ESPECIAL JAMES BOND: LA ESPÍA QUE ME AMÓ
¿Por qué tenéis que verla?
Es una de las películas de Bond mejor valoradas de toda la saga, y supuso un esfuerzo titánico por parte de los productores de salvar una franquicia que empezaba a dar sus primeros signos de agotamiento. Conjuga todos los aspectos maestros de la saga, y muchas de sus escenas e ideas son sencillamente espectaculares. Sirvió para que Roger Moore se hiciese realmente con el personaje (interpretándolo 4 veces más después de esta) y también para grabar a fuego en nuestra memoria al esbirro más popular de la saga, Tiburón.
Además, una película que ha inspirado la hilarante La espía que me achuchó, de Austin Powers, debería ser suficiente razón, pues si el humor hace parodia de ella, es que es un gran clásico.
Estrenada en 1977, la cinta fue un éxito total. Lo tenía todo y se convirtió en el blockbuster del verano. Motivos no le faltaban. James Bond en estado puro desde su primera escena.
En nuestra memoria colectiva
Sin lugar a dudas, los malvados planes de los villanos de Bond siempre han sido de admirar, y en esta película no iba a ser menos. En este caso, Karl Stromberg (Curd Jürgens) capturaba submarinos con un enorme petrolero: literalmente se los comía; es decir, el submarino era absorbido por el petrolero por una compuerta hallada en la proa. Este petrolero de enormes dimensiones (tales para absorber submarinos, nada menos) obligó a crear un plató en exclusiva en los famosos Estudios Pinewood, que hoy se conoce como Plató 007.
El villano
Las películas de James Bond suelen estar plagadas de villanos, aunque siempre hay alguno que destaca por encima de los demás. En este caso, el villano Karl Stromberg pierde la medalla de oro de la villanía debido a la aparición de «Tiburón».
Richar Kiel aparecía en La espía que me amó por primera vez, aunque regresó para Moonraker. Sus espantosas mandíbulas, sumadas a su imponente constitución, hacían de él un villano temible y muy difícil de aplacar físicamente. Sin lugar a dudas, el personaje de Javier Bardem en Skyfall le rinde un pequeño homenaje con esa prótesis tan desagradable que descubre frente a M (Judi Dench).
El gadget
Ni pistolas, ni bolis explosivos, sino un coche. El Aston Martin es un elegante compañero, pero para meterse de lleno en la Guerra Fría, Bond necesitaba algo más. Así es como se concibe el Lotus Esprit «Wet Nellie», capaz de transformarse en submarino y de lanzar todo tipo de armas como misiles, torpedos o minas submarinas.
No hay Bond sin acción
Y estrenando el gadget, escena de acción para poner a prueba todos sus secretos. La secuencia acaba además con la icónica transformación del vehículo en una suerte de minisubmarino, que aun bajo el agua, sigue suponiendo una amenaza letal para los enemigos de Bond.
Demasié pal Bondy
Es una de las mejores escenas de acción de las películas de James Bond, y si no la hemos incluido en el apartado de «No hay Bond sin acción» es precisamente porque resulta increíble que esta escena consiguiera rodarse sin ningún incidente.
La primera escena de la película pone a Bond en un aprieto y debe hacer un salto mortal en paracaídas con sus esquís, escena que fue rodada por el especialista por Rick Sylvester. El equipo estuvo diez días en Canadá, en las cercanías del monte Asgard, esperando buen tiempo para poder rodarla. Más de diez cámaras se colocaron para inmortalizar el momento; sin embargo, cuando Rick efectuó el salto todas las cámaras lo perdieron y solo una lo grabó, en una sola toma, que es la que disfrutamos en los créditos. Es demasié pal Bondy, pero fue la más real de todas.
007 Curiosidades
- El villano Tiburón solo aguantaba medio minuto con las prótesis dentales por el dolor que le provocaban.
- Tras el estreno de la película, la demanda de Lotus Esprit de color blanco fue tal que había una lista de espera de tres años.
- El director de fotografía Claude Renoir no conseguía iluminar el gran plató que se había creado en los Estudios Pinewood y se llamó a Stanley Kubrick para hacerlo.
- Cuando Bond y Anya caminan por el desierto vestidos de gala, suena la banda sonora de Lawrence de Arabia: fue una ocurrencia del asistente de sonido, y como a todos les gustó, se mantuvo en el metraje final.
- El saltó en esquís de Rick Sylvester casi acaba en tragedia, ya que al desprenderse de los esquís, uno de ellos choca contra el paracaídas, y podía haberlo rasgado. No fue así, y por el riesgo sufrido el especialista cobró 30 000 dólares.
- Al final de los créditos se anuncia que Bond volverá en Solo para tus ojos; sin embargo, la siguiente estrenada fue Moonraker.
- Es la primera película de Bond rodada en Dolby Surround Stereo.
DiscoBond: su tema principal
Interpretada por Carly Simon, el tema principal de La espía que me amó se tituló Nobody Does It Better. Fue compuesto por Marvin Hamlisch y pasa a la historia de la serie por ser la primera canción de cabecera con un título diferente al de la película. Este tema consiguió la nominación al Oscar, lo que supuso la doble nominación de Hamlisch: por este tema y por la banda sonora original.
Lorena Rodríguez