Hace ya una semana del último episodio de Citrus y la verdad es que el ambiente no podía estar más tenso, las situaciones no podían ser mejores y nuestras protagonistas, para suerte de todos, cada vez están más cerca; o al menos eso parece. Yuzu y Mei parecen estar en una guerra constante centrada en el tira y afloja que no sabemos realmente hacia dónde va. En los primeros capítulos ya empezó a aflorar una tensión que podríamos denominar sexual entre ellas y la verdad es que poco a poco esa tensión se va acelerando al ritmo de nuestros corazones. ¿Conseguirá estallar esa tensión entre ellas o continuará estando en el aire más semanas?

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La semana pasada tuvimos un final de episodio con un cliffhanger más que emocionante, y no sólo por la situación que vivieron nuestras protagonistas sino porque no sabemos si la vicepresidenta del instituto les vió o no. Con estas mismas dudas empezamos el capítulo de esta semana, unos 20 minutos aproximadamente repletos de revelaciones, declaraciones y besos, muchos besos.

No te pido que me quieras pero sí que estés a mi lado

Yuzu se encuentra envuelta en una situación que no sabe cómo salir ni cómo actuar con Mei, incluso se queda algunas noches en casa de una amiga para evitar el contacto con ella directamente. La vergüenza que siente es demasiado fuerte pero sabe que de un momento a otro tendrá que superarla porque al fin y al cabo, debe volver a su casa junto a su «hermana». Tal y como sospechábamos la semana pasada la vicepresidenta del instituto algo se huele y para salir de sospechas —unas sospechas un tanto peculiares— decide quedar con Yuzu personalmente y preguntarle qué es lo que ocurrió. Una cita sin resultado alguno para ella pero con un gran final para Yuzu, pues consigue recuperar la relación con Mei tras unos días huyendo de ella por pura modestia.

A Momokino no le gusta mucho esta relación, y menos tras descubrir que a partir de ahora Yuzu y Mei son hermanastras y que el tiempo que van a pasar juntas no lo va a pasar Mei con ella. Una de las mejores situaciones de este episodio es cuando nos muestran el pasado de Mei, un pasado teñido de felicidad al estar junto a su padre y su mejor amiga, pero desde la marcha de éste la felicidad se esfuma y la tristeza invade su vida por completo; una tristeza que Momokino intenta subsanar lo mejor que puede estando a su lado siempre, aunque todo el tiempo que ha pasado entre ellas signifique llegar a enamorarse.

Hasta nuestro próximo beso…

Por un lado Yuzu está más que contenta al saber que Mei está bien con ella, e incluso estando en casa las dos vuelven a dormir juntas y algo todavía mejor, vuelven a besarse a modo de disculpa por todo lo ocurrido. Un beso que para Yuzu supone un antes y un después en su relación. Pero si hablamos de besos no podemos dejar de lado el beso y la declaración de intenciones que Momokino le impone a Mei, una declaración que para ella significa el inicio de su relación —aunque todavía no haya nada confirmado—. Todo parece volverse del revés para Yuzu otra vez y más cuando Momokino le cuenta lo que ocurre entre ellas y es entonces cuando Yuzu entiendo la nueva actitud de Mei, una actitud que de pasar a ser la mejor que han tenido entre las dos, vuelve a marcar distancia y frío.

No sabemos realmente qué ocurrirá a partir de ahora entre Mei y Momokino, pero lo que está claro es que ese sentimiento que muchos de nosotros habremos sentido alguna vez clasificado como celos va a llenar todo su corazón. Un corazón que no deja de sentir una explosión por dentro cada vez que está cerca Mei y un corazón que sufre cada vez que ésta se marcha. Una parte se está enamorando de ella completamente, falta saber si realmente Mei acepta esa «relación» con su mejor amiga de la infancia o realmente sigue sus sentimientos hacia Yuzu —si realmente son de verdad—.

Marisol Navarro