Álex Montoya es uno de esos directores con una extensa y exitosa carrera como cortometrajista. Tras estudiar arquitectura y comenzar su carrera como cineasta de forma autodidacta, Montoya cosechó numerosos premios como cortometrajista, hasta realizar su primera película en el 2019, titulada Asamblea. Asamblea fue proyectada en el Festival de Málaga, pero no pudo ser estrenado en salas por la irrupción de la COVID-19 en España. Sin embargo, sí se estrenó en la plataforma Filmin, consiguiendo ser el largometraje más visto durante el fin de semana de dicho estreno. Este 1 de Mayo estrena su nueva película, La Casa, que cosechó 5 premios y una mención en el Festival de Málaga.

En La Casa, tras la muerte de su padre, tres hermanos se reúnen en la casa familiar en la que pasaron los veranos de su infancia. Toca decidir qué hacer con la vivienda, lo que resultará más difícil de lo esperado. Hablamos con Alex Montoya, su director, antes de su estreno.

¿Qué puedes contarnos del argumento de la película?

Es una historia biográfica de Paco Roca, escritor de la novela visual en la que se basa esta película. Narra la relación que tiene con sus hermanos, que es una relación muy normal pero muy distinta a la que tengo yo con mis hermanas. Es por ello que esa relación de hermanos que tiene Paco Roca la he virado a la relación que tengo yo con mis hermanas, que es la que mejor conozco.

¿Qué relación has tenido con Paco Roca, creador de la novela visual?

La relación ha sido muy cordial, pero él no quería involucrarse en todo este proceso. Vio La asamblea, mi primera película, y le gustó mucho, pero me dejó claro que no quería involucrarse en el desarrollo de la película. Le conté la idea y me dejó hacer. Le fui contando los cambios que hubo en este largo proceso. Él me dio el visto bueno, lo cual me relajó porque representa para mí el visto bueno del lector de la novela gráfica original. La película no se la enseñé hasta que estaba terminada, pocos días antes del Festival de Málaga.

¿Le gustó?

Le gustó muchísimo. Él estuvo en el rodaje en la secuencia grabada en el hospital y la película le gustó mucho. En el Festival de Málaga la volvió a ver y le encantó. Me dijo que es la mejor adaptación de una novela gráfica suya hasta la fecha.

¿Hay conexiones entre esta película y tus películas anteriores?

Tengo muchos tics que repito. En La asamblea se ve el asunto de los abrazos, que es recurrente. En La asamblea enseño un abrazo de padre a hija, mientras que en Lucas, que es una película mucho más oscura, represento un abrazo que es más incómodo. Tengo una tendencia a ser amable con los personajes, no me gusta mostrar a sádicos o a gente sin ternura. Únicamente en mi corto Vampiro muestro a un sádico sin capacidad de redimirse, en el resto siempre he tenido ternura con mis personajes. Por otro lado, tampoco quiero repetirme mucho, así que cambio bastantes cosas.

¿Has tenido miedo de caer en el buenismo?

Totalmente. También he tenido miedo de lo contrario, de caer en actitudes que pueden parecer normales pero para mucha gente pueden ser machistas. Le estuve dando vuelta al asunto de cómo funcionan las parejas. Yo represento lo que he visto en gente y veo a mi alrededor. Hay cosas que podría haber hecho mejor a posteriori, pero es un proceso tan intenso que hasta que no coges distancia, no lo ves con perspectiva. En general, yo represento mi visión. Si a mi no me chirría algo cuando lo escribí por primera vez, ya es muy importante. La primera vez suele estar guiada por el instinto.

¿Tenías a los actores pensados antes de finalizar el guión?

A los actores los voy cogiendo a medida que avanza el proceso. En la novela gráfica, por ejemplo, María Romanillos es un chico llamado Juan que tiene 5 años menos que su personaje en la película. A María la conocí en Málaga a raíz de la película Lucas y me flipa. La pongo como adolescente y así la gente de esa edad tiene a un representante en esta película. Por otro lado, hasta que no llega la financiación tampoco me pongo a pensar en actores. Fueron apareciendo poco a poco.

Hablando del Festival de Málaga, allí ganasteis cinco premios… ¿Cómo valoras el acogimiento del público y de la crítica?

Tuvimos cinco premios y una mención de valores otorgada por el obispado de Málaga. Me sorprendió bastante. Llevaba tanto tiempo encerrado haciendo la película, que lo cierto es que no la ha visto nadie más que la gente que me conoce, algún amigo y demás. Hay un sesgo con esa gente. No puede ser imparcial. Mis amigos que me han visto pasándolo mal durante años, no me van a decir que esto o aquello está mal. Con el pase de prensa y la posterior rueda de prensa en Málaga sí que vimos que había gustado mucho. Aquello me emocionó.

Jorge G. Leguina