El Palomitrón

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INFIERNO AZUL

inf2Tras diez minutos de exposición mal disfrazada de diálogo y pleitesía a las curvas de Blake Lively, Jaume Collet-Serra confina a su protagonista en una pequeña roca a doscientos metros de la costa con una herida abierta de casi un palmo en el muslo y nada más que un reloj y un traje de neopreno para defenderse de los arrebatos irados de un gran escualo blanco. Pese a la forzada presentación del personaje y las normas básicas del cine de terror (que dictan que un personaje debe siempre elegir la opción más absurda y ponerse en peligro siempre que le sea posible), el arranque de Infierno azul promete un placer culpable, de esos que todos buscamos en las carteleras del cine cuando llega el verano. Pero esta carrera a contrarreloj por la supervivencia (fácil de relacionar con películas como 127 horas o Buried, ambas recogidas en su día en nuestro especial de cine de supervivencia) no termina por ser ni la mitad de excitante y entretenida de lo que promete, bastante por debajo de lo que su director nos tiene acostumbrados.

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Sin embargo, hay que darle al César lo que es del César. Jaume Collet-Serra acierta en mostrar el mar como un lugar de paz y belleza, pero también como un bullicio frenético, enérgico y violento, y en exprimir al máximo el concepto de supervivencia desde el punto de vista de hombre y de bestia
. Es entre esta fiereza de las olas y la violencia y persistencia de la furia animal que lucha por su alimentación donde Blake Lively se ve forzada a luchar por su vida, aunque sea, a priori, una causa perdida, reforzando así un débil arco de personaje. Su actuación es comprometida, lo único creíble de una película (sin duda mucho más que Óscar Jaenada en el papel de un mexicano amante de Albert Pla o la amistad que traba la protagonista con una gaviota con el ala dislocada) que no pasa de ser serie B con aires de grandeza. La fotografía de Flavio Martínez Labiano es imaginativa y Collet-Serra dirige con su solvencia característica como uno de los maestros actuales del entretenimiento palomitero, pero todo el desempeño visual del mundo no sería (y evidentemente no es) capaz de arreglar un guion que flojea tanto en el plano emocional como en la sucesión de decisiones absurdas que toma la protagonista.

infierno1Pero ante todo no hay que olvidar que Collet-Serra no está en este negocio para hacer arte o cambiarnos la vida: sus pretensiones solo son el entretenimiento del público y emocionar con secuencias de acción bien rodadas, y en eso es uno de los mejores en la actualidad. Desde 1975, el gran escualo blanco ha sido considerado el rey del mar. Su agresividad incontrolable y su amenaza casi invisible sirvieron de pretexto a Steven Spielberg para acuñar el primer blockbuster moderno, clásico entre clásicos, Tiburón. No se ha conseguido repetir la hazaña de crear un monstruo marino tan terrorífico en ninguna de las (terribles) secuelas del primer gran filme de Spielberg, y lo siguiente más memorable que ha ocurrido en el cine de escualos es el fenómeno popular de Sharknado. Con este contexto, Collet-Serra busca en Infierno azul una revitalización de esta exploitation que se ha vuelto a poner de moda gracias a su banalización extrema: no es su mejor obra, ni siquiera una buena película para los que le pidan al cine algo más de profundidad. Infierno azul es una evasión palomitera de menos de noventa minutos que se olvidará tan pronto como vuelva a bajar la marea.

 

LO MEJOR:

  • La actuación de Blake Lively.
  • La fotografía de Flavio Martínez Labiano.

LO PEOR:

  • Un guion absurdo que comete el error de tomarse demasiado en serio.
  • El tiburón generado por ordenador.

 

Pol Llongueras

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