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LA LLORONA

LOS ANTECEDENTES

Mientras esperamos para el estreno de Annabelle Vuelve a Casa y la tercera parte de la saga principal que da nombre a todo este conjunto de películas de terror, el universo de Expediente Warren ha decidido ampliar su plantilla de personajes antagónicos con la incorporación de la mítica figura de La Llorona. Michael Chaves, quien prácticamente se estrena en la posición de director teniendo en cuenta que, hasta el momento, su único trabajo como tal había sido un pequeño cortometraje titulado The Maiden, nos trae este año una cinta inspirada en el folklore mexicano y en la célebre personalidad demoníaca que, con sus lloros transmitidos gracias al boca a boca de la gente, ha aterrorizado a los más pequeños del país norteamericano durante incontables generaciones.

LA PELÍCULA

Cuando hablamos de la construcción del género de terror (tanto en el cine como en toda otra forma de ficción), resulta prácticamente inevitable pensar en la aparición de la figura del extraño que se establece dentro de un núcleo grupal para atormentar su normalidad rutinaria. Tzvetan Todorov, crítico y teórico literario, expresa que “(…) se produce un acontecimiento imposible de explicar por las leyes de ese mismo mundo familiar”. Y es que, de hecho, esta aparentemente sencilla fórmula narrativa propia del terror nos sirve para condensar en ella todo lo que La Llorona es, además de constituir una de las bases principales del cine moderno en general.

En este caso, pues, la presencia del diablo en un entorno vulgar y ordinario viene de la mano de La Llorona, un ente fantasmagórico que, en vida, ahogó a sus propios hijos para vengarse de su infiel marido. Atormentada por sus sangrientos actos y víctima de la culpa que le corroe por dentro, se dice que esta mujer vaga por el mundo llorando eternamente e intentando reemplazar sus hijos por otros infantes. Anna (Linda Cardellini), trabajadora social y madre viuda de dos hijos (Roman Christou y Jaynee-Lynne Kinchen), se ve envuelta en un caso policíaco que, lejos de poderse explicar por las leyes que rigen la lógica humana, encontrará su respuesta en la conocida y terrorífica leyenda mexicana.

Pese a que la película de Michael Chaves parte de una premisa interesante en cuanto a la fusión de folklore mexicano con la comercialidad de un universo cinematográfico como lo es el de Expediente Warren, la trama no consigue desprenderse de la aferrada estructura occidental a partir de la cual se construye la gran mayoría de filmes de terror actualmente: unos personajes son víctimas de un fenómeno paranormal que no pueden explicar y, gracias a una figura católica que aparece en forma de salvador, acaban deshaciéndose del mal que les atormenta. Si bien esta figura protectora es encarnada en La Llorona por un curandero (Raymond Cruz), algo inusual teniendo en cuenta la visión cultural centrista de las películas estadounidenses, la cinta no acaba de explotar sus puntos fuertes y originales para dar paso a una trama básica vista muchas otras veces.

Si bien La Llorona se sitúa en el limbo de lo mediocre y previsible, como tantas otras películas de este universo cinematográfico, es cuanto menos destacable la eficacia de algunos de sus jumpscares y el juego continuo entre lo visible y lo invisible. La cinta The Bad and the Beautiful define la esencia del género a partir de la dualidad entre exhibición y sugestión, y La Llorona se vale de este mecanismo para ofrecernos todo un concierto de sustos que, aunque todos sepamos que van a ocurrir, consiguen levantarte del asiento o, al menos, que tu corazón pegue un brinco. En este sentido le debemos un gran agradecimiento al apartado técnico del filme, recalcando especialmente el tratamiento auditivo y visual de estos esperados (y a la vez inesperados) sobresaltos.

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ELLOS Y ELLAS

Linda Cardellini se desenvuelve perfectamente como protagonista en un ambiente de terror. Encarnando el papel de una madre coraje que lucha por defender a sus dos hijos, Cardellini va más allá de los simples gritos para ofrecernos toda una actuación que consigue transmitir el terror que el personaje está sufriendo.

Patricia Velásquez no se queda atrás interpretando a otra víctima de La Llorona que, después de perder a sus dos hijos a manos del ente demoníaco, pierde prácticamente la razón. Pese a que el personaje pueda parecer exagerado y un tanto cliché, sí que es cierto que combina completamente con el tono de la película y con la situación por la que están pasando los personajes.

En el lado opuesto del nivel de calidad encontramos las actuaciones de los más pequeños del filme: Roman Christou y Jaynee-Lynne Kinchen. Si bien es comprensible que las técnicas interpretativas de estos dos actores no puedan estar a la misma altura que las del resto del reparto, no podemos obviar lo forzadas que resultan en ciertos momentos y la poca expresividad que las caracterizan, chocando de esta manera con la propia esencia de terror de la película.

LA SORPRESA

La eficacia de algunos de sus jumpscares que, pese a ser previsibles en su gran mayoría y situar la película de terror en el ámbito de lo mediocre y lo poco original, consiguen asustarte gracias a un tratamiento visual y auditivo más que destacable que juega, en su esencia, con la dicotomía entre lo que se ve y lo que no.

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LA SECUENCIA / EL MOMENTO

Hacia el segundo acto de la película, cuando los protagonistas empiezan a experimentar los primeros actos de La Llorona, la pequeña Sam (Jaynee-Lynne Kinchen) decide tomar un baño sin ser consciente de que el ente malvado acecha y que se encuentra peligrosamente cerca de ella. Simplemente espeluznante.

TE GUSTARÁ SI…

Eres fiel seguidor del universo Expediente Warren (aunque sus referencias dentro de La Llorona sean escasas) o si, simplemente, disfrutas de aquellas películas que no van más allá del puro entretenimiento y que son perfectas para pasar una noche de sustos.

LO MEJOR

  • La técnica con la que se construyen ciertas escenas y la tensión que se genera a partir del sonido y la visualidad.
  • Cómo la película, en un futuro, se relacionará con el universo cinematográfico al que pertenece.
  • La actuación de Linda Cardellini.

LO PEOR

  • El poco tratamiento psicológico que se le da a la figura de La Llorona.
  • Unas actuaciones poco orgánicas y creíbles.
  • La escasez de originalidad en un guion que hemos visto miles de veces.

Martí Farrés

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Estudiante de Comunicación Audiovisual. Tengo una ligera obsesión con los musicales y a veces fantaseo con vivir en algunos de mis favoritos. De pequeño me daba pánico Chucky y, sorpresas de la vida, ahora es uno de mis mayores referentes cinematográficos.