PERFECTOS DESCONOCIDOS

Con este punto de partida el director italiano Paolo Genovese arrasaba en Italia con su Perfetti sconosciuti (Mejor película y guion en los Premios David di Donatello), una cinta que pronto trascendió a nivel internacional, dando pie a adaptaciones teatrales o al remake que estos días llega a nuestras carteleras, y que supone una de las cintas más redondas de Álex de la Iglesia, en prácticamente todos sus apartados.
Para empezar, el guion que firma Jorge Guerricaechevarría (El cuaderno de Sara) es ágil y dinámico, terriblemente actual y con unas líneas de diálogo muy naturales. Perfectos desconocidos no solo esconde un fresco actualizado de las relaciones de pareja y de amistad de estos personajes instalados en los 40 y los 50 años; también es capaz de recuperar a través de ellos temas recurrentes que con frecuencia protagonizan nuestras conversaciones grupales. Y lo hace con mucha eficacia y otorgando su momento a cada uno de los personajes que se sientan a la mesa, en una suerte de ruleta rusa que cambia las balas por el WhatsApp con un peligro añadido: aquí el riesgo no siempre es individual. Los daños colaterales son una posibilidad tan evidente como terrorífica.

Pero de ellos no son los laureles en esta ocasión. El César de Perfectos desconocidos es Álex de la Iglesia, y suyo es el mérito principal de que esta película funcione tan bien como lo hace. El director instala un ritmo de vértigo a la cinta y no deja ni un solo momento por debajo de la media, recurriendo a las posibilidades de la cámara para sortear con mucho brío y pericia las limitaciones propias de rodar prácticamente toda la película en torno a una mesa. Una dirección fantástica que nos hace olvidarnos del reloj, permite que disfrutemos en primer plano de cada uno de los personajes y sus reacciones y evita introducir subtramas que apaguen nuestro interés o hagan encallar el enredo. Una dosificación realmente eficaz y acertada, que se ve además muy beneficiada por los 96 minutos de metraje. No hace falta más.

Quizá lo más inteligente sea aceptar una normalidad que nos permita ser más felices, y dejar que cada uno guarde y conserve sus secretos y pulsiones en una cámara estanca, que de ser abierta podría mutar peligrosamente en una devastadora Caja de Pandora.
LO MEJOR:
- La dirección de Álex de la Iglesia. 96 minutos sin bajones ni momentos valle.
- Será plenamente disfrutable por todos los públicos, jóvenes y mayores, porque es universal e intergeneracional.
- Es puro vodevil. Y lo echábamos de menos.
LO PEOR:
- Muy poquito que señalar. Quizá más de uno otorgue más importancia a la resolución de la que realmente merece.
Alfonso Caro