LOS PREMIOS GOYA VUELVEN A SER COSA DE HOMBRES
Tras el pequeño espejismo que supuso encontrar a dos mujeres nominadas a la Mejor dirección (Isabel Coixet por Nadie quiere la noche y Paula Ortiz por La novia) en 2016, las categorías principales de los Goya volverán a estar competidas mayoritariamente por hombres en su próxima edición.
En un acto presentado por Natalia de Molina y Javier Cámara, la Academia ha anunciado esta mañana unas nominaciones para los Goya 2017 que se saldan con cuatro hombres compitiendo a la Mejor dirección, una sola mujer aspirante entre doce guionistas (Isabel Peña, compartiendo candidatura a Guion original con Rodrigo Sorogoyen por Que Dios nos perdone) y una mujer frente a tres hombres aspirando a la Mejor dirección novel (Nely Reguera, por María (y los demás)).
En otras categorías técnicas, las cifras hablan por sí solas: todos los candidatos en fotografía, sonido, dirección artística, montaje o efectos especiales son hombres.
La ausencia de mujeres en puestos de responsabilidad se traduce en historias hipermasculinizadas: solo una de las cinco nominadas a Mejor película, Julieta, está protagonizada por un personaje femenino. En las otras cuatro, los personajes principales son uno o más hombres. Entre las cuatro nominadas a Mejor actriz, solo Emma Suárez participa en una de las películas que optan al máximo galardón.
Según el informe anual sobre la presencia de mujeres en el sector cinematográfico que elabora la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), en 2015 solo un 29 % de las películas de ficción españolas fueron dirigidas por mujeres. Las cifras se vuelven más alarmantes en otros puestos de responsabilidad: un 12 % participaron en el guion, un 7 % en la composición musical, un 6 % como responsables de sonido y un ridículo 5 % en dirección de fotografía. Solo diseño de vestuario y maquillaje y peluquería cuentan con un porcentaje de mujeres superior al 50 %.
Estos datos ayudan a explicar la poca representatividad de las cineastas en los Goya. De los 8 nominados a Mejor dirección y Mejor dirección novel en el mismo ejercicio del estudio, hubo tres mujeres (además de Ortiz y Coixet, Leticia Dolera por Requisitos para ser una persona normal); de las 8 películas a Mejor guion original o adaptado, solo La novia estaba firmada, y a medias con Javier García Arredondo, por una guionista (Paula Ortiz).
El informe no pudo recoger otros datos que habrían ayudado a obtener una visión más global de la situación, como la media de los presupuestos de las películas escritas y dirigidas por mujeres y el número de filmes coproducidos o comprados sus derechos de antena por las televisiones generalistas. «Esta cuestión nos ha sorprendido negativamente, pues, pese a la vigencia de Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, las instituciones y empresas continúan sin publicar los datos segregados por sexo», señala CIMA en su informe.
Sin embargo, la desigualdad de género no es tan pronunciada en las aulas. En los últimos diez años, el porcentaje de alumnas de Grado en la Escac (principal escuela de cine en España, que cuenta con Juan Antonio Bayona o Javier Ruiz Caldera entre sus graduados) alcanza el 40 %, cifra que se mantiene entre sus matriculados para el curso 2016/17. Es en el comienzo de la vida profesional cuando la brecha comienza a pronunciarse.
Las conclusiones son subjetivas, pero los bajos presupuestos y la poca apuesta de las televisiones generalistas por historias contadas por mujeres merman las posibilidades de estas para rodar sus películas, estrenarlas en un número considerable de salas y acabar siendo reconocidas en las entregas de premios.
Fuera de España la situación no es más prometedora. No ha sido hasta su 29.ª edición cuando los Premios del Cine Europeo han reconocido como Mejor película a una cinta dirigida por una mujer (Toni Erdmann, de Maren Ade). En 88 años de historia de los premios Oscar, solo una directora (Kathryn Bigelow, por En tierra hostil) ha sido galardonada.
Con una industria que no se autorregula y unas instuticiones que no legislan al respecto, no parece que la brecha pueda reducirse a medio plazo. Ahora que la Academia de cine vuelve a estar presidida por una mujer, puede que un primer gesto sea reclamar la igualdad de oportunidades en la tribuna de unos Goya en los que siempre se priorizan otro tipo de reivindicaciones.
Fon López