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BIBLIOTECA: LA CORONA PARTIDA

Juana La Corona Partida El Palomitrón

En 2012 Diagonal TV y Televisión Española apostaron por las series históricas. Para comenzar este espinoso camino confiaron en Javier Olivares, al que años después conoceríamos como uno de los creadores de la gran serie El Ministerio del Tiempo. Así nacía uno de los aciertos de TVE: Isabel.

La serie Isabel no solo fue un gran acierto de TVE para su parrilla de series: también fue la carta de presentación de lo que la cadena haría por las series históricas. Tras esta serie, llegó su secuela, la película La corona partida, cuya novela acaba de ser publicada por PLAZA & JANÉS, escrita por Martín Maurel y que analizaremos en los siguientes párrafos.

La corona partida Portada El Palomitrón

En lo que a política se refiere, la historia de España vivió su época más dorada bajo el reinado de los Reyes Católicos, no solo por las victorias que consiguieron y la riqueza del reino, sino por lo que significaba la figura en sí misma de la reina Isabel («Tanto monta, monta tanto» dice el refrán); sin embargo, el respeto que se ganó Isabel por parte de su reino no fue el mismo del que gozó Fernando sin ella. Al morir la reina, su testamento pasa a ser como las tablas de la ley para la corona de Castilla. Sus anhelos para su reino y sus hijos han de ser salvaguardados por todos, pero los intereses de los vivos pronto empiezan a pesar más que los deseos de una difunta, aunque sea la reina.

«No es de oro mi corona, sino de hiel, mas pesa como cien de plomo», dice Juana en este libro. Juana la Loca, como ya la conocían en su tiempo por esos celos patológicos que, parece ser, también padecía su madre y que son el as que su padre esconde en la manga. A la hora de conseguir ser el verdadero rey de Castilla y Aragón, ni Felipe ni Fernando tendrán ningún tipo de escrúpulos. Juana es un obstáculo: ni esposa ni hija, es un alto en el camino de ambos y con ella jugarán los dos hasta conseguir lo que quieran. Es la hija de los Reyes Católicos y, sin embargo, es tratada como una demente cualquiera.

Felipe de Habsburgo La corona partida El Palomitrón

Consejeros, validos y demás personajes de la Corte ayudarán según convenga y a quien mejor les interese, mientras que Juana, lidiando con su «locura», ha de ver como su propia familia juega con ella como un peón en un tablero de ajedrez. Ella es una consecuencia, no una reina, cuando realmente es a quien le pertenece el trono por derecho.

El libro de Martín Maurel es una rápida incursión en uno de los episodios más ambiciosos de nuestra historia. Leído en 2017, en la era de Juego de tronos, parece que la documentación y los hechos han sido tergiversados a placer por el autor para conseguir una novela más atractiva. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Todos los hechos narrados por Maurel son auténticos, como él mismo se ha molestado en explicar al finalizar el libro. Su experiencia en guiones (La República, Isabel) le ha conferido la facilidad de relatar escenas que son puramente cinematográficas, a pesar de que el lenguaje, las formas y los hechos nos lleven al siglo XVI.

Sin duda, es un ejemplar perfecto para aquellos a los que les encante la historia y quieran saber de este episodio en concreto de una manera rápida y veraz. Martín Maurel es también el escritor de Isabel, la conquista del poder (2013) e Isabel, el fin de un sueño (2014).

Lorena Rodríguez

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Una tarde, con siete añitos, entré en el salón cuando mi madre veía El Padrino. La escena en cuestión era la del caballo y mi madre me gritó que no mirase, pero miré. Desde aquel entonces no pude dejar de mirar, de observar y soñar. Lo más cerquita que pude quedarme del cine fue haciéndome historiadora del arte. El cine es mi Tardis, un Delorean que me hace la vida real más fácil. Mi primera serie fue Urgencias, siempre fiel, a pesar de lo mal que la trató la tele. No sé decirle que no a una serie.