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Reseña de Aomanjû el bosque mágico de Hoshigahara destacada - El Palomitrón
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AOMANJÛ: NUEVAS OPORTUNIDADES Y AMORES IMPOSIBLES

Hace poco más de un año hablaba del debut de Sigue las nubes al nornoroeste en nuestro mercado, el nuevo trabajo de Aki Irie. En dicha obra, La autora de Ran y el mundo gris convierte el gélido país islandés en el escenario idóneo para que su protagonista, un joven detective con la peculiar capacidad de comunicarse con aparatos electrónicos y mecánicos, luche por mantener los pocos lazos reales que le quedan y, de paso, crear nuevos. Es una obra de ritmo lento y tono melancólico que versa sobre los vínculos que el ser humano crea con sus congéneres y con los objetos inanimados. Aki Irie condimenta la narrativa con un realismo mágico que enaltece un tema de sumo interés: el cómo nos relacionamos con lo que no tiene vida y lo que no vemos. Hisae Iwaoka, autora que debuta por primera vez en España, lleva a cabo un ejercicio similar en Aomanjû: el bosque mágico de Hoshigahara. En la obra de marras, Iwaoka no solo recuerda al estilo de Yuki Urushibara a la hora de marcar el tono, la atmósfera o la relevancia de lo espiritual y natural en Mushi-shi, sino también a Irie en su tratamiento de dar vida a lo inanimado e intangible. Se podría decir que Aomanjû: el bosque mágico de Hoshigahara es el resultado de ese cruce; un relato entrañable y melancólico de fuertes raíces sintoístas que habla de la relación del ser humano con la naturaleza y aquello que escapa a nuestra comprensión

«En la ciudad de Hoshigahara había un bosquecillo. Era el único rincón verde y frondoso en un terreno lleno de casas. Por lo que, entre los niños, circulaba el rumor de que allí vivían los dioses y que, de vez en cuando, aparecían fantasmas que habían vuelto de entre los muertos.» 

En la ciudad de Hoshigahara se alza un pequeño bosque entre los bloques de hormigón y asfalto. Protegido por un viejo muro, el bosque permanece inmaculado tras años y años de salvaje deforestación y urbanismo. Su inmaculado estado no es una cuestión de azar, pues numerosas leyendas y mitos alejan a los más curiosos de mancillar su microcosmos. Leyendas que apuntan a la existencia de seres sobrenaturales que pululan por sus frondosos caminos y cristalinas aguas. Fábulas que en esta ocasión sí son ciertas, ya que en el núcleo del bosque se haya una destartalada cabaña de madera donde habita Sôichi, el guardián humano del vetusto lugar. El joven, junto a la pequeña y jovial Suzu, la sabia Momoka o el inquieto Kiiro, protegen el lugar y ayudan a decenas de espíritus que terminan adentrándose en el místico bosque de Hoshigahara.       

Reseña de Aomanjû el bosque mágico de Hoshigahara espíritu - El Palomitrón

Un lugar donde la autora otorga a lo fantástico forma de realidad; donde lo inanimado y lo inconsciente cobra conciencia una vez se encuentra dentro de su fuero. Aomanjû bebe directamente de la corriente sintoísta a la hora de ilustrar a los pequeños habitantes del bosque. Estos espíritus son, en términos de concepción, similares a los yôkais del folclore nipón. Hisae Iwaoka se sirve del legendario bosque como instrumento narrativo con el que catalizar a los agentes del exterior, manifestando su verdadera apariencia, su alma, en el interior. ¿Puede un animal experimentar sentimientos como el de la pérdida o abandono? ¿Puede un anodino botón de vestir aspirar a ver el mundo exterior que hay más allá de una sastrería? ¿Qué ocurre cuando el alma de un anciano árbol se marchita? ¿Existe la posibilidad de que surja un vínculo emocional entre una tortuga y el musgo de su caparazón? Bajo un tono entrañable y de corte intimista, la autora da respuesta a estas y otras cuestiones que, en términos generales, tienen el encanto suficiente tanto para conectar con el público como integrarse dentro de un conjunto coherente de temáticas.

Porque Aomanjû: el bosque mágico de Hoshigahara se nutre de una serie de temáticas que se sienten en perfecta sincronía con uno de sus mensajes más potentes: el respeto por la naturaleza y la preservación de la misma. La autora utiliza el microcosmos del bosque para narrar una serie de entrañables situaciones y crear a unos personajes que, gracias a la magia del legendario lugar, adquieren características inherentes al ser humano. Es a través de esta humanización que gallos, ranas o tortugas manifiestan anhelos y miedos adquiriendo otros matices; del mismo modo que una simple piedra, dos destartaladas puertas o una enciclopedia proyectan su alma a través de figuras de rasgos humanos. Se trata de elementos narrativos sobre los que construir cuestiones acerca de la soledad, la pérdida, la amistad, la libertad o el sentimiento de culpabilidad. La relación entre estos seres y Sôichi, el guardián humano del bosque, es el leitmotiv argumental de la obra, pues la propia resolución de sus conflictos supone un sello más en la cartilla que siempre lleva encima el muchacho.

Reseña de Aomanjû el bosque mágico de Hoshigahara personajes - El Palomitrón

De manera similar a la forma de obsequiar al protagonista de Mushi-shi cuando resuelve un «caso» que tiene que ver con los mushi, la ayuda de Sôichi es recompensada por un sello que sólo pueden marcar los beneficiados. Pero, ¿qué importancia tiene una cartilla con diferentes casillas a marcar? Pues más de lo que podría parecer a primera vista, porque su papel guarda una estrecha relación con la trama de romance con tintes de tragedia en la que está sumido el protagonista. Es una historia de corazones rotos y trabas por la distinta condición de los amantes, fuertemente vinculada a esa idiosincrasia indómita y salvaje de la naturaleza. Hisae Iwaoka personifica el propio viento para hablar de leyendas, explicar el origen del bosque y su relación con la humanidad. No solo le brinda un rostro, sino dos, en pos de manifestar su propia dicotomía. El Ying y El Yang del imponente elemento natural.  

La estructura y desarrollo narrativos de Aomanjû: El bosque mágico de Hoshigahara están claramente influenciados por la necesidad de Sôichi de completar su cartilla para así lograr cierto objetivo. Como comentaba líneas atrás, la autora introduce una serie de personajes a través de pequeños pasajes colmados de ese realismo mágico nipón tan característico que sirve para explorar diversas temáticas y dotar al bosque, el gran personaje de la obra, de vida. Aomanjû se alza como una obra coral de múltiples rostros y voces que también deja espacio para que la trama principal se desarrolle, pero siempre bajo un ritmo pausado y de tonos contemplativos. Pese a las particularidades de su narrativa y a que en ocasiones la sucesión entre los diferentes pasajes es algo abrupta, la autora logra crear un conjunto muy bien cohesionado donde nada peca de insustancial. Iwaoka aúna mito y realidad manteniendo un equilibrio casi perfecto entre drama, humor e inocencia que no acostumbramos a ver frecuentemente. 

Reseña de Aomanjû el bosque mágico de Hoshigahara Suzu - El Palomitrón

A nivel artístico, la autora nipona traslada toda esa magia y fantasía del argumento a un dibujo de trazo fino y limpio, depurado y con un increíble nivel de detalle en todos los elementos naturales que conforman el bosque. El bosque de Hoshigahara cobra vida al contar con una recreación tan minuciosa y delicada; es fácil imaginar el graznido de las aves, el croar de las ranas o el movimiento de la arboleda y las flores a causa del viento: cálido y suave, pero también fiero y cruel. Hisae Iwaoka tiene la capacidad de transportarte con suma facilidad a un lugar de mística y contemplación, con unos personajes que destacan por unos diseños inocentes y entrañables, además de una notable expresividad pese a la aparente simpleza de su composición. El apartado artístico de la obra es el vehículo idóneo con el que su autora plasma la magnificencia de la naturaleza en todas sus formas, la delicadeza y ternura de las pequeñas tramas que explora y que, además, emplea como decoro de una narración que es pura fábula. En definitiva, Aomanjû: el bosque mágico de Hoshigahara es una carta de amor a la naturaleza, un relato intimista que abraza la fantasía para hablarnos con humildad y honestidad de la importancia e influencia que ejercemos sobre aquello que nos rodea y de las distintas maneras de demostrar el amor.   

Edu Allepuz 

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.