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Crítica de Boku no Hero Academia 3x14
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CRÍTICA DE BOKU NO HERO ACADEMIA 3X14

All Might siempre ha sido el centro de My Hero Academia. Él era el héroe. Él era el salvador. El Símbolo de la Paz, la columna vertebral de una sociedad que necesita de un pilar en el que apoyarse.

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Sin embargo, con los últimos resquicios de su One for All apagándose por completo, All Might no es más que Toshinori Yagi. Una persona más, pero una que brilla por encima del resto. Ahora su esplendor no alejará a los villanos, pero será la que guíe el camino de los nuevos héroes.

Legado

La marcha de All Might no significa la perdida del Símbolo de la Paz, sino un pase del testigo. El capítulo anterior nos mostraba como los aspirantes a héroes retomaban el camino a seguir y, de nuevo, el inicio de este episodio sirve como recordatorio del hecho de que la llama que antes iluminaba la ciudad, ahora sirve para alimentar a todas las que están por llegar.

Cuando Midoriya se despierta en este episodio deja algo muy claro. «Cierto, ya no estoy en casa». Algo tan simple como eso, que recuerda su mudanza y el porque de la misma. Pero, a su vez, una declaración de intenciones que supone una marca del trecho recorrido hasta ahora. Es el turno de que él, como el resto de aspirantes, se preparen para cruzar la meta final.

Algo que se representado por su nuevo trabajo: el conseguir un movimiento definitivo. Uno propio  de cada persona y que se convierta en su sello indistinguible. Su propio símbolo de la paz.

Entrenamiento intensivo

Los constantes ataques enemigos tienen en jaque a la U.A, por lo que es importante que los estudiantes avancen de forma rápida. La pérdida de All Might, además, supone un duro golpe para la misma. No solo por el poder del mismo, sino también por lo que supone eso sobre la sociedad. La sensación de encontrarse desprotegida. Sin el amparo de, hasta ahora, el salvador omnipotente. Porque la figura del hombre en si misma servía como representación de la justicia.

Y aunque, en realidad, el Símbolo de la Paz haya marcado un hito tras derrotar a All for One, la academia no puede permitirse prescindir de una fuerza como la suya. Un peso que recae sobre el propio Midoriya, al verse obligado a desarrollar sus poderes y encontrar su propio movimiento definitivo sin destrozar su cuerpo.

Algo que imposibilita un único factor: el propio All Might. Porque el joven ha seguido sus pasos desde pequeño, antes y después de contar con su singularidad. Y es precisamente ese afán por imitar a su ídolo lo que le limita. Un punto que se ve apoyado por las evoluciones de sus compañeros, que vuelven a dejar atrás a su protagonista. Rozando así cierta regresión a los propios orígenes de la obra.

El movimiento definitivo

Aunque el episodio trata algunas, ligeras, reflexiones y cuestiones morales sobre el peso del héroe y la evolución de los personajes, es innegable que volvemos a encontrarnos ante un capítulo de transición con poco contenido que destacar.

Sin embargo, el retorno de Hatsume sirve para avivar las llamas de la obra, haciendo más peso en lo cómico e introduciendo cierto factor fanservice clásico que, por lo menos, no resulta chocante ni ofensivo — aunque un título de este calibre podría hacer uso de otros recursos más eficientes.

Así la chica sirve a su vez de contrapeso para el desarrollo de la trama. Demostrando que no solo importan los poderes o la fuerza si no cuentas con la inteligencia ni el desarrollo tecnológico de los profesionales. Quitando, en cierta forma, la desmedida fama de los héroes y heroínas y demostrando que hay algo más que «protectores y protegidos» en su mundo. Todo un ejemplo de worldbuilding, estableciendo una serie de factores a través de su base.

De hecho la propia insistencia de la chica, su perseverancia y el deseo de convertirse en algo más grande son casi comparables a la fuerza de All Might. Cada uno a su manera, a su forma, pero importantes por igual. Algo tan importante que sirve para que el propio Deku se inspire, para que vea a su maestro dibujado en la determinación de la chica.

Y así, cuando el capítulo está apunto de cerrar, consigue dar un vuelco. Porque se invierten los roles. Ya no es All Might quien se encarga de proteger y cuidar. Ya no es Deku el protegido. Sino todo lo contrario, porque cuando el ex-héroe corre peligro es el chico quien le protege. Pero no siguiendo su ejemplo, sino con algo totalmente nuevo. Este es el primer paso hacia un nuevo camino. Una nueva historia. La del próximo Símbolo de la Paz.

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Oscar Martínez

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.