BIBLIOTECA: ALIEN, EL VECINO DEL OCTAVO

No es nada fácil erigir un mito cinematográfico. Trascender y convertirse en un referente cultural que logre sobrevivir al paso del tiempo, del género y de las modas no está al alcance de cualquier intérprete, personaje o historia, y aún es más complicado encontrar una película que lo consiga a todos los niveles. Por eso, casi cuarenta años después, Alien: El octavo pasajero sigue siendo un hito en el cine de ciencia ficción que muy pocos productos posteriores han logrado alcanzar. La repercusión de Ellen Ripley (Sigourney Weaver) y todo lo acontecido en la Nostromo sigue fascinando e inspirando a nuevas generaciones. Sin embargo, si hay algo que ha calado en el espectador medio ajeno a guiones magistrales y revoluciones feministas es, sin duda, el villano de esta obra maestra. El xenomorfo lleva años aterrorizando con su imponente e indestructible presencia, pero su reputación podría cambiar tras la publicación de Alien, el vecino del octavo.

Publicada por Diabolo Ediciones, Alien, el vecino del octavo deja de lado la angustia y el horror espacial de la historia original para navegar por un terreno hasta ahora nunca explorado dentro del universo creado por Ridley Scott: la comedia. El xenomorfo se convierte en el auténtico protagonista de este cómic, dibujado por Joey Spiotto, que pretende retratar lo que sería el día a día del monstruo. Una rutina hilarante mostrada a través de postales individuales que sacarán el lado más divertido de uno de los mejores mitos del terror jamás creados.
Pese a su aparente sencillez, la propuesta de Spiotto logra cumplir con creces dos objetivos no tan fáciles de alcanzar en este tipo de cómics. Sus constantes y originales referencias a toda la saga lograrán sacar más de una carcajada a los fans de Alien. Y es precisamente ese humor ácido camuflado en tonos pastel el que también permitirá a los lectores más pequeños acercarse mejor a esta joya del séptimo para que, una vez crezcan, puedan seguir manteniéndola en el lugar que le pertenece.

Jorge Bastante