MUERTE EN LEÓN. CASO CERRADO, ¿DEL TODO?
España parece no haber prestado la suficiente atención al crimen que mejor radiografía nuestro actual sistema político y judicial. O al menos el más evidente. A punto de cumplirse cinco años del asesinato de Isabel Carrasco, Presidenta de la Diputación de León y del PP en la misma provincia, es el propio partido el primero en no mostrar interés en profundizar en las causas que llevaron a Montserrat González a asestarle tres tiros por la espalda a la líder popular, en connivencia con su hija Triana Martínez y la amiga de esta Raquel Gago.
Muerte en León vino a trazar en 2016 el perfil de estas tres mujeres a través del juicio y el testimonio de fiscales, abogados, periodistas y allegados tanto de las acusadas como de la víctima, dejando al final de su cuarto y último capítulo una duda en el aire, a modo de giro de guion, que cambiaba radicalmente el contexto de los hechos: ¿por qué Triana mantuvo cientos de conversaciones telefónicas, incluso el propio día del crimen, con Luis Estébanez, asesor del presidente de Castilla y León Juan Vicente Herrera, y por qué esas llamadas nunca estuvieron presentes en el juicio?
La necesidad de respuestas han llevado al periodista y cineasta Justin Webster a rodar, junto a HBO España, este largometraje documental a modo de secuela para intentar ir más allá en la investigación. En esta ocasión, el foco se sitúa más sobre la víctima que sobre las condenadas. Repasando la trayectoria de Carrasco y encontrando explicación al porqué de tanto odio y tantos enemigos a su alrededor, la película funciona de forma independiente a la serie de 2016, recuperando parte del metraje original e incorporando nuevos puntos de vista, incluyendo declaraciones de la jueza instructora del caso y del asesor que nunca fue interrogado por la policía ni la fiscalía. Aunque no aporta lo que esperábamos de esta secuela: grandes novedades en la investigación.
Muerte en León. Caso cerrado es un título que sugiere dobles interpretaciones. Webster cumple como periodista y como ciudadano un papel que le debería haber correspondido a las instituciones: tratar de investigar por qué la policía ignoró pruebas que podrían haber alterado el resultado de la sentencia, por qué al fiscal y al Partido Popular no les escandaliza que esto haya sucedido, qué tipo de irregularidades se cometían en la Diputación presidida por Carrasco y qué lleva a una madre y una hija de familia acomodada y bien relacionadas con ciertos sectores de poder a orquestar y ejecutar un asesinato en el centro de León y a plena luz del día. El problema de los interrogantes es que no reabren un caso ya cerrado antes de que estos se nos planteen.
Fon López