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RYAN REYNOLDS O CÓMO TRIUNFAR SIN HABER TRIUNFADO

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Por cada rol que interpreto, hay otros 10 papeles que he leído y han ido a parar a manos de otro actor que está más cualificado” sentenciaba Ryan Reynolds en una reciente entrevista.

El canadiense se ha ido labrando un nombre en la industria norteamericana a pesar de no contar con demasiados éxitos de taquilla (tampoco su ex prometida Scarlett Johansson tuvo un solo éxito taquillero hasta que apareció Marvel para brindarle a la Viuda Negra) ni el reconocimiento crítico en la mayor parte de su filmografía. Probablemente, esa sincera declaración que citamos anteriormente se deba a ello. Las productoras no han confiado lo suficiente en él. El actor no es garantía de éxito y pocas veces ha cambiado el registro en el que está encasillado para que le envíen guiones con mayor chicha dramática.

En cualquier caso, desde aquí pensamos que es un actor muy digno, pero con una carrera bastante errática y poco arriesgada que juega en su contra a la hora de conseguir papeles verdaderamente relevantes. A continuación analizamos su filmografía desde comienzos del siglo XXI (en la década de los 90 apareció en capítulos de infinidad de series de televisión, pero sin ningún tipo de relevancia) a través de varios bloques:

 

La zona de confort

Ryan Reynolds es, en esencia, un actor cómico. Gran parte de su filmografía está ocupada por este género en el que siempre se muestra solvente, a pesar de que en lamayoría de ocasiones los guionistas intentan que sus esfuerzos no sean reconocidos.

Uno de sus primeros proyectos fue Persiguiendo un sueño, con una panda de fracasados del calibre de Jack O’Connell, Alyssa Milano o Bridgette WilsonLa única razón por la que alguien podría haberse fijado en semejante despropósito es por una secuencia cómica en la que Reynolds escapa desnudo por la ciudad. El actor vendía su físico como reclamopublicitario y parece que, después de todo, le salió bien la jugada. Poco después se convertía en el protagonista de Van Wilder: Animal party, una comedia juvenil considerada ya de culto por algunos (pocos, poquísimos) en la que el actor interpretaba al repetidor guay con el que todos hemos tenido que lidiar en el instituto, y le dio la oportunidad de ¿brillar? o al menos iniciar un proceso de encasillamiento en el que todavía está inmerso. Tan orgulloso se sintió de dicha película que en entrevistas posteriores afirmó no haberla visto.

Su popularidad creció en un breve periodo de tiempo y los productores de ¡Marchando! decidieron que lo mejor para vender la película era hacerle parecer el protagonista en el marketing de la cinta, relegando al sosainas de Justin Long a un segundo plano. Este filme indie dirigido por un tal Rob McKittrick era una comedia irreverente y gamberra que tuvo un éxito moderado y dio lugar a una secuela, pero sin ninguno de los actores de la cinta original. Bueno, sí: Luis Guzmán, que se apunta hasta a la apertura de un sobre.

Ese mismo año Reynolds volvía a compartir pantalla con Anna Faris en Solo amigos, una comedia de trazo grueso en la que el canadiense interpreta a un joven con sobrepeso enamorado de su mejor amiga. El actor no debió de creer demasiado en el proyecto porque ni siquiera engordó un gramo, sino que utilizó unas prótesis vergonzosas (dignas del biopic Hitchcock)  para hacerleparecer obeso. La cinta tuvo éxito en Estados Unidos y ayudó a fomentar todavía más la fama de guaperas-capullo-simpático que se había labrado en trabajos anteriores.

En Definitivamente, quizás trató de aproximarse a un terreno más desconocido, el de la comedia romántica más adulta. No le salió mal la jugada, pero ni crítica ni público se entusiasmaron demasiado. Pronto llegaría uno de sus mayores éxitos comerciales: La proposición empezaba como un El diablo viste de Prada en tono romántico y la enorme química entreReynolds y Sandra Bullock la aupó a lo más alto de las taquillas de todo el mundo. Por su parte, El cambiazo fue su particular Ponte en mi lugar, donde él y Jason Bateman se intercambiaban los cuerpos y aprendían a ver el mundo con otros ojos. Reynolds explotaba de nuevo su vena de descarado seductor para darse cuenta al final de que ya iba siendo hora de sentar la cabeza. Una comedia gamberra pero con mensaje bastante conservador, made in USA.

Su amistad con Seth MacFarlane le llevó también a formar parte de Ted y Mil maneras de morder el polvo, con dos cameos que apenas sumaban un minuto en pantalla.

 

La otra zona de confort

accion

En 2004 el canadiense se incorporaba a la saga Blade en su tercera entrega (Blade Trinity). En ella interpretaba un personaje que siempre ha estado omnipresente en su filmografía: el gamberro, graciosete y buenorro (sin camiseta) de la función. La película no funcionó como se esperaba, y además de propiciar el fin de la rentable saga, fue la última cinta protagonizada por Wesley Snipes que recaudaba más de dos duros. Pero el cine de acción made in Hollywood se topó no solo con una híper musculada Jessica Biel, sino también con Ryan Reynolds, un actor que, a priori, lo tenía todo para triunfar en este género.

Años después formaba parte de Ases calientes, thriller de acción repleto de humor negro que bebía del cine de Tarantino y Guy Ritchie, pero que tampoco resultó ser un taquillazo. Se trataba de una cinta coral, por lo que nadie tuvo que pagar los platos rotos y, a pesar de ello, tuvo suficiente repercusión para generar una secuela (directa al mercado doméstico).

En 2009 formó parte del primer spin off de la saga X-Men en X-Men orígenes: Lobezno, donde interpretó a Wade Wilson (también conocido como Deadpool). La película fue un gran éxito de taquilla, que no de crítica, y el personaje de Reynolds estaba horriblemente escrito, de ahí que hayan corregido sus principales puntos débiles (o al menos eso parece) en Deadpool, la primera entrega de esta nueva ¿saga? basada en el personaje de Marvel.

Linterna Verde fue su primer gran papel protagonista en una cinta de superhéroes. Los productores confiaban en su carisma y vislumbraban una nueva franquicia que les proporcionaría un montón de billetes. Pero no fue así. La película se convirtió en una enorme decepción y una catástrofe a nivel artístico. Gustó tan poco que no llegó a generar ni una secuela. Y no nos sorprendería que en breves alguien amenazase con un reboot.

R. I. P. D. Departamento de policía mortal repetía la fórmula de buddy movie cómica, esta vez con Reynolds acompañado por Jeff Bridges, y semejaba un reboot de Men in black, pero, de nuevo, resultó ser un fiasco económico. Dentro del género, fue El invitado la única cinta que contentó a crítica y público, pero que fue más promocionada como “la nueva película de Denzel Washington”, relegando al canadiense a un segundo plano en la promoción.

«¿Has visto Eternal? ¡Lo siento mucho!» le decía el actor a un periodista en una de sus últimas entrevistas. Su unión con el antaño visionario Tarsem Singh (La celda) fue recibida a base de palos, y el propio Reynolds aseguró en una entrevista que el montaje final quedó lejos de la idea que tenía el director sobre cómo resultaría la cinta. Vamos, que ni ellos la defienden.

 

Arriesgarse o enterrarse

Hay en su carrera un puñado de películas (pocas, poquísimas) en las que la motivación principal no parecía el cheque que iba a cobrar, sino las historias que contaban, todas muy minoritarias por otro lado.

The nines fue el primer salto al vacío en su filmografía. El único largometraje dirigido por John August (guionista habitual de Tim Burton y de la muy reivindicable Viviendo sin límites) estaba co protagonizado por la actual reina de la taquilla americana, Melissa McCarthy, y Hope Davis. La cinta estaba compuesta por tres historias independientes pero interrelacionadas, en las que Reynolds interpretaba a tres personajes diferentes (un actor en arresto domiciliario, un guionista de televisión y un padre de familia) y demostraba que sí sabe defenderse en una variedad de registros más amplia de la que nos tenía acostumbrados hasta el momento. ¿Cuál fue el problema? Que no la vio nadie. Bueno, casi nadie.

Adventureland era la típica comedia generacional que abusaba de grandes clásicos ochenteros para conseguir una mayor conexión con el público, y estaba protagonizada por Jesse Eisenberg y Kristen Stewart. Reynolds tenía un papel secundario y muy alejado del resto de personajes que había interpretado hasta ese momento. O no tan alejado. Su personaje bien podría ser la evolución natural de Van Wilder o de alguna de esas glorias juveniles que interpretó.

En su periplo español, nuestro Rodrigo Cortés le proporcionó no solo su mayor vehículo de lucimiento en pantalla, sino también su mejor película. Enterrado (Buried) era una pequeñísima cinta rodada en apenas 17 días y trataba sobre un norteamericano que despierta enterrado vivo en un ataúd de alguna región de Irak con únicamente un mechero y una Blackberry. 90 minutos de claustrofobia absoluta (imprescindible verla en la pantalla más grande que os encontréis) con un único escenario y actor en escena. El director pensó en Reynolds tras ver su actuación en la ya citada The nines y lo convenció para un brevísimo pero infernal rodaje que dejó secuelas físicas y, suponemos, borró España de los próximos destinos vacacionales del actor. La película fue un gran éxito de crítica, todo el mundo coincidía en que el canadiense era una gran revelación (incluso llegó a conseguir una nominación al Goya, que perdió contra Javier Bardem y su Biutiful) y los modestos 20 millones de recaudación cubrieron sobradamente los gastos de producción. Si todavía no habéis visto Enterrado, desde aquí os recomendamos una de las cintas españolas más rompedoras de los últimos años, con una completísima edición en DVD digna de cualquier estantería cinéfila que se precie.

Su última rareza  se fue directa al mercado doméstico en todos los países donde se ha estrenado. The voices es una comedia negra algo inclasificable y bastante fallida, pero que vuelve a demostrar que Ryan Reynolds no es solo el físico que él mismo parece empeñado en vendernos, sino que tiene verdaderas habilidades interpretativas. Porque se puede ser un psicópata y ser riquiño. Atención a sus crisis nerviosas y al final musical.

 

El terror a ponerse camiseta

La única incursión que ha realizado el actor hasta la fecha en el género de terror ha sido en el remake de Terror en Amityville, rebautizada como La morada del miedo. La cinta tuvo una gran acogida en la taquilla norteamericana, pero más allá de ver a Reynolds en modo Jack Nicholson en El resplandor, hoy pocos la recuerdan. No pudo ser casualidad que el actor se pasase media película sin camiseta. Hollywood demostraba que, para algunas cosas, sí puede haber igualdad en el negocio del cine: la carne, sea de hombre o mujer, vende. Y atención a la presencia de una jovencísima Chloë Grace Moretz, cuando todavía no era veneno para la taquilla.

 

¿Qué hago aquí?

 

Paper Man movie image Ryan Reynolds

En este apartado se incluyen las películas hechas no se sabe muy bien por o para qué, porque ninguna parecía (ni resultó) ser rentable, y se notaba desgana por parte de todos los implicados. El argumento de ¡Vaya caos! podría funcionar un poco como biografía encubierta del actor: un hombre muy meticuloso y organizado decide un día comenzar a vivir la vida sin planificar absolutamente nada. En Paper man interpretaba otra vez a un superhéroe, pero en clave indie y que funcionaba como alter ego de Jeff Daniels. Pero ni los paupérrimos 10 000 dólares que obtuvo en la taquilla norteamericana le desanimaron, y en el futuro vistió varios trajes más de superhéroe.

Por su parte, Luciérnagas en el jardín era el típico melodrama que, con un casting muy cuidado, pretendía que el espectador olvidase que todo, absolutamente todo, olía a rancio y barato. En Cautivos formó parte de la cuesta abajo sin frenos que está viviendo el antaño laureadísimo cineasta Atom Egoyan, que ahora estrena películas con más rapidez que Woody Allen pero ya no interesan a nadie. En La dama de oro es un joven abogado que ayuda a la mismísima Helen Mirren a recuperar lo que los nazis confiscaron a su familia años atrás. La cinta pasó sin pena ni gloria por las taquillas del mundo, probablemente debido a que la crítica la masacró.

 

Este mes se estrena la muy esperada Deadpool (os avisamos que estamos preparando un concurso muy serio). El propio actor reconoce la necesidad de hacer de esta cinta un gran éxito de taquilla para lograr afianzarse de una vez por todas como una estrella, e inunda sus redes sociales personales con imágenes promocionales de la cinta. Hollywood se ha esforzado por conseguir que el nombre del intérprete sea sinónimo de éxito, y le han proporcionado un buen puñado de películas en las que poder lucirse. Pero cuando Reynolds es el protagonista absoluto, la cinta se la pega. Es por ello que nadie cruza más los dedos que él mismo por conseguir que Deadpool sea el taquillazo que necesita. Aun así, Ryan, ya eres guapo, rico y famoso. Esfuérzate un poco más y gánate también el título de «respetado».

 

José Cruz

 

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Como buen gallego que soy, todo “depende”. Menos Showgirls. Showgirls es una obra maestra incontestable. Cine en general, y terror en particular. Mi estantería guarda El crepúsculo de los dioses al lado de El ataque de la mujer de 50 pies. Según mi CV, soy profesor y realizador.