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LA EVOLUCIÓN LGTB+ EN LAS SERIES: DEL ESTEREOTIPO A SALIRSE DE LA NORMA

Amazon está a punto de estrenar la segunda temporada de TRANSPARENT, una de las más gratas sorpresas del pasado año, en la que el sobresaliente JEFFREY TAMBOR interpreta a un personaje transgénero, Maura Pfefferman, que decide reasignar su identidad tras jubilarse. El fenómeno que supuso la serie trasciende a la propia ficción, que no solo sirvió para situar definitivamente a la plataforma online en el mapa audiovisual y cargarla de premios y reconocimientos, sino que ha llevado la cuestión de la transexualidad a escenarios mucho más transitados de lo habitual, más aún teniendo en cuenta la edad y orientación sexual de la protagonista (se declara lesbiana). Pfefferman, quien descarta someterse a cirugía, es un personaje, entre otras muchas cualidades, pedagógico.

Lo bueno de ficciones como TRANSPARENT es que introducen a personajes LGTB+ sin llegar a ser series nicho. Hasta no hace muchos años solo existían dos formas de ver a gente del colectivo en televisión: en productos pensados y producidos casi exclusivamente para ellos, o como secundarios estereotipados en las producciones más mainstream. No obviaremos la importancia que en su día tuvieron QUEER AS FOLK (en sus versiones británica y estadounidense) o THE L WORLD, ambas sobre dos grupos de amigos gays y lesbianas, respectivamente. Por aquel entonces se antojaban necesarias este tipo de ventanas a unas realidades muy poco exploradas en la ficción televisiva y en los medios de comunicación. De hecho, el gueto era casi un personaje más. Hace un par de temporadas, HBO intentó renovar la fórmula con LOOKING, en la que (cómo no) los personajes podían ligar tanto o más con el Grindr que en un club y ostentar cargos de responsabilidad en una empresa sin ocultar su orientación. Pese a las buenas (y en ocasiones muy logradas) intenciones, las críticas fueron muy tibias, la audiencia escasa y no pasó de la segunda temporada.

Looking
Looking

La otra cara de la moneda, la comercial, presentaba a personajes muy estereotipados que, si bien otorgaban visibilidad, reforzaban algunos clichés de los que aún hoy en día sigue costando escapar. WILL & GRACE tuvo la valentía de presentar al primer protagonista homosexual de una serie en abierto en Estados Unidos. Sin embargo, este no se besaba con hombres ante la cámara ni mantenía relaciones estables, además de caer constantemente en determinados tópicos. «América no estaba preparada» para ver a dos hombres besarse en prime time, decían los que hoy siguen pensando que un pezón es más censurable que una decapitación. ABC recibió muchas críticas de medios conservadores por la archiconocida escena de ELLEN en la que su protagonista confesaba abiertamente su homosexualidad. Eso sí, la cadena anunció antes del episodio que el contenido del mismo era «potencialmente peligroso». Curiosamente, poco tiempo después de la salida del armario de la protagonista y de la actriz que la interpretaba, ELLEN DEGENERES, la audiencia de la serie empezó a caer en picado.

Que la comedia más vista en Estados Unidos se llame MODERN FAMILY, que dos miembros de esa familia, Mitchell (JESSE TYLER FERGUSON) y Cameron (ERIC STONESTREET), sean una pareja homosexual con una hija adoptada y que se emita en la misma cadena que advertía que los contenidos gays eran potencialmente peligrosos refleja a la perfección cómo la presión del colectivo dentro y fuera de la industria ha acabado venciendo a la hipocresía de una sociedad tan intolerante como maleable. La principal revolución de esta comedia es precisamente esa. Estos dos personajes caen constantemente en determinados clichés, eso es innegable, pero es que tampoco se espera lo contrario de ellos. Además, Cameron no sólo no esconde su pluma, sino que presume de ella, algo casi transgresor en una época en la que la homosexualidad está mucho más aceptada, tanto dentro como fuera del colectivo, siempre que se mantenga en determinados parámetros.

La propia ABC emite cada domingo ONCE UPON A TIME, que ha incorporado en su última temporada a personajes lésbicos. Aún no hemos visto una relación como tal, pero parece que en los próximos episodios se podría concretar. Es importante teniendo en cuenta que la serie recicla personajes clásicos de Disney, factoría que nunca ha destacado por su tolerancia en cuestiones de orientación y género.

Personajes que escapan de la normatividad

Por suerte, hay creadores que llevan años entendiendo que se pueden construir personajes LGTB+ con distintas sensibilidades, que se desenvuelvan en contextos alejados a cualquier idea preconcebida y cuyas tramas no (siempre) se centren en la propia orientación sexual. Un perfecto ejemplo es Kieren Walker.

In The Flesh
Kieren Walker, el típico británico antes de visitar la Costa del Sol

IN THE FLESH fue la propuesta zombi de BBC 3 en 2013. Con tan sólo dos temporadas de 3 y 6 episodios respectivamente, nos presentaba un planteamiento más verosímil de los muertos vivientes, centrándose en Roarton, una pequeña localidad del norte de Inglaterra, cuyos vecinos no se ponen de acuerdo en cómo reintegrar a los infectados en su comunidad. El paralelismo de la cuestión zombi con otras formas de sufrir intolerancia más realistas como la enfermedad mental es evidente. Kieren es homosexual, está enamorado de otro zombi, pero las tramas no se centran en su orientación. Posteriormente veríamos en THE WALKING DEAD una relación lésbica y otra gay.

Amy and Lauren Faking It
Amy y Lauren, dos hermanastras LGTBI

Podría (y debería) haber sido una cadena pública. Sin embargo, es la MTV la que ha creado la verdadera serie LGTBI para adolescentes. FAKING IT es la historia de un instituto de Texas (la localización no está elegida al azar) en el que lo normativo es sinónimo de impopular. La rebelión de los marginados. Sus protagonistas son Amy y Karma, dos amigas supuestamente heterosexuales que fingen ser lesbianas para alcanzar notoriedad. El mejor amigo de ellas es gay sin ningún tipo de represión o complejo, todos los personajes hablan abiertamente de sus relaciones afectivas y sexuales y Lauren, la hermanastra de Amy, es intersexual. Precisamente su personaje, que además es la puñetera (aquí no hay malos oficiales) en la mayoría de las tramas, ha dado visibilidad a una de las siglas del colectivo menos comprendidas y con mayores derechos por conquistar. La comedia resulta tremendamente divertida en algunos de sus episodios y, sin pretensión de parecer algo más profundo de lo que es, cumple el objetivo de entretener y normalizar. El visionado del episodio piloto en las escuelas haría más por acabar con el acoso escolar que las escasas e ineficientes políticas anti bullying de nuestras administraciones.

Lesbian is the new normal

Kalinda Sharma
Kalinda Sharma

Afortunadamente, en los últimos años la visibilidad lésbica y bisexual ha aumentado de forma exponencial. A ello ha contribuido la ficción (ojo a los próximos Oscar), con el claro ejemplo de ORANGE IS THE NEW BLACK de que lo LGTB+ no solo interesa al propio colectivo. La ficción carcelaria, protagonizada en su mayoría por mujeres homosexuales, bisexuales y transexuales es, tras tres temporadas, un fenómeno global que además ha dado pie a que Antena 3 construya una serie de características similares (VIS A VIS) y que el prime time de una cadena española esté ocupado por mujeres lesbianas que lideran audiencias y encandilan a la crítica sin que nadie se escandalice. Este caso, además del de Irene Larra en EL MINISTERIO DEL TIEMPO, demuestra que el espectador medio está más preparado para ver ciertas cosas de lo que algunos directivos de televisión han querido hacer creer.

La Kalinda Sharma de THE GOOD WIFE, una investigadora bisexual que no duda en acostarse con hombres y mujeres para obtener información; la atormentada Emily y sus múltiples parejas femeninas en PRETTY LITTLE LIARS o la desquiciada Luisa en JANE THE VIRGIN son tres personajes cuya orientación sexual no influye en la mayoría de sus tramas si bien alguna de ellas arrastra demasiados estereotipos.

El paraíso Murphy

Elizabeth Taylor AHS
Elizabeth Taylor versión 2.0

El universo de RYAN MURPHY encandila y exaspera por igual. El alto nivel de mamarrachismo de sus series y la irregularidad de muchas de ellas no convencen a todo el mundo. Lo que sí genera más consenso es su apuesta por actores y personajes LGTB en todas sus producciones, desde las antologías de AMERICAN HORROR STORY (HOTEL, la última temporada, cuenta con una mayoría de protagonistas bisexuales e incluso hay un personaje transexual llamado Elizabeth Taylor y ASYLUM estaba protagonizada por una mujer lesbiana), al instituto pop de GLEE pasando por la TV movie THE NORMAL HEART. Asesinos, psicópatas, bailarines, periodistas, vampiros… todos los perfiles están cubiertos por personas cuya orientación sexual es secundaria (excepto en GLEE, donde sí es relevante en algunos casos).

Keith Charles David y Fisher
A dos metros bajo tierra

Es evidente que el género y la orientación sexual son aspectos determinantes para el individuo en una sociedad heteropatriarcal. Plantear una ficción que ignore esta cuestión sería ridículo, pero celebramos que se haya pasado del marica de manual como perfecto secundario de comedia a personajes complejos como el David Fisher de A DOS METROS BAJO TIERRA que, además de sufrir por aceptarse en un contexto social no demasiado favorable, tenía los mismos problemas familiares, laborales y de pareja que el resto de protagonistas de la serie. Aún quedan muchos derechos por conseguir y muchas historias por contar en televisión. La transexualidad masculina (que ya aparece en GLEE), la fuerte discriminación a día de hoy en poblaciones medianas y pequeñas o el acoso escolar sin filtros pop aún se han tratado poco en las series. No todo el mundo es tan tolerante como puede parecer en la mayoría de producciones, pero ya nadie puede escudarse en que la sociedad no está preparada para verlo.

Fon López

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He crecido viendo a Pamela Anderson correr a cámara lenta por la arena de California, a una Carmen Maura transexual pidiendo que le rieguen en mitad de la calle, a Raquel Meroño haciendo de adolescente con 30 años, a Divine comiendo excrementos y a las gemelas Olsen como icono de adorabilidad. Mezcla este combo de referencias culturales en una coctelera y te harás una idea de por qué estoy aquí. O todo lo contrario.