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MINDHUNTER: LA PSICOLOGÍA DE SUS PERSONAJES

«Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti».
F. Nietzsche (Mas allá del bien y el mal, 1886)

El año está llegando a su fin y, si echamos la vista atrás, nos damos cuenta de la cantidad de series de calidad que han salido. Además de las aclamadas por crítica y fans (Mr. Robot, The Handmaid’s Tale, Juego de tronos…), plataformas como Netflix nos han traído verdaderas joyas que merecen ser comentadas. Entre ellas, Mindhunter.

Este artículo puede contener spoilers de la primera temporada de Mindhunter

¿De dónde surge Mindhunter?

La serie original de Netflix creada por Joe Penhall nace a partir del libro Mind Hunter: Inside FBI’s Elite Serial Crime Unit, de Mark Olshaker y John E. Douglas, publicado en 1995. David Fincher (Perdida), Asif Kapadia (Amy), Tobias Lindholm (A War (Una guerra)) y Andrew Douglas (La morada del miedo) se han encargado de llevarlo a la pequeña pantalla. Ambientado en 1977, se centra en los primeros pasos que dio el FBI hacia el estudio en profundidad de la psicología criminal y la inclusión de esta en los programas de formación de sus agentes.

Seguimos los pasos de Holden Ford (Jonathan Groff) y Bill Tench (Holt McCallany), personajes basados en John E. Douglas y Robert K. Ressler respectivamente, dos agentes especiales del FBI que trabajan para la Unidad de Análisis de Conducta entrevistando a peligrosos asesinos y violadores, entre los que se encuentran Edmund Kemper (Cameron Britton), Jerry Brudos (Happy Anderson) o Richard Speck (Jack Erdie). Colaborando con ellos está la Dra. Wendy Carr (Anna Torv), basada en la Dra. Ann Wolbert Burgess, experta en enfermería forense y especializada en los traumas derivados de violaciones y delitos sexuales en la década de 1970.

¿Quiénes son los agentes Ford y Tench?

Si tuviéramos que determinar quién es el protagonista, no dudaríamos en mencionar a Holden Ford. No solo es el personaje en torno al que giran más tramas, sino que es el individuo que más evoluciona a lo largo de los diez episodios de los que consta la serie. Holden es un joven de veintinueve años experto en mediación con rehenes que, además de su trabajo de campo, imparte clases a las nuevas generaciones que entran al FBI. Al comienzo de la serie podríamos definirlo como un personaje curioso, reservado y algo inocente. No hay más que ver el primer encuentro que tiene con la que terminará siendo su novia, Debbie Mitford (Hannah Gross).

Sin embargo, según se va desarrollando la temporada vemos como la curiosidad desborda los límites sanos y la inocencia pasa a convertirse en un gusto macabro por el asesinato y la mente del que lo comete. Cuantas más entrevistas realiza con su compañero Bill, más se involucra psicológicamente en el cometido de la investigación sin saber que, tarde o temprano, terminará pasándole factura.

A diferencia de este, Bill es un agente más mayor, curtido en el terreno que estudian y con un perfil psicológico más estructurado y coherente. Supone el perfecto contrapunto para equilibrar las decisiones de Holden. Está casado y tiene un hijo adoptado al que trata con distancia, dados los problemas para relacionarse que muestra el chico. Se rige ante unas normas éticas muy rígidas que le permiten tomar decisiones con mayor perspectiva que Holden; además, sus límites afloran bastante antes que los del joven.

La psicología detrás de los personajes (I): Holden y Bill

El personaje de Holden estaría cerca de convertirse en lo que el filósofo Friedrich Nietzsche denominó superhombre. A pesar de sus conocimientos previos y el primer desarrollo que se plantea sobre él, Holden comienza a establecer sus propias reglas morales como las únicas válidas; utiliza métodos no permitidos para interrogar a los asesinos, desacata en varias ocasiones a sus superiores, relega la relación con su pareja a un segundo plano; en definitiva, se transforma. Psicológicamente se considera un personaje tan fuerte que puede soportar cualquier cosa, hasta la escena final de la temporada, donde explota su fantasía de conocimiento y razón absoluta, volviendo a su estadio de ser humano, desmoronándose (en una escena que deberíamos destacar por su brillante actuación), volviendo a la realidad.

Como Ronald Tobias explicaba en su libro El guion y la trama, existen diez tipos de tramas interiores, dentro de las que encontramos las que afectan a nuestro protagonista: la caída y la transformación. Al principio consideramos a Holden un personaje estable que se adentra en la mente sin ningún filtro dejando atrás parte de su humanidad y transformándose en un ser cuyo criterio es el único válido. Mientras Holden se descubre verdaderamente como un personaje extrovertido e inestable (terminología psicológica para referirse a su temperamento), Bill no deja de ser introvertido y estable, creándose entre ellos la perfecta complementariedad.

La caída que sufre Holden va de la mano del descenso a los infiernos cuyo mejor exponente es Clarice en El silencio de los corderos (Jonathan Demme). Ambos personajes bajan hasta los estadios más oscuros para conseguir algo. En el caso de Clarice (Jodie Foster), resolver un crimen y evolucionar como mujer; en el caso de Holden, indeterminado. El último capítulo termina con el punto más álgido de este descenso, dejándonos en el momento de evolución del personaje más interesante. También hay que aclarar que la psicología utilizada en El silencio de los corderos fue inspirada en gran parte por el libro en el que se basa Mindhunter.

Igual que la caída va en muchas ocasiones ligada al descenso a los infiernos, en la vertiente de transformación es fundamental la relación maestro-discípulo que Holden y Bill intercambian capítulo a capítulo. Dada la diferencia de edad entre ambos, en un primer momento la relación constituye a Bill como maestro y a Holden como discípulo. Sin embargo, esto no significa que el aprendizaje sea unidireccional.

Y es que Bill apenas influye en los actos de Holden. Es Kemper el que activa el mecanismo de cambio en el agente. Esta relación entre Holden y Kemper (personaje extrovertido e inestable) es paralela a la relación que el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) y Clarice establecen en El silencio de los corderos. Agente y asesino van a ir aprendiendo el uno del otro, algo así como les pasó a Don Quijote y Sancho Panza en El Quijote; ambos sufrirán cambios, pero la transformación más grande le corresponderá a Holden, ya que Kemper no deja en ningún momento de ser un sociópata. Y este lo llegará a considerar un verdadero amigo, al igual que lo hará Holden, y no será hasta la escena final que se dará cuenta del nivel al que se ha expuesto a un asesino.

La psicología detrás de los personajes (II): Wendy y Debbie

Respecto a los personajes femeninos, encontramos dos grandes modelos que actúan como pilares básicos de la trama. En primer lugar, la Dra. Wendy Carr. Dados sus conocimientos sobre sociología y psicopatías (entre otros), pasa a formar parte del grupo de investigadores, creando patrones de comportamiento entre los asesinos. Ella será una pieza fundamental para la creación de la terminología (serial killer, sin ir más lejos) que comenzarán a usar los agentes en sus entrevistas. Respecto al equipo, será el personaje que teorice y simplifique todo avance, manteniendo el equilibrio entre Holden y Bill.

En segundo lugar está Debbie: mujer estudiosa, decidida e inteligente que cautivará a Holden desde el primer momento. Pero no hay que dejarse engañar, su papel fundamental no será complementar a Holden, sino representar un tipo de mujer empoderada que, estando la serie retratada en 1970, hace referencia a la Segunda Ola del movimiento feminista universitario. Independientemente de esto, que se retrata con suficiente sutileza, nos maravilla cómo ni sus estudios ni sus necesidades han de ser apartadas por un hombre.

Profundizando en la relación entre Holden y Debbie, hablaríamos de lo que hoy entendemos como una relación sana. Son dos personas que comparten su tiempo e inquietudes juntos, disfrutan de su compañía y no se exigen nada el uno al otro. Es un bonito retrato de relación, dado lo que hemos visto tantas veces en la pequeña y en la gran pantalla. Sin embargo, y a raíz del descenso a los infiernos que realiza Holden, su relación se verá perjudicada. Incluso aquí vemos la fortaleza de Debbie, que no se deja ningunear y decide corta la relación por lo sano.

Otro punto fuerte de esta relación es lo bien tratada que está hablando, a nivel de estructura de guion. Supone un complemento para la trama principal y no eclipsa en ningún momento los acontecimientos de esta, pues sirve para contextualizar y ampliar nuestra construcción de ambos personajes y sus vidas al margen del estudio.

El autor detrás de la psicología

A pesar de que la dirección de David Fincher se resume a cuatro de los diez episodios, es productor ejecutivo de la serie, gracias a lo que podemos ver patrones argumentales ya utilizados en largometrajes como Zodiac o Seven, entre ellos la relación maestro–discípulo de los protagonistas. Esta relación se ve claramente en Seven a través de sus dos protagonistas, cómo van aprendiendo el uno del otro y cómo se forja su relación de amistad.

A diferencia de sus anteriores trabajos, con Mindhunter explora un mundo más amplio, y dedica más de nueve horas a exponer la historia, detallando cada personaje y atribuyéndoles mayor profundidad. Aunque la marca de la casa no está únicamente en su guion y su fetiche con los asesinos en serie, porque como director de fotografía cuenta con Christopher Probst (Premonición) y Erik Messerschmidt, con el que Fincher trabajó en Perdida (además de haber participado en series como The Following o largos como El número 23).

El pasado 30 de noviembre se confirmó la segunda temporada de la serie, de la que sabemos aún bastante poco. Se ha adelantado la continuación de la historia de un personaje que en cada apertura de episodio nos creaba más curiosidad. Este es Dennis Rader (interpretado por Sonny Valicenti), más conocido como BTK, asesino en serie que actuó en el condado de Sedgwick, Kansas, entre 1974 y 1991. Se ha confirmado la aparición de este personaje, pero, acorde con los hechos reales, tuvo un periodo de «inactividad» entre 1979 y 1985.

Fincher reveló que la nueva temporada se desarrollará dos años después que la primera, entre 1979 y 1981, y girará en torno al asesino The Atlanta Child Murders, que acabó con la vida de veintinueve niños, jóvenes y adultos afroamericanos (sobre todo hombres) en Atlanta, Georgia.

Así vemos como el universo de Mindhunter acaba de nacer y la psicología de los personajes no ha hecho más que comenzar. Veremos cómo evoluciona la relación entre Debbie y Holden, cómo Holden actúa después de tener su primer choque con la realidad y cómo el estudio de los agentes Ford, Tench y la Dra. Wendy va tomando forma. Sin fecha aún confirmada, se espera el regreso del thriller hacia otoño de 2018.

Curiosidades de la serie

  • Una de las productoras ejecutivas es Charlize Theron (Atómica).
  • Los agentes John Douglas y Mark Olshaker, personajes que los que se han inspirado Holden Ford y Bill Tench, se han encargado de escribir o revisar el guion de los diez episodios de la serie.
  • El diseño de producción corre a cargo de Steve Arnold, conocido por trabajar en series como House of Cards.
  • Es la segunda serie producida por David Fincher para Netflix (la primera es la ya mencionada House of Cards).
  • Las escenas de las entrevistas a los asesinos están basadas en las entrevistas reales, algunas copiadas palabra a palabra.
  • El proyecto lleva gestándose desde 2009, año en el que propusieron la idea a HBO.
  • El coche que conduce Debbie (VW Beetle beige) es el mismo que el asesino Ted Bundy conducía para cometer la mayoría de sus crímenes.
  • Holt McCallany (Bill) augura y desea que la serie tenga cinco temporadas.

Cristina Domínguez

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Nací en los noventa y Los Simpson me dejaron como estoy. Sí, yo también soy cinéfila. Me gusta analizar movimientos de cámara y mi madre se lo cree porque no me entiende. Si Tim Burton, Gus Van Sant y Darren Aronofsky dirigieran una película juntos saldría yo.