El director surafricano afincado en el Reino Unido ROGER MICHELL parece moverse entre dos aguas que van desde la profundidad de unos personajes psicológicamente diseccionados hasta la narrativa más ligera y superficial de la comedia de tintes americanos. En ocasiones nos ofrece un intento de combinar ambas tendencias de difícil encaje, como pudimos ver en la exitosa NOTTING HILL, en la que más o menos pudo contentar ambas demandas, aunque sólo fuera por momentos. Si hubiera que materializar ambos enfoques, en LA MADRE parece recrearse más en esa complejidad interior, mientras que en MORNING GLORY usa los más fieles patrones de la comedia insustancial, aunque lo cubra con una ácida crítica al mundo televisivo. Se trata, por tanto, de un director variable que reúne todas las características para contentar a un público u otro (o en el peor de los casos a ninguno).

Sin embargo, en el caso de LE WEEK-END parte de un interesante guión obra del novelista, dramaturgo, guionista y también director HANIF KUREISHI, inolvidable autor del guión de aquella maravillosa película, MI HERMOSA LAVANDERÍA, ejemplo del mejor cine de los ochenta. Con este punto de partida y con las cualidades apuntadas levemente en sus películas para afrontar relatos más profundos, consigue ofrecernos una película diferente a sus trabajos anteriores. Ejemplo de cómo una pequeña historia puede transmitir tanto como el más complejo de los guiones.

HANIF KUREISHI destaca por sus fantásticos diálogos en los que, desde la conversación más cotidiana, penetra en la profundidad del alma sin abandonar un realismo que nos permite identificarnos con lo que nos cuenta. Es la misma línea que con gran maestría manejan directores como LINKLATER, como pudimos ver en su trilogía de ANTES DEL AMANECER, ANTES DEL ATARDECER y la última, estrenada este año, ANTES DEL ANOCHECER, e incluso, como muestra nacional, la recientemente estrenada STOCKHOLM de RODRIGO SOROGOYEN e ISABEL PEÑA.

LE WEEK-END es una historia de amor, pero de amor de verdad, no edulcorado y distorsionado por los tópicos y las fantasías. Su protagonista es el tiempo con su doble efecto, el de aniquilador de la pasión y la sorpresa, pero también el efecto de ofrecer la insustituible seguridad del conocimiento mutuo; permite un pasado que va uniendo las vidas hasta confundirlas en el presente. A esta interesante propuesta, con un guionista maestro en los diálogos y un director que ha demostrado que si quiere puede hacerlo, hay que añadir una pareja protagonista de gran experiencia tanto en cine como teatro.  LINDSAY DUNCAN (MANSFIELD PARK, ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS), ganadora de un premio Tony de teatro por PRIVATE LIVES y JIM BROADBENTSABEN (LA DAMA DE HIERRO, MOULIN ROUGE) conocido por su fantástico papel en la película IRIS, que le valió un Oscar, y por su participación en la saga de Harry Potter. Aportan la dosis justa de naturalidad y afectación que requiere una narrativa centrada casi exclusivamente en sus gestos y palabras.

Ambos representan a Nick y Meg, un matrimonio inglés que se acerca a la edad de la jubilación y deciden revivir un viaje a París realizado en el comienzo de su relación. París se convierte en el punto de partida lleno de ilusiones de una vida por vivir y en el punto de llegada donde el saldo entre el amor y la desilusión (o la decepción) evidencia todas aquellas cosas que se fueron quedando en el camino porque no hubo tiempo para vivirlas, las palabras no dichas y los sentimientos no expresados. Llegados a este punto la necesidad de desnudar su alma para el otro es su único punto de salvación. Y es en este aspecto donde la literatura y el cine inglés (o mejor dicho, británico) alcanza cotas de expresión que marcan la diferencia. Así lo demuestran autores como la recientemente desaparecida Doris Lessing, Iris Murdoch, Lawrence Durrell o incluso D.H. Lawrence entre otros muchos. Es esa reflexión que se impone en una sociedad que obliga a esconder los sentimientos pero que gracias a ese esfuerzo de ocultación consigue desgranarlos de tal forma que cuando los expresa llegan a lo más profundo del conocimiento interior. En LE WEEK-END este momento llega a su máximo exponente de conmoción en el momento en que Nick, ante todos sus contertulios, desnuda su alma para su mujer ofreciendo lo que hasta entonces no había sido capaz de darle. Y esa necesidad de exposición pública, de ofrecimiento de la más oculta intimidad que le desnuda ante la incomodidad de un público improvisado, es uno de los sellos inconfundibles de la mejor expresión del cine británico.

Como contrapunto a esa sinceridad y fidelidad a los principios más personales, que aparentemente conducen al fracaso, encontramos la frivolidad y enmascaramiento de un personaje que simboliza el éxito fácil del que se amolda a lo que la sociedad le pide. Aparece representado por el actor  JEFF GOLDBLUM (EL SUEÑO DEL MONO LOCO, LA MOSCA, INDEPENDENCE DAY, PARQUE JURÁSICO) cuyo papel es más instrumental y que cumple el objetivo de admirador de la auténtica felicidad, la que él ha vendido, único camino de comunicación verdadera con los que nos rodean.

LE WEEK-END es una película cargada de mensaje, expuesto con sencillez, ternura y precisión en la que maneja un elegante sentido del humor. Es un relato próximo pero con un punto de idealización y autocomplacencia que permite creer que la vida, a veces, puede aproximarse a la perfección. Se estrenará en España el 5 de dicembre.

LO MEJOR:

• Los fantásticos diálogos que son capaces de exponer pasado y presente en constante evolución
• La interpretación de la pareja protagonista que posee la química e intensidad adecuada para mantener el peso del relato
• Contar una historia de amor entre una pareja que se aproxima a la vejez

LO PEOR:

• Una idealización de las situaciones que se alejan del realismo que pretende
• El personaje de JEFF GOLDBLUM es más instrumental y estereotipado
• El efecto adictivo que producen sus diálogos

Marina Calvo