JUEGO DE TRONOS 7X03: LA JUSTICIA DE LA REINA
Pese al vertiginoso ritmo que está alcanzando esta séptima temporada, parece que las tramas maestras aún están lejos de ser abordadas por sus protagonistas, que en cada capítulo siguen descubriendo nuevas cartas encima de cada una de sus mesas. Cartas que normalmente suponen una nueva óptica con la que deberán lidiar para enfocar su presente, y también su futuro. E incluso su pasado.
Atención: Contiene spoilers
Y si el cierre del segundo capítulo había sido entendido como un pistoletazo de salida por muchos espectadores, lo cierto es que esta tercera entrega de temporada vuelve a recordarnos con la mano bien abierta que esto es Juego de tronos y que el que espere un desarrollo lineal y predecible lo mejor que puede hacer es ir cambiando de droga catódica. Porque rozando el ecuador de esta temporada (quedan solo cuatro capítulos en cartera), lo que queda claro es que las tramas aún pueden dar muchos giros, y los caminos de rosas, por mucho dragón que una se agencie, pueden acabar siéndolo más por las espinas que estos pueden esconder que por las flores en cuestión.
El sol se nubla para Daenerys
Para arrancar sus casi 60 minutos de duración, La justicia de la reina nos deja por fin disfrutar del esperadísimo encuentro entre Daenerys y Jon. Un encuentro bastante tenso en cuanto a pulsos de poder, y que nos brinda un cuarto de hora de combate dialéctico en el que ambos defienden sus posiciones, y en el que quizá el personaje de Tyrion Lannister resulta clave para que ambos reyes opten por la prudencia y el tanteo, en detrimento de reacciones más viscerales. Una audiencia en la que Daenerys empezará a valorar la amenaza que suponen los caminantes y el Rey de la Noche, al tiempo que conoce la derrota de la flota del hierro a manos de Euron Greyjoy y la captura de Ellaria y Yara, que son paseadas como botín de guerra por las calles de Desembarco del Rey, y finalmente ofrecidas como trofeo a Cersei por Euron, que busca algo más que una palmadita en la espalda, aunque puede que lo que acabe cobrando sea algo más afilado si sigue vacilando tanto a Jaime… Mientras tanto, seguimos deleitándonos con la crueldad de Cersei, que no tiene rival a la hora de diseñar venganzas. Y a Ellaria, hacía tiempo la estaba esperando.
Una captura que supone un revés para Daenerys, que además verá como su movimiento maestro de asaltar Roca Casterly no solo ha sido previsto por Cersei, sino que además sirve para que las tropas Lannister se apunten otra victoria estratégica en Altojardín, aniquilando así a casi todos los aliados que en el capítulo anterior suponían una amenaza bastante seria. Una victoria esta última que no solo elimina un nuevo adversario, sino que será muy estratégica para procurar una buena financiación para la campaña bélica que se avecina. Queda claro que Cersei juega en otra liga, y que derrotarla va a ser muy complicado. Con estos movimientos encima de la mesa, Daenerys acierta permitiendo a Jon extraer el vidriagón que esconde Rocadragón, lo que puede suponer un primer paso para la necesaria alianza que sobrevuela a ambos.
Unos devenires plasmados en imágenes con suerte desigual, porque si es verdad que todos esperábamos una batalla como Dios manda en la toma de Roca Casterly, lo cierto es que un solo plano (el del ejército Lannister encarando Altojardín) supera en espectáculo toda la toma de Roca Casterly con holgura, carente esta última de la épica que siempre se espera de una serie cuando se mueve a estos niveles, y que nos ha brindado algunas de las mejores batallas rodadas para el formato televisivo de la historia.
Lo que también nos deja la conquista de Altojardín es una nueva conversación muy sabrosa entre Jaime Lannister y Olenna Redwyne en la que esta última se destapará como la conspiradora que urdió el envenenamiento del Joffrey Lannister, y que obliga a echar la vista atrás para recordar que fue Meñique quien se apuntó el tanto, mientras Cersei siempre ha señalado a Tyrion como el autor del regicidio.
En el norte, vamos a por uno de los reencuentros más esperados, que se resuelve con el sentimentalismo justo. La emoción de Sansa al reencontrarse con su hermano pequeño se diluye en el excesivo misticismo que derrocha Bran, un personaje cuya línea argumental es quizá la más oscura a estas alturas de la serie.
Lo que nos queda claro es que esta temporada está resultando tremendamente adictiva. Pese a contar con los capítulos más largos de la serie, todo nos sabe a poco, y en cada entrega se insinúan giros en los acontecimientos y en los personajes que prometen aniquilar los análisis o las predicciones más tempranas.
El tablero no está listo
Con cuatro capítulos para cerrar la temporada, mucho tienen que correr todos para regalarnos las respuestas que tanto ansiamos, y no hay que olvidar que aún tenemos otra temporada en recámara. Brienne, Arya, Jorah Mormont ¡y Melisandre! aún tienen que encontrar su línea argumental, así que anticipar una séptima temporada de transición para colocar con detalle el tablero no sería ninguna locura, ya que quizá Desembarco del Rey deje de ser la prioridad de Daenerys, y el Rey de la Noche se convierta en el rival a batir, por encima de los vivos. Porque ¿quién quiere reinar sobre una montaña de cenizas?
Todo esto sin contar con la personalidad de Jaime Lannister, cada vez más desgastada en su fidelidad hacia Cersei, y cada vez más puesta en alerta sobre la maldad de esta. No sería nada descabellado prever (ojo a esas maldiciones que hablan de hermanos) alguna reacción de última hora por su parte que desnivelase la balanza, sobre todo si Cersei finalmente acepta premiar a Euron, cegado de sensatez y ebrio de fantasías eróticas que le pueden costar bastante más que su dedo favorito.
La semana que viene, más y mejor.
Alfonso Caro