ESPECIAL QUENTIN TARANTINO: KILL BILL VOLUMEN 1
That woman deserves her revenge and we deserve to die.
(Esa mujer se merece una venganza y nosotros la muerte).
Budd, Serpiente de Cascabel. Kill Bill: Vol. 1
Desde sus comienzos, Quentin Tarantino contaba con películas de culto y que habían establecido algunas de las bases del cine posterior. Hablamos concretamente de Reservoir Dogs y Pulp Fiction, que supusieron toda una marca para el director. Sin embargo, a principios del siglo XXI nos deslumbró con una historia dividida en dos episodios (no era así como la concibió originalmente, sino unida, y así fue como finalmente la estrenó en 2011, Kill Bill: The Whole Bloody Affair) que nos contaba el ansia de venganza por parte de una mujer que había sido atacada por su propia banda.
Este personaje es Beatrix Kiddo (Uma Thurman), la Mamba Negra, un personaje que supuso todo un cambio para los roles femeninos tan estereotipados en el cine (clichés que siguen siendo una lacra que estos ejemplos tan concretos ayudan a erradicar muy poco a poco). En esta película seguía habiendo sangre, violencia y un vocabulario inaudible hasta en el peor bar de carretera, como en el resto de su filmografía, pero también había muchas mujeres repartiendo lo suyo a quienes lo merecían, siendo frías y cumpliendo sus deseos de venganza. Vernita Green (Vivica Fox) y O-Ren Ishii (Lucy Liu) son otros dos ejemplos de la clase de mujeres que quiere representar aquí Tarantino, y las tres formaban parte del escuadrón asesino Víbora Letal, cuyo jefe es Bill (David Carradine). Tras despertar del coma en el que todos ellos dejan a Beatrix, esta decide vengarse de todos ellos, siguiendo una lista encabezada por Bill.
Kill Bill marcó un antes y un después en la carrera de Tarantino. Para empezar, reunió en ella muchos de los géneros cinematográficos que le apasionan, como el spaghetti western o las películas de samuráis. Las bandas sonoras siempre han sido uno de los fuertes de sus películas; sin embargo, las de Kill Bill marcaron a toda una generación, y no solo por los temas populares, como el Bang Bang, de Nancy Sinatra, sino también por los temas originales del rapero RZA o algunos temas que Ennio Morricone utilizó en alguno de los wésterns a los que puso música.
Pero la estética de la película y algunos de los detalles son hoy parte de la cultura popular, tales como el chándal amarillo que Beatrix luce en la última parte de la película o la «coñoneta». Más allá del merchandising que pudo (o todavía puede) generar esta película, algunas escenas pasarán a la historia del cine, como la parte anime donde cuentan la historia de O-Ren Ishii o toda la secuencia final en la Casa de las Hojas Azules.
Kill Bill mantiene muchas de las constantes en el cine de Tarantino, a pesar de todas las innovaciones que también introduce (mezcla de géneros, mujeres protagonistas). La violencia, el lenguaje obsceno, la sangre gratuita (los aprensivos agradecemos esa escena en blanco y negro, recurso que repitió en Sin City, y menos mal) y los flashback son algunas de las coordenadas que siempre nos llevan a su cine. ¿Qué nos dejó para Kill Bill: Vol. 2? Pues no le quitéis ojo a este especial que hacemos en El Palomitrón por el aniversario que TCM le prepara este mes al director.
Lorena Rodríguez
Creo que Sam Raimi podría haber hecho un mejor trabajo