isla fue un descalabro en Norteamérica y salvó los muebles como pudo en el resto del mundo. Ni dos de los actores del momento ni una trama conspiratoria sobre clones y connotaciones morales varias proporcionaron a la actriz el estatus de heroína de acción que años más tarde alcanzaría. Atención a ese momentazo con Johansson viéndose a sí misma en una de las campañas reales que protagonizó el año anterior.
El glamour y otras cosas imposibles: La dalia negra (Brian de Palma, 2006)
Las expectativas sobre la adaptación de la novela de James Ellroy basada en el crimen sin resolver más misterioso de la historia de Los Ángeles eran elevadas, pero el resultado final no satisfizo a casi nadie. Era 2006 y a alguien le pareció buena idea que el inútil de Josh Hartnett se hiciese con todo el peso de la trama, Scarlett Johansson era demasiado inexperta para interpretar a una clásica femme fatale sin caer en el ridículo y la película en sí parecía una parodia de los neo-noir que tantas alegrías habían traído a los años 40. ¿Había cosas buenas? Por supuesto: Mia Kirshner estaba fantástica en la piel de la famosa Dalia Negra, la ambientación estaba logradísima (la cinta nos transporta al Hollywood dorado, a pesar de haber sido rodada en Bulgaria) y se notó la mano maestra de Brian de Palma en alguna secuencia aislada (la aparición del cadáver y la cena de Bucky con la familia de Madeleine).
La mujer florero: El truco final (Christopher Nolan, 2006)
En su primera y, hasta la fecha, única colaboración con Christopher Nolan, la actriz tomaba el relevo de Piper Perabo a los treinta minutos y se convertía en el florero oficial de la cinta. El truco final llegó poco después del fenómeno El ilusionista y, a pesar de no convertirse en un taquillazo, tuvo unas críticas excepcionales. La experiencia no enriqueció el arco de personajes de Johansson, pero sí se encuentra en un lugar privilegiado dentro de su filmografía.
La vis cómica: Scoop (Woody Allen, 2006)
Tras descubrir lo divertida que fue en el rodaje de Match Point, Woody Allen no dudó en contar de nuevo con Scarlett Johansson para su siguiente película. En Scoop ambos forman equipo para intentar descubrir si Hugh Jackman es un asesino en serie. En su segunda colaboración con el director neoyorkino (y su segunda cinta consecutiva centrada en la magia), la actriz demostró un timing cómico innegable y lo bien que sabe actuar cuando hay alguien dirigiéndola.
El fin del ciclo Woody Allen: Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen, 2008)
La tercera y última colaboración entre la actriz y el cineasta neoyorkino se produjo con un multitudinario rodaje en España, y se saldó con el primer Oscar para una actriz nacional. Hay varios momentos en los que Vicky Cristina Barcelona parece olvidarse de lo que cuenta y ser simplemente una excusa para unas vacaciones pagadas de Allen (¿el viaje a Oviedo tenía algún sentido en la trama?), y la constante voz en off también resulta algo molesta, pero hay dos actrices que elevan la cinta y consiguen que el recuerdo sea positivo: Rebecca Hall y, sobre todo Penélope Cruz (ask him! ask him!), que consigue iluminar cada una de sus secuencias y que deseemos que la película hubiese sido Vicky María Elena Barcelona. Si consideráis que la película es un despropósito y Barcelona no merecía esto, escuchad la canción de Ed Sheeran con el nombre de la ciudad condal y replanteaos vuestras opiniones. En su última colaboración con Woody Allen, la actriz quedó eclipsada por sus compañeras de reparto.
Feud, duelo de gatas: Las hermanas Bolena (Justin Chadwick, 2008)
Después de haber compartido las pelucas rosas más icónicas del siglo XXI en Lost in Translation y Closer, Natalie Portman y Scarlett Johansson compartieron también cama con Eric Bana en una película cuyo gran aliciente era ver el enfrentamiento de dos de las jóvenes estrellas más prometedoras de los últimos años. Pero, más que un enfrentamiento, acabó resultado una sangría: la primera se comía a la segunda en absolutamente todas sus apariciones, demostrando que Johansson no estaba preparada todavía para dar réplica a una actriz notablemente superior. A pesar de ser más que correcta, Las hermanas Bolena tuvo una discreta acogida en las taquillas de todo el mundo y no nos sorprendería que se anunciase un remake protagonizado por Keira Knightley y Colin Firth para revisar la historia de estas dos hermanas y sus líos con Enrique VII.
El periplo Marvel: Los Vengadores (Joss Whedon, 2012)
Tras su aparición un par de años atrás como la Viuda Negra en Iron Man 2, la actriz repetiría personaje en el Caribe Mix de las películas de Marvel. Los Vengadores se convirtió en el gran taquillazo del año, los fans de los cómics salivaron y los ciudadanos de a pie se gastaron el precio de la entrada en palomitas para ver a medio Hollywood disfrazado. Johansson volvería a encarnar a Natasha Romanoff en Capitán América: Civil War, Los Vengadores 2: La era de Ultrón y sus dos secuelas, todavía en plena producción. Gracias a Marvel, la actriz conseguiría por fin convertirse en una de las más taquilleras de esta presente década. ¿El mérito fue suyo? Desde luego que no, pero su caché no ha dejado de revalorizarse.
Querer ser la secundaria de lujo: Hitchcock (Sacha Gervasi, 2012)
Tras varias películas espantosas consecutivas (la inenarrable The Spirit, Qué les pasa a los hombres, Un lugar par soñar), Johansson necesitaba volver al cine de prestigio que un día le dio fama. En la película sobre la concepción y rodaje de Psicosis, de Alfred Hitchcock, la actriz dio vida a Janet Leigh, la protagonista de la célebre cinta. Es en secuencias como la de la cena con el matrimonio Hitchcock o las puñaladas en la ducha en las que Johansson demuestra su evolución, y que es más que una cara bonita. Hitchcock narra la odisea de rodar algo bizarro, arriesgado y que probablemente el gran público desechará. Un año después, Johansson protagonizaría todo eso en…
Saltar sin paracaídas: Under the Skin (Jonathan Glazer, 2013)
Tras la polémica (y estupenda) Reencarnación, Jonathan Glazer tardaría 9 en años en realizar su tercer largometraje. Ya desde su estreno, Under the Skin se ha convertido en una película de culto que ha triunfado en multitud de festivales y ha levantado tantos odios como pasiones, pero que, inexplicablemente, sigue inédita en España. Scarlett Johansson demostraba al fin su valentía con un proyecto totalmente diferente a lo que había hecho hasta la fecha, de ciencia ficción y con varios desnudos integrales que pocas aceptarían al tratarse de un largometraje tan minoritario y exento de las grandes alfombras rojas. ¿Tenía la actriz la necesidad de pasearse por Escocia con una furgoneta y recoger autoestopistas (reales, que no actores) con cámara oculta para componer así parte de la película? Desde su posición de megaestrella, desde luego que no. Pero la actriz creyó en el proyecto y se metió de lleno. Aunque Under the Skin haya dividido a crítica y público, sus escenas oníricas, su ritmo pausadísimo pero hipnótico, una interpretación tan alejada de cualquier artificio (no hay ni un segundo de película en que Johansson parezca humana) y un guion con múltiples lecturas han hecho de ella un clásico que, con toda seguridad, se convertirá en la película más reivindicada de su filmografía.
Ser un sistema operativo: Her (Spike Jonze, 2013)
¿Es la actriz la salvadora de Her? Tras un primer montaje en el que Samantha Morton daba voz al personaje de Samantha, Spike Jonze se dio cuenta de que la película no funcionaba y decidió grabar de nuevo todos sus diálogos, esta vez con Scarlett Johansson. El resultado no es solo su mejor película, sino también una de las mejores interpretaciones de la actriz que, únicamente con su voz, es capaz de dar vida a un personaje, un sistema operativo, que era difícil que conectase con el gran público. Su inocencia, entusiasmo y naturalidad elevan una cinta ya de por sí estupenda (¡qué guion!) a imprescindible. La polémica sobre si su interpretación merecía un premio a pesar de no haber tenido presencia física en la cinta ensombreció una carrera en la que debería haber arrasado.
Arrasar de forma literal: Lucy (Luc Besson, 2014)
Lucy es una película clave en la filmografía de la actriz. Su primer papel protagonista en una cinta de acción se saldó con un taquillazo inesperado: casi 500 millones de recaudación a lo largo y ancho del mundo. Las cifras son todavía más mareantes si pensamos que Johansson era el único reclamo de una película que no contaba con grandes críticas ni era el típico blockbuster hollywoodiense. No importa que Lucy sea tan entretenida como tonta y olvidable, pues todos debemos celebrar que, por fin, el público conectase tan bien con una cinta protagonizada por una mujer y cuyo target fuese el público «machirulo» de Jason Statham. Si la actriz logró más tarde el rol principal en la popular Ghost in the Shell se lo debe, sin duda, a esta película.
El próximo 31 de marzo llegará a las pantallas españolas Ghost in the Shell, basada en la saga de ciencia ficción del mismo título y, apenas unos meses después, podremos verla en Una noche fuera de control, sobre una despedida de soltera y sus insólitas consecuencias. Por si fuese poco, volverá a enfundarse su uniforme en las próximas entregas de Los Vengadores y en su spin-off como Viuda Negra.
Jose Cruz
Hasta el momento en todos los films cumple la misma función: El par de tet…digo ojos bonitos.
No convence, no genera empatía…¡A pesar de que estuvo en grandes films y tenía papeles centrales!
Es por eso que todos los actores con los que trabajó la superan facilmente.
Solo, un poco, en las palomiteras películas de Marvel tiene un poco de protagonismo…pero ya sabemos que son filmes para adolescentes con hormonas desbocadas…
Mala actriz…y ahora que se redujo los pechos su carrera va a ir cuesta abajo…hasta que un director la «rescate» con un papel «serio».
Bueno, no estoy del todo de acuerdo. Es verdad que Johansson en general ha necesitado, sobre todo en sus primeros años, un buen director de actores para poder lucirse (en las cintas de Woody Allen está innegablemente estupenda), su problema es que en general participa en cintas bastante olvidables, pero creo que acabará convertida en una de las actrices más importantes de su generación.