27FCM: LA DANZA DE LAS FIERAS
LOS ANTECEDENTES
En octubre de 2007 la Cámara de Diputados del Congreso mexicano aprobó una Ley para Prevenir y Sancionar la trata de personas dentro de las actividades de prevención y concienciación que desarrolla el estado mexicano. En 2015 la misma Cámara editó un libro, A mí no me va a pasar, con 18 escalofriantes relatos de víctimas de la trata en el país. De la publicación de este libro nació el proyecto mexicano La Danza de las Fieras, que se ha estrenado en nuestro país en la sección Internacional de la 27 edición del Festival de Cine de Madrid.
La complejidad de un tema tan controvertido, arriesgado y duro como el de la trata se plasma en la cinta en un conjunto de 6 cortos que suman más de 120 minutos de proyección, cada uno sobre un tema: el papel de las redes sociales en la trata, los niños sicarios, el abuso infantil en todos sus sentidos (explotación, sexual, contrabando de bebés y órganos…), el trabajo infantil, el daño colateral de la familias y la perspectiva que los niños y adolescentes tienen sobre la trata. Cada corto ofrece una visión diferente, de una manera diferente. Algunos son ficción y otros han optado por el documental o el docudrama.
El rodaje ha contado con la colaboración, coordinación y asesoramiento de la ONG Educadores por el Mundo. La directora de uno de los cortos que forman parte de La Danza de las Fieras, Ana Díez, afirma que la realidad que muestra la cinta es un reflejo fiel de lo que está pasando en México, donde cada año más de 25 000 niños son raptados y convertidos en guerrilleros, cerca de 300 000 trabajan en el campo desde los cinco o seis años y más de 50 000 son raptados para ser explotados sexualmente. «Y esto pasa en todas las clases sociales, y tanto en niños como niñas», ha señalado.
La película ha contado con un equipo de 120 personas que ha trabajado durante más de un año adentrándose en el lado más sórdido y oscuro del ser humano.
LA PELÍCULA
La película comienza con un corto que demuestra cómo el acceso de niños y adolescentes a las redes sociales es un escaparate para las mafias organizadas. Por primera vez, todo el corto se rueda a través de la pantalla del móvil de una menor. La joven acude a un casting a México DF sin que sus padres lo sepan. El espectador, como si fuera un hacker, es testigo en primera persona de lo fácil que es engañar, persuadir y convencer con promesas de un futuro de fama y glamour a través de mensajes y videollamadas.
El segundo corto se centra en los niños sicarios, con una propuesta de ficción que comienza con una falsa propuesta de trabajo en el campo a unos adolescentes, que terminan al servicio de una mafia en donde la tortura y la muerte están a la orden del día, y los verdugos son los propios menores de edad.
El tercer corto es sobre la explotación laboral. En formato documental, descubrimos el duro mundo en el que crecen niños y niñas que, prácticamente desde que empiezan a andar, trabajan junto a sus madres y padres en el campo. Las declaraciones del patrón sobre el estado de las instalaciones, la alimentación y el cuidado de los menores se intercalan con imágenes y declaraciones de los jornaleros que se ven obligados a aceptar lo que les ofrecen, vivir entre la inmundicia, dormir apenas 4 o 5 horas diarias y ver como sus hijos están condenados a seguir viviendo de la misma manera.
La cuarta historia, basada en un albergue real, nos ofrece una nueva perversión del sistema. Un lugar en el que se supone se atiende, cuida y educa a niños abandonados o sin recursos se convierte en un infierno de explotación laboral, abuso sexual, violencia y tráfico de órganos en el que no hay salida.
La quinta propuesta, en formato documental, es una investigación sociológica desarrollada con niños de entre 8 y 16 años, que no se conocen y a los que se convoca en un espacio amable para participar en dinámicas que terminan con preguntas sobre los temas del documental. Los jóvenes hablan abiertamente sobre su visión de la trata, el sexo, la prostitución y los estereotipos de género que viven y sufren a diario.
El corto que cierra la cinta ofrece la desoladora visión de las familias y la devastación que sufren cuando uno de sus hijos es víctima de la trata. En una sociedad absolutamente degradada, hay individuos capaces incluso de aprovecharse de la desesperación de los familiares.
Seis directores, seis equipos de producción y, sin embargo, se ha conseguido una línea argumental que te atrapa. Los alarmantes datos de varias ONG internacionales que se intercalan entre los cortos no dan tiempo al espectador a recuperarse del impacto de las imágenes y los testimonios. La propuesta consigue, desde luego, afectar el ánimo y llevar a la reflexión al espectador. La idea de que todo esto está ocurriendo mientras lees estas líneas es, cuando menos, inquietante.
ELLOS Y ELLAS
Los protagonistas son, en todos los casos, niños y adolescentes que ofrecen la imagen más sórdida del abuso al que pueden ser sometidos. Solo podemos destacar las transiciones que realizan desde la inocencia del principio al dolor, miedo y desesperación del final de cada corto de ficción. La protagonista del primero de los cortos, los dos niños sicarios del segundo y las dos niñas del albergue golpean con su interpretación los cimientos de nuestra acomodada vida europea.
LA SECUENCIA/EL MOMENTO
El momento que cierra el segundo de los cortos, el de los niños sicarios, consigue una tensión extraordinaria. La atmósfera de miedo a la muerte es realmente impactante. El juego de flashbacks consigue aumentar la angustia hasta que llega el temido desenlace, que consigue que en la sala se corte el aire por la ansiedad.
LA SORPRESA
Fantástico el juego de imágenes a través del móvil del primer corto. Todos nos sentimos identificados con sus utilidades. La historia se nos cuenta así, tan cercana, tan cotidiana, que consigue un impacto absoluto en el espectador.
TE GUSTARÁ SI…
No eres fácilmente impresionable o no te importa llorar en público.
LO MEJOR:
- El resultado final que consigue un recorrido que tiene sentido, a pesar de que sea un conjunto de cortos dirigidos por personas diferentes.
- El realismo y la profundad con la que se entra en el problema de la trata de personas que se extiende por todo el mundo.
LO PEOR:
- La duración. Son dos horas descarnadas de realidad y sufrimiento.
Marisa Cruzado