NEBRASKA
Hermosa e íntima película. No sorprenden sus seis nominaciones a los Oscars, como tampoco sorprenderá el que no se alce vencedora en el cómputo total. Es una historia pequeña, sin grandes alardes de presupuestos astronómicos y sin ansias de ser degustada por aquél que no muestra real interés. El filme pide una voluntad a sumergirse en las historias que conforman el tejido del pequeño pueblo de Nebraska que se nos presenta. La excusa que esta vez usa ALEXANDER PAYNE es un viaje protagonizado por un padre (BRUCE DERN) y un hijo (WILL FORTE). El hijo lleva una vida triste y sin más sobresaltos que los que le causa su padre. El anciano padece un Alzheimer que se ve algo agravado por los problemas de alcoholismo que se encuentran en su pasado. Aunque el chico sea un cuarentón soltero y con una autoestima en cuestionable situación, esta no es una tragedia tan deprimente como pueda parecer. BOB NELSON, guionista de la obra, agita con frecuencia las campanillas de la comedia, para recordarnos que la vida está repleta de altibajos. La gran herramienta que utiliza para que aparezca este humor ácido e inocentemente grosero, es JUNE SQUIBB. Madre y esposa, es el contrapeso a la dureza con la que nos agitan los otros dos personajes. Si rehuir la situación familiar, esta encantadora mujer, sabe ir enterneciendo la historia con más de un taco y algún que otro comentario inoportuno.
Tomando decisiones atrevidas en los apartados técnicos, se nos regala una estética que se acopla al guión como si fueran uno. Una vez acaba la película, no se puede volver a pensar en esta región de Estados Unidos sin ver esos paisajes, ese blanco negro tan modernizado y brillante, o escuchar esa melodía melancólica que nos acompaña durante las dos horas que dura esta pieza. Se nota la conexión que siente PAYNE con su estado natal y la de veces que ha visto esos espacios y esos personajes. El trayecto personal que sufre el hijo también denota una interiorización por parte del director. Sí es verdad que en A PROPÓSITO DE SCHMIDT empieza en ese estado, pero al poco el protagonista se enrola en la Road Movie que bien le valió a JACK NICHOLSON su enésima nominación a los premios de la Academia. Después nos trasladamos a los viñedos californianos con ENTRE COPAS y, para acabar, fuimos hace un par de años a Hawaii para agonizar con un hecho-polvo GEORGE CLOONEY en LOS DESCENDIENTES. Por primera vez da la sensación de que PAYNE habla de una historia que perfectamente podría haber vivido en carnes propias. No es que sus anteriores films flaquearan con la veracidad de su dirección, pero con NEBRASKA se muestra con más volumen el inmenso talento que tiene este realizador. Una estética cuidada y coherente, con una idea global clara e intérpretes dirigidos con habilidad y destreza.
Esta postal delicada y contundente esconde una manera de pensar y unas gentes que nos pueden sorprender, pero en los que también podemos reconocer parte de muchos pueblos conocidos por todos. En el fondo no somos todos tan diferentes. La película nos incluye en las vidas de la localidad y nos presenta a tíos, primos, amigos y conocidos. También saldrá la verdad que muchos guardan dentro de sí. Sin grandes dramas ni sorpresas, muchos de los secundarios irán reaccionando de maneras dispares a las noticias que trae el anciano. Poco a poco, y casi siempre a través de personas externas, el hijo va formándose una nueva idea sobre su padre. Descubre partes buenas, y alguna de mala, pero al fin y al cabo, consigue entender de otra forma a ese hombre que lo ha criado. No sólo lo acaba conociendo, sino que aprende de él.
LO MEJOR:
- La propuesta estética es muy acertada.
- Los actores están impecables.
LO PEOR:
- El ritmo puede ser tedioso en algunas partes.
- Algunos momentos cómicos resultan un poco forzados.
Adrià Naranjo