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CRÍTICA: LIFE

Life Poster

 

En una sociedad globalizada donde los avances técnicos se superan día tras día, la diversidad de mercados crece por momentos y las posibilidades financieras que ofrece un mundo interconectado son cada vez mayores, la añoranza por los clásicos sigue estando de moda. Quizás sea porque los grandes pilares que sustentan toda industria se remontan al pasado, o puede que sea tan solo una cuestión de gusto por lo antiguo, pero lo cierto es que hasta en los trabajos de los autores más modernos y transgresores se pueden encontrar influencias de las grandes obras que han marcado la historia del cine. ANTON CORBIJN (CONTROL, EL AMERICANO) ha entendido que el pasado sigue generando interés, así que en su última película, LIFE, ha decidido traer de vuelta a una de las figuras más emblemáticas y polémicas de los años cincuenta: JAMES DEAN, el actor veinteañero que impulsó el icono del joven rebelde problemático, bravucón y torturado, pero de buen corazón.

La película habla de Dean (DANE DEHAAN), de la relación de amistad que entabló con el fotógrafo Dennis Stock (ROBERT PATTINSON) de la revista Life, de los entresijos de la industria del cine en los años cincuenta y de cómo el éxito y la fama son capaces de corromper hasta las almas más humildes. También retrata una época regida por el star-system, donde ser buen actor no significaba nada si no se tenía el respaldo de una gran productora; una época en la que las grandes estrellas de cine rozaban la excentricidad y las masas las adoraban como a dioses. Con estos ingredientes, LIFE tenía todas las papeletas para convertirse en una película antológica; una pieza que trajese de vuelta el espíritu de los grandes clásicos del cine norteamericano y los homenajease. Lamentablemente, pudiendo hacer algo más parecido a CAUTIVOS DEL MAL o EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES, CORBIJN se limita a rodar una película biográfica superficial de lo que fue una etapa en la vida del actor.

 

Life

 

LIFE se centra en los meses previos al estreno de AL ESTE DEL EDÉN, película que catapultaría a Dean a la fama y que lo convertiría en uno de los iconos por excelencia de la década. El director elige a DANE DEHAAN (CHRONICLE, LINCOLN) para dar vida a la joven estrella y a ROBERT PATTINSON (CREPÚSCULO, THE ROVER) para interpretar al fotógrafo Dennis Stock. BEN KINGSLEY (GANDHI, LA LISTA DE SCHINDLER) encarna al magnate Jack Warner de la Warner Brothers. Los parecidos entre los actores y los personajes a los que interpretan son bastante razonables, lo que le da a la película un punto a favor en cuanto a realismo. Sin embargo, el plato fuerte que prometía LIFE era ahondar en la turbulenta vida de James Dean y en su relación con Stock (falsa promesa que al final se convierte en el mayor error de la cinta). Aunque DEHAAN regala una interpretación bastante buena (el tono de voz, los movimientos y hasta la sonrisa picaresca se parecen a las de Dean), no existe química entre él y PATTINSON. La relación que se establece entre los dos protagonistas es superficial, probablemente por el maniqueísmo como actor de Pattinson y por la falta de desarrollo psicológico de ambos personajes. Los dos llegan de la nada, se conocen por casualidad y se separan, sin más. Parece ser que CORBIJN da por hecho que todos los que van a ver la película conocen de algún modo la historia que precede a los acontecimientos que relata. Da la sensación de estar ante una cinta que sabe mucho sobre sus personajes, pero que explica poco sobre ellos al espectador. Se queda corta en cuanto a contenido.

Otro de los errores de LIFE es el de centrarse en un periodo de tiempo tan breve: desde el preestreno de AL ESTE DEL EDÉN hasta la confirmación del rodaje de REBELDE SIN CAUSA, la segunda película importante que rodó Dean y que lo consolidaría como estrella juvenil. La falta de desarrollo sobre la vida del actor le provoca al espectador un deseo frustrado de querer saber más sobre su vida personal y su trágico futuro (murió siete meses después del estreno de Al este del Edén). Esto hace que la película sea más interesante por lo que no cuenta que por lo que cuenta. Ni profundiza en la vida de sus personajes ni se adentra en sus costumbres, miedos o virtudes. Se limita a utilizar como hilo narrativo las imágenes que hizo Stock a Dean para la revista Life y los testimonios de amigos y familiares, pero no se atreve a innovar o a crear un punto de vista propio que incluso llegue a juzgar a sus personajes. Como pasaba con PASOLINI, de ABEL FERRARA, formalmente es un buen drama biográfico, bien rodado y con buenas interpretaciones, pero sin personalidad, olvidable por el hecho de no atreverse a profundizar en la vida de las figuras a las que estudia y no analizar los motivos que los movían a ser y actuar de la manera en que lo hacían.

 

James Dean Life

 

Ahora bien, LIFE también tiene varios puntos positivos que merece la pena destacar. Cuenta con una banda sonora plagada de clásicos del soul, el blues y el jazz, lo que ayuda a crear dinamismo al conjunto y lo enriquece. También acierta a la hora de contextualizar la década de los cincuenta pues, aunque no tenga un presupuesto demasiado alto para recrear todos los lugares en los que estuvo Dean, las escenas de interior sí que son lo suficientemente buenas como para transportar al espectador a la época sin que se haga demasiadas preguntas.

La película también consigue crear un retrato fiel de cómo funcionaban los entresijos de la producción cinematográfica en aquellos años. Los grandes magnates de las compañías eran expertos en persuasión y disuasión. Eran ellos quienes elegían si las estrellas triunfaban o no y las forzaban usando todas sus artimañas para que cumpliesen unos contratos ‘de imagen’ que inhabilitaban su derecho a la libertad de pensamiento: les decían lo que tenían que decir, cómo, cuándo y a quién, para caer bien a la prensa y que el público tuviese una buena opinión preconcebida del producto que iban a presentar. El diálogo entre JAMES DEAN y JACK WARNER, en el que el primero dice: “Creía que era el director el que se encargaba de elegir a la estrella”, y a lo que el segundo responde: “Soy yo quien toma las decisiones importantes”, expresa bastante bien cuál era (y en muchos casos sigue siendo) el verdadero poder de los magnates de los grandes estudios: el negocio siempre como prioridad frente a la creatividad.

Para bien o para mal, LIFE es una película exclusiva para cinéfilos. Recoge muchos datos sobre actores y directores de la época y sobre sus respectivas películas. Quien esté enterado de cómo funcionaba la industria en los años cincuenta y haya visto títulos como JOHNNY GUITAR, LA LEY DEL SILENCIO, UN TRANVÍA LLAMADO DESEO, AL ESTE DEL EDÉN y REBELDE SIN CAUSA, la disfrutará, a pesar de sus numerosos defectos. Los que no sean muy afines a los clásicos seguramente se queden tan solo con lo malo y no lleguen a comprender (no porque no puedan sino porque no se explica) lo que supuso James Dean para la Historia del Cine.

 

 

LO MEJOR:

  • La interpretación de DANE DEHAAN.
  • Lo bien que capta el espíritu de los años cincuenta.
  • Su banda sonora, plagada de clásicos del blues, el soul y el jazz.

LO PEOR:

  • La falta de química entre sus protagonistas.
  • Se centra en un periodo de la vida de Dean muy corto y lo hace de manera superficial.
  • JOEL EDGERTON y BEN KINGSLEY tienen papeles muy pequeños y poco importantes.

 

David García Maciejewski

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Periodista y crítico de cine. Estudia en UCM. Diplomado en Dirección de Cine y TV por Escuela TAI. Trabaja en Abania Eventos S.L. Colabora en Farrucini y El Palomitrón.