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Iqbar y la fórmula secreta portada El Palomitrón
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IQBAL Y LA FÓRMULA SECRETA

Liv Leman Brandorf El Palomitrón

El cine en familia es necesario, pero no siempre acierta en todas sus facetas ni atiende a los tiempos que corren. Iqbal y la fórmula secreta se sitúa entre aquellas películas que probablemente pasarán por la cartelera sin pena ni gloria debido a una fórmula (véase aquí la ironía respecto a su título) ya algo desfasada: niños traviesos pero con buen corazón, un padre gruñón (aunque no le falte razón para no estar desesperándose cada dos por tres) y unos malos malísimos sin demasiadas luces. A pesar de esta falta evidente de originalidad, esta película danesa no peca en ningún momento de ser aburrida.

Iqbal y la fórmula secreta es una película basada en una serie de libros escritos por Manu Sareen, ministro de Iglesia, Igualdad de Género y Cooperación Nórdica entre 2011 y 2014 y nacido en La India, que emigró a Dinamarca con cuatro años. Además, el guion aparece firmado por Renée Toft Simonsen, que no solo es escritora, sino también psicóloga y autora de varios libros infantiles. La dirección corre a cargo de Tilde Harkamp, que asegura que Iqbal y la fórmula secreta muestra familias de todo tipo que reflejan «más diversidad en los personajes que en otras cintas familiares«, presentando así una realidad, «la sociedad danesa actual«.

Hircano Soares El Palomitrón

La película comienza con buen pie, resultando una buena puesta en escena y un primer planteamiento fresco y prometedor que parece que puede llegar a gustar a toda la familia, tanto a los más pequeños de la casa como a los adultos. Sin embargo, la película decae enseguida en su nudo presentando a lo peor de la película: dos personajes antagónicos con demasiada poca gracia, con unos gags demasiado previsibles y que caen inevitablemente en el ridículo. Unos personajes que entorpecen la historia y sobre todo su ritmo, pero que a la vez son en el fondo lo que da sentido a su argumento. Una pena que la elección de los actores, y ante todo la personalidad de los personajes, haya sido demasiado básica, y por lo tanto muy torpe en su resultado final.

Las mejores escenas son aquellas protagonizadas por sus tres personajes adolescentes: Iqbal (Hircano Soares), Sille (Liv Leman Brandorf) y Tariq (Arien Takiar). Los momentos de la película que atrapan y que muestran una madurez en sus actores elevan y salvan la película de peores percepciones. Atención a los piropos que el pequeño Tariq regala a la amiga de su hermana, tiernos y divertidos a la vez. Aun así, no deja de recordar a cintas algo secundarias y que directamente pasaron a ser series, como ocurre con personajes como, por ejemplo, Bibi Blocksberg, un personaje muy popular en Alemania pero que realmente funcionaba mejor como serie que como largometraje.

Tilde Harkamp El Plomitrón

Uno de los fuertes de Iqbal y la fórmula secreta es su mensaje relativo a la familia, lo que de verdad importa a la hora de la educación por parte de los progenitores con respecto a sus hijos. Lástima que esta bella y necesaria moraleja se camufle en una película demasiado convencional, ya muy vista en un pasado y con aires demasiado poco ambiciosos. Parece que al tratarse de una película familiar no debe haber un esfuerzo a la hora de elaborar un guion ingenioso y algo distinto.

Iqbal y la fórmula secreta entretendrá a los más pequeños y no disgustará a los adultos, aunque echarán de menos aquellas películas de los años 90 en los que quedaban atrapados y fascinados por una apuesta completa y ambiciosa en el género del cine familiar. Iqbal y la fórmula secreta se queda en eso, una película que se olvidará con demasiada facilidad.

LO MEJOR:

  • Los tres protagonistas.
  • Su mensaje conciliador para las familias.

LO PEOR:

  • Su falta de ambición.
  • Los dos personajes malos malísimos.

Gabriela Rubio

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Abogada defensora de las causas perdidas que nunca ha dejado de soñar. El cine ha sido mi fiel compañero desde que tengo uso de razón, así que toca devolverle todo lo que me ha dado durante todos estos años. Ya no vale ser mera espectadora desde la butaca, ha llegado el momento de actuar, de ir más allá. Ya era hora, ¿no? Luces, cámara y acción.