CRITICA: LA DAMA DE ORO
Existen ciertas películas con un argumento que, a priori, parece tan manido y visto que tienden automática (e injustamente) a repelernos o echarnos para atrás a la hora de verlas. La continua búsqueda de lugares nuevos, de innovación o de cosas diferentes es la principal causa de que muchas películas que no lo merecen, sean condenadas al olvido. Lo más triste para una película es que nadie la vea.
Una de las labores más importantes del crítico (incluso del aficionado, como el que escribe), sino la más importante, es animar y motivar a la gente a ir al cine a ver películas que merecen la pena. Y las películas, como las citadas antes, que posiblemente estén de antemano abocadas a acabar en el fondo de un baúl son quizá las que más necesitan de esta labor. LA DAMA DE ORO no inventa absolutamente nada. No tiene un guion especialmente brillante; en general no tiene ningún aspecto que sobresalga de forma muy inspirada y, sin embargo, merece entrar en ese pequeño grupo.
Es una película bonita. “Bonita” es un concepto tan poco descriptivo como totalmente ilustrativo y seguro que más de un escritor rehuye el término por difuso (no le faltará razón), pero en este caso me parece una buena aproximación. Pero ¿Qué es una película bonita y por qué merece entrar en ese grupo?.
LA DAMA DE ORO cuenta la historia (basada en hechos reales, por supuesto) de una anciana austriaca (HELEN MIRREN) exiliada durante la segunda guerra mundial cuyos orígenes se encuentran en una adinerada familia, poseedora de una enorme colección de obras de arte de incalculable valor que nuestra protagonista intentará recuperar con ayuda de un voluntarioso abogado (RYAN REYNOLDS). Es decir, una historia más basada en hechos reales sobre la recuperación de objetos de arte robados por los nazis (recordemos como ejemplo MONUMENTS MEN) contada, en este caso, a través de la heredera de dicho tesoro y su abogado.
Tanto HELEN MIRREN como RYAN REYNOLDS y en general, toda la película, recuerdan inmediatamente a otra cinta de bastante éxito relativamente reciente: PHILOMENA. El tono, la historia, los personajes e incluso algunas conclusiones son realmente parecidos. La epopeya que sufre una anciana (JUDI DENCH/HELEN MIRREN) para que le devuelvan el cuerpo de su hijo/las posesiones de su familia teniéndose que enfrentar a la iglesia/el opaco gobierno austríaco y ayudada siempre por un periodista/abogado. Las similitudes no se quedan sólo en lo argumental y es que ambas ofrecen una visión muy entrañable e inteligente de la vejez con unos personajes bastante bien escritos e interesantes que sostienen sobre sus hombros gran parte de la película.
A esto contribuye HELEN MIRREN, estupenda (como casi siempre), y un RYAN REYNOLDS irreconocible que abandona sus papeles repelentes para hacer (como pocas veces le hemos visto) un buen papel, alejado en cierta medida de su zona de confort y que cumple con mucha solvencia creando un personaje muy adorable.
Pero LA DAMA DE ORO, dirigida por SIMON CURTIS (MI SEMANA CON MARILYN), no busca ser una película sólo de actores; su interés máximo es narrar la historia de la familia Bloch-Bauer (la familia poseedora de tan increíble colección artística) a la vez que desarrolla el drama judicial que tiene por objetivo la recuperación de los cuadros pertenecientes a dicha familia (y por lo tanto a la protagonista de la película). De este modo la película se desarrolla entre flashbacks que cuentan la vida de la familia en plena ocupación nazi de Austria y el litigio ambientado en el presente. Aunque algunas escenas, digamos, “históricas” son más interesantes que otras y la ambientación del nazismo es un tanto discutible (aunque más que competente para las pretensiones de la cinta en ese aspecto), la implementación de dos líneas temporales no es un desastre, ni mucho menos, como acaba siendo muchas veces (pérdida de ritmo o historias poco interesantes) sino que consigue acaparar la atención del espectador al desvelar detalles sobre los personajes y explicaciones de sus acciones y sus emociones; no es un añadido gratuito, al contrario, acaba convirtiéndose en un gran acierto.
La trama principal por el contrario no funciona como un relato histórico sobre una familia; el tono es radicalmente diferente y salvo las pequeñas escenas que sirven de nexo entre el pasado y el presente, el desarrollo es muy intrigante y adictivo; el drama judicial está estupendamente dirigido y montado y la tensión perfectamente distribuida y dosificada todo el metraje.
Y después de todo esto, ¿qué hace a LA DAMA DE ORO especial? Al igual que PHILOMENA, sobre todos los aciertos y errores, al terminar la película quedaba la sensación de proximidad con los personajes, de empatía con ellos. Puede que algunas conclusiones sean algo discutibles o “parciales” pero el conjunto de la película es bueno y solvente y, sobretodo, no desaparece de la memoria a la semana de haberla vista; perdura, aunque sea de forma tenue, la interesante historia de la familia Bloch-Bauer.
LO MEJOR
- No falla en ninguna de sus dos vertientes: drama judicial y relato histórico
- Grandes papeles de sus protagonistas
LO PEOR
- Ningún atisbo de contar algo novedoso o de forma novedosa