PRESS LLEGA A FILMIN PARA ENFRENTAR PERIODISMO Y SENSACIONALISMO
Son tiempos oscuros para la prensa. La crisis que azota el sector parece haberse instalado cómodamente en la rutina diaria de los profesionales de la noticia, casi normalizada, casi asumida como compañero inseparable de viaje del redactor. Y poco a poco lo que empieza a asomar como verdadero culpable de ésta no es un problema de gestión o de capacidades de adaptación a nuevos entornos de los medios; ni siquiera lo es de capacidad de reacción frente a la caída en picado de las ventas. El problema, en el fondo, es el lector. Todo empieza a apuntar a los lectores como nuevos (y verdaderos) villanos de la función, verdugos de las rotativas que han renunciado a la información para abrazar lo efímero del entretenimiento constante, una tendencia que ha herido de muerte a las ediciones en papel y ha convertido a las digitales en pastilleros de soma que se consumen con el mismo ansia con el que el ya perdido lector vive y se relaciona en la década de la inmediatez.
Press, la nueva serie británica que acaba de aterrizar en Filmin, expone con eficacia esta polarización que aún sobrevive en la prensa mundial de nuestro días. La información frente al entretenimiento y el sensacionalismo, el rigor y la ética frente a la inquisición de los números que decidirán si el inversor cierra o no el chiringuito y se busca otro hobby más lucrativo, más seductor, o más novedoso y prometedor. La batalla entre el papel de la información que nos inculcan en las escuelas de periodismo frente al poder hipnótico de las historias, del meme, de la noticia que levanta likes e interacciones porque supone una cómoda (no vayamos a pedir mucho más) sobredosis de humanidad en un mundo cada vez más complicado y, sí, cada vez más negro, egoista e insolente.
Press solo necesita de 6 episodios para plasmar con una virtuosa sencillez los últimos episodios de una contienda en la que los buenos lo tienen muy complicado, y los malos tan fácil como siempre. Porque los malos, por tradición, tienen ese punto de inteligencia que combina a la perfección con una falta de escrúpulos que supone a su vez la mayor debilidad, y esto está fuera de toda duda, de las buenas personas, de los románticos batalladores que están condenados a no dejar de luchar jamás.
La serie de Tom Vaughan (Endeavour) sabe bien de lo que habla. No en vano Inglaterra es otro nivel, siempre lo ha sido cuando hablamos de sensacionalismo en los medios y la capacidad de estos para crear opinión pública o dirigirla allá donde sople el viento que más favorece en cada momento los intereses que hay que servir. Porque aunque el periodismo sea el cuarto poder, desprovisto de deontología no es más que una marioneta, un arma masiva capaz de derrocar gobiernos y dirigir las agendas políticas sin derramar una sola gota de sangre ni someterse al juicio de las masas, marcando con precisión el camino ideológico que las audiencias deben abrazar. «El periodismo es libre o es una farsa», como apuntaló el periodista argentino Rodolfo Walsh.
Duelo de rotativas
No es que Priyanga Burford, Sujaya Dasgupta, David Suchet o Al Weaver no hagan un buen trabajo en sus roles secundarios, ni mucho menos. Es que Ben Chaplin y Charlotte Riley son las auténticas estrellas de la función, porque además de de sus interpretaciones ambos encarnan el duelo central de la serie. Un duelo que enfrenta a las dos rotativas, vecinas para más miga, pero que también acontence en el interior de ambos, llegando a tambalear por momentos la filosofía y visión de sus personajes. Él es Duncan Allen, un periodista brillante y ejemplo a seguir otrora que se ha convertido en el director de The Post, una publicación sensacionalista en la que todo vale para salir cada día con la portada más polémica y vender. Y ella es Holly Evans, la brillante Jefa de redacción de The Herald, un periódico que se resiste al cambio y lucha por seguir dando prioridad al rigor periodístico.
Y el duelo está servido. Porque mientras Holly persigue cambiar el mundo y lucha por defender la verdad a través de la denuncia, Duncan ha aprendido a nadar y bucear en una sociedad en ruinas; sabe que el mundo vive un nuevo escenario y que ya no hay marcha atrás. Y también sabe que él no tiene rival en su terreno. El poder de las historias frente a las estadísticas del periodismo de la vieja escuela.
Si en el periódico de Holly, The Herald, el ambiente es de piña y las decisones editoriales se consultan y de debaten, en The Post los periodistas luchan en soledad por mantener su silla caliente mientras Duncan hace y deshace a su antojo. Y así tenemos también retratado el actual conflicto que enfrenta la percepción clásica de la redacción como un equipo con el actual concepto de periodista como constructor de su propia marca para sobrevivir en una selva en la que nada está asegurado. Lo colectivo frente al individualismo.
Solo por asistir a las actuaciones de ambos, lo de Ben Chaplin es espectacular, la serie merece la pena. El trabajo de los secundarios, su guion y su sentido del ritmo completan la propuesta, y el que nos haga pensar un poquito la redondea.
¿Dónde y cuándo?
- Fecha de estreno: 26 de febrero de 2019
- Plataforma de emisión: FILMIN
- Número de episodios: 6
- Duración aproximada: 60 minutos
- Te gustará si te gusta… El periodismo desde dentro, y especialente el escenario actual al que se enfrenta la profesión
Alfonso Caro