El Palomitrón

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ANTECEDENTES

La trayectoria de Ezekiel Montes advierte una dilatada mirada al cine periférico, aquel labrado dentro de los márgenes de unos horizontes industriales completamente alejados del epicentro de la industria de cine en España. Hablamos de entender y hacer el cine andaluz, y más concretamente de un cine entendido por y para la esfera malagueña. No es el único en ese sentido, que define y construye este discurso, pero sí advertimos una trayectoria amplia al servicio de esta definición gracias a propuestas en formato largo y corto, y series de televisión. Montes configura su ópera prima como realizador, y lo encuadra en el viaje de la droga y sus capitanes dentro de una Málaga sucia y oscura. Una propuesta con tintes del noir estadounidense que vio la luz en el pasado 24 Festival de Málaga. Cine en español, dentro de su Sección Oficial, y que espera la llegada a salas el próximo viernes día 2 de julio.

LA PELÍCULA

Nos adentramos en un relato oscuro, un viaje a las entrañas de la droga, en la esfera malagueña y en su ejercicio de transición desde el otro lado del Mediterráneo, con la banda de Tano como epicentro de la trama. Porque desde su arranque, en el que la voz en off de Tano nos pone en situación, la película despega planteando las reglas de un juego que en 105 minutos nos reserva muchas sorpresas. Y Tano, una figura de polivalencia moral que ha funcionado por muchos años como director de orquesta que ha pasado por momentos de gloria y otros realmente duros, es el eje del relato. Porque son tiempos de cambio, porque todo comienza a acabarse y porque nada dura para siempre. La falta de valores y respeto, en una muestra de sucia deslealtad, marcan el timón de una nueva era que no mira ni por el negocio, ni por el equipo, ni por el cliente. Este devenir genera una serie de escaramuzas y confrontaciones sanguinarias por el control de la droga en su paso hacia territorio nacional en el que rivalizan la mirada (nostálgica) del pasado que representa Tano con el presente encarnado por Ángel, un niño rico que no entiende de esfuerzo, solo de dinero, de dinero a cualquier precio. El viaje que ambos emprenden define una historia de negras composiciones que arrastra a todos los personajes que la orbitan.

Ezekiel Montes congrega a un equipo de alto nivel para definir y defender este ejercicio de cine negro que recupera ecos de propuestas patrias como Toro, singular mirada al poder corrupto en un Torremolinos absolutamente particular. Gracias a un frenético montaje nos vamos adentrando en las entrañas del monstruo y comenzamos a divisar las líneas discursivas de un engranaje tan completo como realmente difícil en su definición industrial. Pues estamos ante una película con una portentosa dimensión, en espacios y escenarios (está plagada de tomas aéreas que alimentan la cara más espectacular de la cinta) y una notable factura técnica (a destacar el pulido trabajo de sonido).

Si hubiera que matizar los errores de la película se haría hincapié en cierta falta de desarrollo de las tramas y la unión de las mismas. Irregularidades que finalmente no terminan de restar entereza al conjunto, que por encima de todo emerge en su mirada, su garra y la absoluta destreza para dar interés y singularidad a las muestras más clásicas del cine negro encuadradas en la cinta. Una mezcolanza con sabor a lo nuestro que construye esta portentosa propuesta destinada a defender su propio estilo si hablamos de definición de un género dentro de los límites del cine patrio.

ELLOS Y ELLAS

El potente casting es una de las claves del enorme potencial de esta propuesta. Mención especial para un Rubén Ochandiano absolutamente único y arriesgado en esta compleja composición, al debutante Jose Laure, que defiende con excelencia un personaje tan difícil como realmente siniestro y a Elena Martínez, que dibuja con mucha solvencia a su personaje Aitana. Junto a ellos, y encabezada por un fenomenal Antonio Dechent, nos encontramos con una notable galería de secundarios en la que habitan con fuerza propia Paco Tous, Jesús Castro o Nancho Novo (que abandona su trayectoria en la televisión para sumar en esta apuesta). Con más o menos minutos otorgados por el guion, todos somatizan la atmósfera que respiran sus personajes, y todos trabajan sus miradas para moverse con seguridad en este ecosistema criminal al que se asoma Hombre muerto no sabe vivir.

LA SORPRESA

Sorprende definir y encontrar propuestas de estas dimensiones dentro de una línea periférica de la producción española.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Hay secuencias despiadadas y con enorme sangre fría, pero quizás la que marca un antes y un después en la cinta es un ajuste de cuentas bastante violento ejecutado por el siniestro Nolasco, defendido con notabilidad por Jose Laure.

TE GUSTARÁ SI…

Si te gustan las propuestas de cine negro repletas de singularidades, y si disfrutas con el cine nacional que arriesga congregando a grandes nombres de la industria.

LO MEJOR

  • El notable reparto, con mención para Rubén Ochandiano y Jose Laure.
  • La sólida conjunción técnica de la película.

LO PEOR

  • Cierta falta de desarrollo y comunión en algunas tramas.

Alberto Tovar

1 COMENTARIO

  1. Me gusto la película, extraordinarios actores, pero me llamo muchísimo la atención, el personaje de Nolasco, me quedé fascinada por la gran interpretación del actor, debutante, Jose Laure, bordando su personaje.

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