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Reseña de Blue Period destacada - El Palomitrón
ANIME / MANGA REDACTORES RESEÑAS

BIBLIOTECA: BLUE PERIOD

Tsubasa Yamaguchi abre Blue Period citando a una de las figuras más importantes del mundo del arte, concretamente una versada dentro del campo de la pintura y la escultura: Pablo Ruiz Picasso. Originario de España, Picasso es considerado por infinidad de artistas como una de las mayores influencias del siglo XX; «padre» del cubismo junto a Georges Braque y creador del Guernica —entre otras tantas obras populares—, Picasso sirvió, sirve y servirá como fuente de inspiración para innumerables artistas. Es el propio caso de Yamaguchi, quien incluso se sirve del título de su obra para hacer referencia a una de las épocas del pintor español: «El período azul»; una etapa comprendida entre 1901 y 1904 que llevó a un Picasso gravemente afectado por el suicidio de su amigo Carlos Casagemas a elaborar una serie de trabajos monocromáticos donde el empleo del color azul y tonos derivados pintaría lienzos y lienzos de una oscuridad y melancolía hasta el momento nunca vistas. Sus tonos sombríos retrataban ásperos temas como la soledad, el dolor, la pobreza, la miseria o la desesperación. Picasso habría encontrado en la Muerte una musa de hipnotizante y lúgubre encanto.

Reseña de Blue Period Yatora color - El Palomitrón

Tsubasa Yamaguchi también impregna su obra de tonalidades azuladas pero, al margen de lo puramente estético de sus excelentes páginas a color, lo hace a través de su narrativa. Referencias a un lado, la autora traza el punto de origen a través de la intensidad del añil, de la lucidez que brinda el amanecer de un Shibuya desierto, vacío. El azul como herramienta catártica, como vía de expresión y lente cromática con la que observar todo aquello que te rodea. Yamaguchi explora en Blue Period el complicado mundo de las bellas artes, sirviéndose de lo aprendido y experimentado por ella misma durante años de aprendizaje y crecimiento. Y, como en cualquier otra pieza artística, es fácil prenderse del resultado puramente visual y estético de Blue Period, pero es en su juego de introspección, en su trinchera emocional y en sus debates donde todo cobra una tonalidad mayor. Donde colores primarios y secundarios se funden para completar el círculo cromático y poblar la obra de variados matices. Porque del mismo modo que Blue Period parte del color del cielo, también lo hace de un sentimiento: el de perseguir y luchar por aquello que deseamos, aunque ello lleve consigo la siempre opresiva presión social.  

Yatora Yaguchi es un estudiante de segundo de bachillerato ejemplar: sus notas siempre son altas y no necesita de grandes esfuerzos para obtener buenos resultados. Además es un chaval popular, algo macarra, que compagina sus salidas nocturnas con un expediente académico brillante. Sus acciones no son más que la materialización de los deseos de sus padres; su padre es de los que piensan que si se concentra demasiado en los estudios terminará siendo un adulto aburrido, su madre, en cambio, insiste en que se centre en el instituto y se deje de tonterías. Pero, ¿qué es lo que quiere en realidad Yatora? A su edad, ya empieza a perfilarse la toma de importantes decisiones; esas que, a priori, parecen determinar parte del futuro. Aunque Yatora no sepa qué estudios universitarios cursar ni qué futuro imaginar, sí sabe que debe ser algo tangible, algo que aporte seguridad. Sin embargo, su lado más pragmático se derrumbará cuando despierte un ferviente interés por la pintura. Cuando el verde le lleve a pensar irremediablemente en el azul, su azul. Como un lienzo en blanco esperando cobrar vida, Yatora se sumergirá en el mundo del arte y comenzará una ardua contrarreloj por ingresar en la exigente Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio.  

Reseña de Blue Period Yatora 1 - El Palomitrón

Blue Period es una obra que duele. Y si duele no es por inflar de drama barato su narrativa, sino porque hace pensar, invita a que te asomes al precipicio y mires fijamente al vacío. Porque resulta increíblemente fácil empatizar e identificarse con su protagonista, con sus acciones, pensamientos y decisiones. Sus cavilaciones y miedos no son distintos a los que tú o yo hemos podido tener a lo largo de nuestras vidas. Es en su cercanía, en su introspección, donde se logra conectar. De la misma manera que Inio Asano lo consigue en sus trabajos a través de realidades sin edulcorar, tramas reales y humanas. Porque Blue Period no es solamente un viaje exploratorio de los entresijos del mundo de las bellas artes, es un periplo que toma como base el vacío existencial, la sensación de no saber qué hacer con tu vida, qué papel tomar dentro de una sociedad capitalista que asfixia por una masiva medición en términos de productividad y cuyo modelo no favorece la toma de rutas alternativas, de caminos menos recorridos que no aseguran que su destino final, su meta, sea un valor seguro. Algo tangible. 

«Qué miedo da reconocer que algo te gusta»

Reseña de Blue Period Yatora 2 - El Palomitrón

Vivimos en una vorágine de lo impersonal, el «cuánto» se impone sobre el «cómo», despojándonos cada vez más de nuestra humanidad. Nuestras acciones y preocupaciones en muchas ocasiones vienen impuestas por nuestro entorno, por no atrevernos a ser el punto de mira, a nadar a contracorriente. Así, de la misma manera que hace Yatora, nos movemos por inercia, capeando el temporal como buenamente podemos y marcando con una «X» las diferentes casillas de aceptación social. Hasta que tenemos la osadía de parar, echar la vista atrás y no poder evitar preguntarnos si realmente somos felices, si somos lo que queremos ser o qué es aquello que buscamos. Dilemas existencialistas que agudizan una sensación de vacío e insatisfacción. Porque es muy jodido ser consciente de que quizá hemos vivido por otros y no por nosotros mismos, que quizá nos hemos equivocado a la hora de escoger la seguridad que tanto prometían y que finalmente no es. El ser humano no difiere en demasía de cualquier vehículo o dispositivo que necesita de una carga para funcionar. Necesita de cosas que le estimulen desde un plano más subjetivo, que le hagan disfrutar y sentirse vivo, pero, sobre todo, sentirse bien consigo mismo. Autorrealización. Bajo todo este contexto Tsubasa Yamaguchi pinta sobre el lienzo en blanco de Yatora Yaguchi; quien, tras mucho meditar, termina tomando la decisión más arriesgada y comprometida de su vida: abandonar los prejuicios y juicios sociales para esforzarse en conseguir aquello que le hace sentir vivo, la pintura. Una decisión nada fácil teniendo en cuenta su prácticamente nulo conocimiento del ámbito, la estigmatización de las bellas artes y la situación económica de sus padres, quienes no pueden permitirse el lujo de pagar una universidad privada. La única salida posible para él es entrar en la prestigiosa Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio, la única universidad de arte pública de Japón. ¿Puede el esfuerzo de alguien «normal» igualar el talento de un «genio»? La autora se sacude rápidamente de tropos y prejuicios para hablar con sinceridad, para desmitificar los conceptos y la imagen que generalmente se suelen tener del talento. Aquí no hay debate, pero sí mucho trabajo duro. Porque nadie goza de la bendición de las musas; el camino se hace andando, y el esfuerzo es la vía para (intentar) alcanzar aquello que se desea. 

Reseña de Blue Period Mori - El Palomitrón

«No tengo talento. Simplemente, dedico más tiempo a pensar en pintura que los demás»

Pero, ¿cómo representar la dualidad esfuerzo-talento? A través de sus personajes, la interacción entre ellos y su visión del arte. Porque a pesar del claro protagonismo de Yatora, Blue Period es una obra coral compuesta por un elenco excelentemente construido que consigue transmitir. Tsubasa Yamaguchi crea un baile de colores donde su mezcla augura nuevas e intensas tonalidades. Saeki, la profesora de arte, ofrece algunas de las mejores líneas de diálogo de la obra, además de ser determinante en la decisión de Yatora. Es ese referente educativo que muchos habríamos deseado tener. Yuka Ayukawa es la revulsiva perfecta para los momentos más desenfadados, pero también aporta cierto grado de rivalidad y una muy buena química con Yatora. El tratamiento del esfuerzo en contraposición del talento cobra sus cotas más altas cuando Mori y Yotasuke Takahashi —aún por desarrollar— entran en escena. La primera, una increíble artista que reniega de dicha palabra y se lo debe todo a su obsesión por la pintura y el trabajo duro. El segundo, un habilidoso joven ensimismado en su propio mundo y del que difícilmente sería posible no sentir cierta envidia. El miedo de no estar a la altura, de no ser lo suficientemente válido, está ahí, es un activo más con el que debe lidiar Yatora. Aun así, Yamaguchi se aleja de la prepotencia y el despotismo para abrazar cierta sensación de hermandad, de reconocimiento y recompensa emocional.   

La autora conoce de primera mano el mundo en el que se mueven los personajes de Blue Period, y ciñéndose a una estructura y desarrollo cercanos al los del género del spokon, moldea unos primeros capítulos que tienen mucho de iniciación, de ponerse en la piel de quien se ve bombardeado con información totalmente nueva, de conceptos abstractos que necesitan de explicación. Así, Tsubasa puebla la obra de multitud de aspectos técnicos del dibujo, de ideas, teorías y técnicas que apuntan desde el escalafón más básico. Y como hace Yatora, aprendemos; aprendemos de perspectivas, de tipos de trazo, de métodos de pintura y secado, de tipos de materiales, de plasmar aquello que tenemos delante y darle forma. Pero también aprendemos de su pasión, de su esfuerzo. Porque a pesar de incidir en estos aspectos y dilapidar los prejuicios en torno al talento, Tsubasa es lo bastante clara como para dejar claro que las posibilidades de que no haya un final feliz son muchas; de que la meta es complicada y los «rivales» son duros huesos de roer, porque el mundo de las bellas artes no es uno fácil de transitar. Y aun con todo, es difícil no sentir cierto halo de optimismo, de deportividad sana y sentimiento de grupo que comentaba líneas atrás. Porque quizá esa sea la clave, la de crear lazos cuando la dificultad apremia.

Reseña de Blue Period Yatora 3 - El Palomitrón

El retrato que hace Blue Period del mundo del arte se ve reforzado por un apartado visual sobresaliente que sabe captar a la perfección la esencia de las cosas, los sentimientos de sus personajes. El trazo de Tsubasa es el conducto idóneo con el que transmitir estados y sensaciones; sus personajes irradian expresividad, ganando en realismo y cercanía. Tal y como expresa la autora en su obra, una pieza artística debe tener la capacidad de transmitir. Para que sea recordada debe llegar al corazón de la gente, y eso solo se consigue cuando la pasión del artista traspasa, en este caso, el papel. Porque incluso la técnica más depurada palidece en cuestión de crear una conexión. Y Tsubasa Yamaguchi tiene el atrevimiento de conseguirlo, de transmitir e impregnar Blue Period de pedacitos de su vida. Bajo un increíble manejo de la iluminación —notándose sobre todo en las tonalidades del ropaje— y una especial dedicación a los momentos más reflexivos, de creación y mentalización ante el infinito y virgen blanco, Tsubasa, además, hace de su obra una pequeña colección de trabajos de otros artistas. Porque la autora se cobija de estas piezas artísticas para ganar en diversidad y plasmar todo tipo de contenidos, desde bustos u objetos en tres dimensiones a pintura al óleo. Consciente de sus posibles debilidades, aprovecha las fortalezas de otros artistas y, sin dudar en otorgar siempre un más que necesario reconocimiento, engrandece su obra al consolidarse como un pequeño Frankenstein fruto de una pasión compartida. De nuevo, sentimiento de hermandad.

Blue Period es, sin duda alguna, una de las obras más llamativas y con mayor potencial del panorama editorial nacional. Milky Way Ediciones acierta de nuevo con un título que despunta en lo visual, en lo puramente artístico, pero que encandila a través de su narrativa. Es en su complicidad, en la cercanía y retrato humano de sus personajes donde Tsubasa Yamaguchi consigue destacar aún más como autora. Su obra se postula como el espejo donde muchos de nosotros observamos con cierta timidez nuestro reflejo. Y es en sus monólogos donde más empatizamos y conectamos, pero la obra también nos ganaría sin ellos, porque tal y como se menciona en sus páginas, el arte es un lenguaje que no necesita de palabras. Y Blue Period es precisamente eso: arte.

«Siento como si mi corazón hubiera empezado a latir ahora»

Edu Allepuz

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1 COMENTARIO

  1. Me encanto esta reseña, no puedo estar más de acuerdo, expresaste exactamente todo lo que pensé sobre el anime y efectivamente es arte.

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.