NIEVA EN BENIDORM

Alberto Tovar 13 diciembre, 2020

ANTECEDENTES

Desde que iniciara su trayectoria en el largometraje en 1989 con la irregular Demasiado viejo para morir joven, Isabel Coixet se ha convertido en un referente dentro y fuera de nuestras fronteras gracias a la personalidad de un cine en convergencia con el componente de la internacionalidad. Sus películas han reproducido una poética impregnada por el romanticismo más atmosférico y rodeada de grandes figuras internacionales en el mundo de la interpretación: Monica Bellucci, Sarah Polley, Maria de Medeiros, Tim Robbins, Julie Christie, Ben Kingsley, Patricia Clarkson, Rinko Kikuchi, Juliette Binoche, Bill Nighy, por citar algunos nombres. Su aportación a la industria del cine español es notoria, y así lo demuestra su enorme presencia en los mayores escaparates festivaleros internacionales, y hasta 7 premios Goya en diferentes categorías. Su valor como cineasta es innegable, pero también la irregularidad de su trayectoria en los últimos 15 años, apostando esta vez, en este particular dibujo sobre la ciudad de Benidorm, por su vuelta al Deseo, de los hermanos Almodóvar, productores de los mayores éxitos de la cineasta. Esta película tuvo su premiere mundial en la pasada Seminci de Valladolid, inaugurando la Sección Oficial.

LA PELÍCULA

Si hay algo que define el cine de Isabel Coixet, además de su citada poética, es la rareza, casi cómica, de muchos de sus personajes. Así es Peter Riordan, que desde sus primeros minutos confirma su pertenencia a un universo muy coixetiano. Podemos identificarnos con él en su vereda más humana, pero al mismo tiempo navegamos a los motivos, los acentos propios de esta creadora. Él en su inerte rutina, así como en su mecánica y estructurada vida en Manchester acude a la ruptura, mediante su jubilación anticipada, y con ello, mediante su viaje, en busca de ese hermano ausente, a la curiosa y contradictoria ciudad de Benidorm. Y es ahí, cuando todo su universo se desmorona, y comienza a emerger un Peter completamente diferente, aquel capaz de sentir, al margen de esa alienación estructurada y sin alma que le demanda el universo laboral dentro de la esfera capitalista. Y es en la ciudad de Benidorm que, fascinada en su deseo de tocar el cielo, se convierte en una especie de urbe que cambia de color del día a la noche, y admite ser el destino de los incomprendidos. Aquellos seres perdidos y sin alma que, en su desdicha, encontraron confort en una ciudad tan extraña, como aventurada a caminos insospechados.

De esta manera, Coixet homenajea a los incomprendidos, y para incomprendida la ciudad de Benidorm, reclamo de turistas extranjeros, pero menospreciada por el espíritu nacional. En este viaje en busca de su hermano, cuya ausencia reclama el nacimiento de otra ausencia, la de uno mismo, la del propio Peter Riordan, se adentra en espacios y miradas muy variopintas. Desde esa mujer misteriosa, a esa policía enamorada del legado poético de Sylvia Plath, a la confusa señora de la limpieza, hasta ese carnicero tan lúgubre como cómico en sus excesos. Y en ese baile se danza al son de un thriller con tintes de comedia negra, y se baila a la sinrazón de seres extraños y heridos, en un lugar de variaciones cromáticas muy camaleónicas.

El problema es la falta de hondura, de camino, de personajes con alma, y de líneas narrativas que den entidad y sentido a un universo y un viaje que esboza sus intenciones, pero lejos queda de fraguar complejos resultados. Es un viaje que gira en torno a sí mismo, pero que no se aclara en sus derivas discursivas, ni en las intenciones, ni deseos de sus protagonistas, a pesar de ciertos destellos de ingenio (la meteorología como expresión de un personaje sin alma). El resultado, a pesar de la fascinante estética de la película, envuelta por los notables trabajos de fotografía y música, y por la firme mirada de Timothy Spall, es absolutamente decepcionante, es el querer formar un universo complejo y quedarse en un envoltorio que, lúcido, no consigue desplegar la complejidad que requería una historia de variaciones más que curiosas.

ELLOS Y ELLAS

Aunque la labor conjunta del reparto, repleto de caras conocidas (Carmen Machi, Ana Torrent, Pedro Casablanc), sea solvente, es una pena no encontrar vehículos de auténtico lucimiento, por la falta de entidad y desarrollo de los personajes. La película se reafirma, si hubiera que destacar a alguien, en la solvente construcción de Timothy Spall, tan desconcertado como embriagado por la bonita extrañeza de la ciudad de Benidorm.

LA SORPRESA

Sorprende que, a pesar de sus fallidas intenciones, la película propone un discurso muy visual, muy poco narrativo, realmente insólito dentro de la filmografía de una directora muy enlazada en la línea de construcciones narrativas tan estructuradas como complejas. Por lo que no sabemos si este reto es un salto adelante en la depuración de un estilo o simplemente es el quiero y no puedo de una película con demasiadas pretensiones y pocos resultados.