POWER RANGERS
Desconocemos cuándo, pero en algún momento de los últimos años un grupo de productores de Hollywood se reunieron y decidieron que la gente que creció en los 80 ya no era el objetivo y que era el momento de ir a por los millennials: el momento de empezar a saquear todo producto con un poco de culto de los 90. En 2017 han llegado y llegaran a los mejores cines: It, Ghost in the Shell: El alma de la máquina, La Bella y la Bestia, La momia, T2 Trainspotting, Los vigilantes de la playa, Jumanji… Por el mismo camino va Power Rangers (Go, Go Power Rangers! Mighty morphin Power Rangers!), la primera película centrada en estos personajes de este milenio.
El objetivo de Power Rangers es claro: ser pura diversión pop y nada más. Si esperas grandes secuencias de acción, no vayas a verla; si esperas diálogos ingeniosos, quédate en casa; si esperas emocionarte, vete a ver El otro lado de la esperanza. Ahora bien, si lo que deseas es pasarte dos horas sentado en una butaca viendo chocar chatarra, planos de menos de un segundo de duración, muchas explosiones y humo (al más puro estilo de Michael Bay, quien produjo el debut de Dean Israelite, director de Power Rangers), sonidos constantes y ensordecedores, música rítmica a gran volumen, referencias a la cultura pop constantes (como la camiseta de It was all a dream de una de las protagonistas) e intérpretes carismáticos, este es el filme indicado. Lo reconocemos, es de nuestro tipo.
Para justificar todo el combo explosivo hay una historia detrás y, en contra de todas nuestras expectativas, está bastante bien trabajada. El primer bloque de la película es una mezcla entre relato de iniciación y de marginados (misfits). En cuanto al primero, establece paralelismos con las historias de inicios de superhéroes, tocando temas como la responsabilidad social, el deber y la identidad. No en vano, los creadores citan a Spiderman, de Sam Raimi, como uno de sus referentes. Respecto al segundo, nos presenta todos los elementos canónicos: personajes que sufren acoso escolar, que no son respaldados por sus familias o no creen en el sistema de educación, que son castigados por mala conducta… Pese a sus diferencias, se crea una conexión especial entre ellos y se cuentan los secretos más íntimos. El otro referente que barajan los creadores es El club de los cinco, de John Hughes.
Los principales responsables de que el filme no sea un caos total son el reparto. Los cinco protagonistas son aún jóvenes, pero demuestran talento y carisma suficiente para que este no sea su última inclusión en el currículum. En la línea de la serie de televisión hay diversidad entre los Power Rangers (aún más que en la saga Fast & Furious) y, afortunadamente, la cinta se desvía un poco de esta línea: el Power Ranger afroamericano (RJ Cyler brilla con el mejor personaje) no es el de la armadura negra, ni el chino (Ludi Lin quien es una gran estrella en China) es el del traje amarillo. El rosa aún sigue perteneciendo a una mujer, aunque en la primera versión de Max Landis no era así. Pese a estos muy apreciables intentos, el protagonista sigue siendo el hombre blanco heterosexual, interpretado (con bastante gracia) por Dacre Montgomery (Stranger Things), que es una mezcla entre Zac Efron y Jared Leto. Completan el quinteto Naomi Scott (muy bien) y Becky G. (quien interpreta al personaje gay que enfadó a cuatro trols de Internet). Les acompañan tres veteranos: Elizabeth Banks (que se lo pasa en grande en la piel de Rita Repulsa), Bryan Cranston (muy vinculado con este universo) y Bill Hader en un divertido papel.
En resumen, Power Rangers es la opción ideal para ver en una segunda sesión de un viernes o sábado por la noche (primero ves una película seria) y, a ser posible, acompañado por un gran grupo de gente con ganas de juerga.
LO MEJOR:
- La diversión que transmite. Casi puedes escuchar al director gritándote: «¡Mira qué plano más chulo!».
- El clímax final.
- Las referencias pop.
- El carisma del reparto.
- I’ve got the power.
LO PEOR:
- La dejadez de las secuencias de acción.
- La nula calidad estética y sonora.
- Algunos momentos puntuales son vergonzosos.
Pau Jané