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BIBLIOTECA: MEJOR PRODUCTOR

Resulta verdaderamente complicado intentar entender cómo una novela como «Mejor Productor» ha tenido que esperar dos décadas para ser finalmente editada en España, y resulta verdaderamente gratificante comprobar cómo el oficio del editor puede recuperar títulos que son un regalo para los lectores, dotándoles de una nueva vida hasta 20 después. Las gracias se las debemos dar a la editorial Libros Walden, porque «Mejor Productor» juega en las ligas de las grandes lecturas anuales, y será bastante complicado para el lector no caer rendido ante su ritmo.

Publicada en 1988 por James Robert Baker, uno de los escritores más atrevidos y mordaces de la literatura norteamericana de finales del siglo pasado, «Mejor productor» condensa en sus 500 páginas una narración tan adictiva como muchas de las sustancias que pululan por este fresco cinematográfico protagonizado por Gale «Shark» Tragger, un productor condenado por su propio talento, por su afán por lograr el reconocimiento y por una obsesión californiana que marcará y lastrará su vida sin remedio.

 

Mejor productor Libros Walden

 

El formato oral: la clave de Mejor Productor

Quizá cueste un poquito (solo las primeras páginas, y solo por la falta de hábito) comulgar con este formato narrativo que deja en manos de terceras personas el avance de la historia. En «Mejor Productor» todo lo que pasa llega al lector a través de todos los personajes que rodean a «Shark» Tragger. Familiares, amigos, colegas, compañeros de estudios, las mujeres de su vida (Si es que Kathy Petro está dispuesta a compartir ese trono, que va a ser que no…), sus enemigos y también una extensa galería de personajes circunstanciales arman una historia que recorre el periplo vital de su protagonista, siempre ligado, desde su nacimiento hasta su muerte, a situaciones y episodios tan rocambolescos como irremediablemente disfrutables. 

Y es en este formato donde el talento James Robert Baker despliega todo su potencial para absorbernos con una historia en la que todo el mundo se pronuncia. Todo el mundo menos «Shark» Tragger, que permanece mudo durante toda la novela. Y ni falta que hace. Porque el juego es tan sutil y efectivo que la propia historia que nos plantea acaba adquiriendo una naturaleza cinematográfica inesperada. Alimentada por todos esos puntos de vista cuya concatenación constante no solo hace progresar la narración sino que facilita al lector diferentes ángulos sobre los episodios, los estados de ánimo de Tragger o las consecuencias de sus actos. Como si de cámaras humanas se tratase, cada personaje enriquece con sus lecturas para que James Robert Baker ejerza de montador compulsivo y dote a la historia de varias capas que se autocomplementan con cada plano y con cada visión, alumbrando pasajes verdaremante épicos y demenciales que con otro estilo de escritura habría sido muy complicado de emular.

Todo acaba dando forma poco a poco a una obra desmedida, excesiva, exagerada y en no pocos momentos enorme (el acto final en la gala de los Oscar es una salvajada solo de imaginarlo). Pero lo realmente encomiable es que en su desmesura, «Mejor Productor» logra, sin avisar, dejar un poso en el lector, que sin darse cuenta acaba cogiendo cariño a un personaje fácilmente odiable y olvidable. Porque el puzzle no solo hace que la película vital de este genio sin escrúpulos avance, sino que también logra que acabemos alineándonos con él, al conocer desde el principio todos los sucesos y acontecimientos que rodean la convulsa vida de «Shark», sentenciado a la infelicidad constante.

Y aunque sus personajes son ficticios, y Tragger nunca existió, la novela está plagada de referencias reales y es imposible rechazar la opción de que Baker esté reproduciendo al final situaciones reales protagonizadas por grandes estrellas y profesionales ligados a la industria que sí existieron o lo siguen haciendo,  y de las que muchas veces solo conocemos el envoltorio más superficial. Será tarea del lector, y otro juego que nos encontramos por el camino de regalo, poner nombres y caras a los personajes que habitan sus páginas o han sido forjados en clara referencia a personas reales que nos vendían sueños mientras vivían pesadillas bañadas en polvo blanco al otro lado de los photocalls y las bambalinas.

Un libro que ha contado con unos cuantos intentos ya de ser llevado al cine. Todos ellos infructuosos por lo complicado de una empresa que muy pocos directores podrían llevar a buen puerto. Quizá un Scorsese en plena forma sería el candidato ideal. Auqnue quizá, también es verdad, «Mejor Productor» es una apuesta segura en papel que nunca debería llevarse al cine…

 

Alfonso Caro

 

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Alfonso Caro Sánchez (Mánager) Enamorado del cine y de la comunicación. Devorador de cine y firme defensor de este como vehículo de transmisión cultural, paraíso para la introspección e instrumento inmejorable para evadirse de la realidad. Poniendo un poco de orden en este tinglado.