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Reseña de Soy una Matagigantes destacada - El Palomitrón
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BIBLIOTECA: SOY UNA MATAGIGANTES

Si hay algo común en toda vida humana es la existencia de los problemas: grandes, medianos o pequeños; obstáculos de diversa índole que están ahí para ponernos las cosas más difíciles. A veces, nos hacen recordar que debemos despertar, cambiar ciertos hábitos; otras veces, que quizá no seamos lo bastante fuertes y necesitamos la ayuda de los demás para sobrepasarlos. Pero los problemas de verdad son aquellos que te golpean en lo más hondo de tu ser aludiendo a una verdad universal: toda vida tiene un fin, y ese fin puede llegar en cualquier momento. Los problemas de verdad, aquellos que rompen y quitan con una voluntad casi divina, son una mierda, pero si se les puede extraer alguna lectura positiva a su existencia es la de aprender a valorar lo que tenemos, incluso los pequeños, anodinos e inocuos —en apariencia— momentos. La vida, al final, es un camino repleto de obstáculos que prueban la resiliencia humana y que nos fuerza a aprender, crecer y madurar

Soy una Matagigantes nace precisamente de esa idea: la de afrontar los grandes problemas, desafiarlos y aprender de ello. Madurar. Sin embargo, Joe Kelly endulza un relato que hace acopio de un sentimentalismo y un drama perfectamente ejecutados a través de elementos de corte fantástico que rodean la vida de su protagonista. El guionista estadounidense, conocido también por trabajos en la industria del cómic como Deadpool o Uncanny X-Men, además de ser uno de los creadores de Ben 10, hace que la protagonista de esta historia, Barbara Thorson, esgrima un arma de doble filo: la imaginación. Barbara ignora una realidad que le duele, que le atormenta, y encuentra en un universo fantástico un método de autodefensa, de escape. Con dicha arma, la joven es capaz de reescribir las leyes, de moldear el funcionamiento de su mundo. O, al menos, es lo que cree. No tardará mucho en darse cuenta de que hay gigantes que no pueden ser derrotados. 

Reseña de Soy una Matagigantes Barbara Thorson 2 - El Palomitrón

La historia de Soy una Matagigantes está protagonizada por Barbara Thorson, una niña de diez años aficionada a los juegos de rol, muy especialmente a Dragones y Mazmorras, que junto a su obsesión con los gigantes, hacen que sea poco más que el «bicho raro» o la «friki» de su colegio. Las burlas y ataques por parte de compañeros y compañeras son constantes, sin embargo, Barbara es la única capaz de ver algo que el resto de mortales no: las señales de un oscuro mal que se cierne sobre la humanidad. Una calamidad que tiene que ver con gigantes y titanes, temibles criaturas ancestrales que, de cuando en cuando, despliegan su devastador poder sobre la humanidad. La joven, quien carga con el oficio de «matagigantes», les ha estudiado durante mucho tiempo, y ahora prepara una serie de trampas para derrotarlos. Por si esto fuera poco, también cuenta con Coveleski, una poderosa arma mágica que guarda en su inseparable bolso.     

Soy una Matagigantes se postula como una ficción que baila entre la fantasía y la realidad partiendo de una premisa que no destaca precisamente por su complejidad. Pero, de hecho, no le hace ninguna falta. El fabuloso tándem creativo formado por Joe Kelly y Ken Niimura firma un muy cuidado trabajo que no deja de ser una fábula sobre el duelo, un viaje de introspección y crecimiento de su protagonista, quien abraza el onirismo como vía de escape, como reacción instintiva a uno de esos hercúleos obstáculos que, desgraciadamente, irrumpen en el viaje vital. Kelly comienza el relato in media res, sin apenas contextualización, pero tarda poco en atrapar a los lectores gracias a la interacción de Barbara con el resto de personajes, la representación e inclusión de los elementos fantásticos en la diégesis y, por supuesto, al orgánico y expresivo trazo de Niimura. 

Reseña de Soy una Matagigantes Barbara Thorson 3 - El Palomitrón

Kelly juega muy bien con el acervo mágico presente en la obra, con ese otro «mundo» que se solapa con el plano real y del que solo Barbara es consciente. Es en esta faceta donde la obra de Kelly y Niimura parece buscar inspiración en el folclore celta y nórdico, ilustrando sobre el papel distintos tipos de seres feéricos o gigantes con un diseño reminiscente incluso a videojuegos como Shadow of the Colossus —tal y como explica el propio Niimura en los extras de esta edición—. Además, el propio apellido de la protagonista y la auténtica forma de Coveleski pueden entenderse como un guiño bastante evidente al dios del trueno de la mitología nórdica. Al margen de estos detalles, es muy meritoria la forma en la que el guionista americano bascula e integra todos los elementos en una narrativa lineal que logra mantener moderadamente la incógnita de si lo que ve Barbara es real o no.      

Y lo consigue por su capacidad a la hora de medir bien los tiempos y moldear a su protagonista. Barbara es un personaje en la línea de la marginación, pero ni siquiera a ella le importa. Es una niña atípica, cortante y retraída; no le interesa relacionarse con ninguno de sus compañeros porque considera que sus intereses son insustanciales, mientras que los de ella son demasiado importantes como para perder el tiempo. Su personalidad le ha llevado a sufrir bullying tanto en la escuela como fuera de ella. Joe Kelly explora también el acoso escolar y el papel del marginado con increíble respeto y franqueza, del mismo modo que lo hace con la interpretación de una enfermedad mental como podría ser la distorsión de la realidad. El tratamiento de estas cuestiones, junto al tema principal de la obra que termina destapándose en su última parte, demuestran por qué Soy una Matagigantes se ha alzado con varios premios durante estos años, como el de Mejor Novela Gráfica Juvenil en 2010. La sensibilidad con la que Kelly aborda temas tan complicados la convierten en una de esas lecturas indispensables para los más jóvenes en plena etapa de crecimiento y absorción de comportamientos e ideales ajenos.  

Reseña de Soy una Matagigantes Barbara Thorson 1 - El Palomitrón

Lo es porque Soy una Matagigantes ofrece una lección vital a través de un personaje tan estanco e inamovible como lo es Barbara al comienzo de la obra. Su comportamiento y su manera de afrontar el evidente sino se moldean principalmente por medio de la relación con su familia, la relación de amistad con una niña de su edad que recién llega a la escuela y la relación terapéutica que mantiene con la psicóloga del colegio. Poco a poco, y bajo un increíble pulso, Kelly hace madurar a su joven protagonista afrontando con ayuda de los demás aquello que tanto tiempo ha tenido enfrente y ha ignorado como medida preventiva. Soy una Matagigantes llega satisfactoriamente al clímax recogiendo todas las semillas que ha ido sembrando a lo largo de un viaje y gracias a unos personajes con los que es increíblemente fácil empatizar y entender. Porque aunque pueda parecer que su target es el público juvenil, su temática central es universal, una que no entiende de edades. ¿Quién no ha evitado mirar al abismo con la inocente y engañosa esperanza de que, en algún momento, desaparecería sin más?     

La obra de Joe Kelly y Ken Niimura tiene un desarrollo previsible y un elenco de personajes muy estereotipados, pero son aspectos que no aminoran el impacto del mensaje principal de la obra y que tampoco empañan su gran clímax. Kelly confecciona un relato muy bien escrito, con mucho corazón puesto en el mismo, que encuentra en la habilidad artística de Niimura el vehículo perfecto para forjar una lectura ágil, dinámica, con una gran personalidad y un estilo difícilmente igualable. Con un estilo artístico más propio del cómic europeo o japonés, aspecto que también potencia el hecho de que sea en blanco y negro —el dibujante hispano japonés trabaja excelentemente la escala de grises—, la estética cartoon de la obra se adecúa a la perfección a ese juego de realidades que plantea Kelly, la expresividad de sus personajes colma de vida el cómic y la composición de plano y página está imbuida de un cariz cinematográfico que potencia el detallismo y la sensibilidad de su guion. Ambos autores se muestran en total sintonía, una simbiosis de la que surge un relato atemporal, que incluso más de una década después de su publicación original sorprende por su vigencia, y por el sentimiento con el que aborda ciertas temáticas.

«Para los que estáis luchando contra vuestros propios gigantes, sois más fuertes de lo que creéis.»   

Reseña de Soy una Matagigantes portada - El Palomitrón

Soy una Matagigantes se publicó originalmente en Estados Unidos entre 2008 y 2009 por la editorial independiente Image Comics. En España, su publicación tardaría poco en llegar, ya que en 2009 Norma Editorial publicó en un único volumen recopilatorio la obra de marras. Ahora, más de una década después de dicho lanzamiento, la editorial catalana lanza al mercado una nueva edición de Soy una Matagigantes. En esta ocasión abandona el formato en rústica para contener este relato tan humano en una edición en formato cartoné de gran tamaño (17 x 26 cm), que cuenta con 308 páginas y una lámina exclusiva firmada por los propios autores a un precio de 23,95 €. Entre la variedad de extras que incluye esta edición podemos encontrar una galería de imágenes, los guiones originales del primer y último capítulo, tiras cómicas y una serie de textos donde los autores abordan ciertos detalles y curiosidades sobre algunos aspectos de la obra y la confección de la misma. La reedición de Soy una Matagigantes se postula como una atractiva puerta de entrada para todo aquel que no conociera la obra, y como una oportunidad para reencontrarse con el viaje emocional que proponen sus autores.

Edu Allepuz

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.