FESTIVAL DE SITGES 2016: CRUDO
ADVERTENCIA: «Todo lo que hay en esta sala es comestible. Hasta yo lo soy. Pero eso sería canibalismo, queridos niños, y está mal visto en la mayoría de las sociedades», decía Willy Wonka en Charlie y la fábrica de chocolate; «He estado pensando seriamente en comerme a su esposa», comentaba Hannibal Lecter en El silencio de los corderos; «Me gusta diseccionar mujeres. ¿Sabías que estoy loco», preguntaba Patrick Bateman en American Psycho, o «Vayamos por partes», como dijo Jack el Destripador…
Tranquilos, queridos lectores, que aunque sigáis leyendo este texto prometemos que no os vamos a comer (por lo menos no de forma literal). Pero sí os vamos a hablar de carne y os vamos a hablar de canibalismo. Y os preguntaréis por qué: pues porque es el tema que trata el polémico filme de Julia Ducournau, conocido como Grave en Francia, Raw en Estados Unidos y Crudo en España.
Julia Ducournau debuta con una película gore, muy gore (aunque no tanto como para desmayarse, como le sucedió al exagerado público de Toronto en su estreno mundial). Es cierto que no es apta para estómagos delicados, y por eso fascinó tanto entre el público del último Festival de Sitges, en el que consiguió buenas críticas, el aplauso incansable y los siguientes galardones: Premio Citizen Kane a la Mejor dirección novel, Premio Jurado Carnet Jove a la Mejor película y el Premio a Mejor película europea SOFC Méliès d’Argent.
La francesa Ducournau se inicia en su carrera como directora por todo lo alto en una película de diez con un guion muy ligero y entretenido, a la par que atrevido y arriesgado. Debemos reconocer que nos ha sorprendido muy gratamente que las distribuidoras y exhibidoras apuesten por este tipo de cine independiente y sangriento en salas comerciales de nuestro país: en este caso, la cinta llega de la mano de Universal Pictures. Crudo cuenta la historia de Justine, una joven inexperta y vegetariana como toda su familia (dato relevante para lo que vendrá a medida que va arrancando la película) recién llegada a la universidad para estudiar veterinaria.Allí, Justine vivirá un sinfín de experiencias nuevas: fiestas sin dormir, clases prácticas con animales, gente nueva y nuevas comidas que probar para poder encajar entre sus compañeros y rebelarse a lo que de toda la vida le imponían sus padres sin opción a elegir. De todas estas nuevas vivencias, Ducournau quiere centrarse en la evolución del comportamiento de Justine: de no gustarle la carne a volverse completamente caníbal. Un interesante tema principal relacionado con el despertar sexual de la joven. Hay justo una escena que es la clave de esto, pero que no os vamos a describir, ya que al verla la reconoceréis muy claramente. Temas como la marginación de una persona, el sexo, la virginidad o la homosexualidad son expuestos y denunciados en esta historia de forma muy sutil, jugando con la carne de animal, con la carne humana, con la sangre, con el punto de vista de Justine… y con la carne cruda.
Advertimos que no solo esta escena, sino más de una y de dos, pueden resultar un poco fuertes para el espectador, por lo que recomendamos que eviten verlas aquellos que tengan un estómago delicado (y eviten, en general, ir a ver la cinta para así no salir con mal cuerpo ni disgustados del cine). Lo que sí queremos dejar claro por encima de todo es que los dueños y señores seguidores del cine gore deberán verla sin falta. Aunque también es cierto que aquí no hay nada gratuito: está tan bien contada la historia que un simple filete crudo será visto de peor manera de lo que es en sí, porque Ducournau consigue meternos en el largometraje, en la angustia y las nuevas sensaciones de la protagonista.
También tenemos que ver como punto favorable que una película de estas características ha sido escrita y dirigida por una mujer, aspecto que parece que sorprende por los estereotipos que existen y de los que Julia Ducournau ha huido a las mil maravillas.En Crudo asistimos a la visión de una joven inexperta en todo, interpretada por la joven Garance Marillier (Solo Rex), a quien veremos cómo pasa de ser una angelical niña infantil en medio de la adolescencia a una mujer con un grado más pervertido. La actriz refleja cada escena con toda fascinación, haciendo muy realista y cruda (nunca mejor dicho) esta historia que vemos con nuestros atónitos ojos. Miradas, actos… Marillier como Justine nos come. Su compañera en alguna de las escenas es Ella Rumpf (War), otra de las protagonistas que se comen (esta no tan literal) la pantalla, cuyo papel es el de la hermana de Justine, quien comparte campus con su hermana pequeña, a quien protegerá hasta un punto que solo las personas que tienen hermanos podrán comprender. Esta es, en cierto modo, una ayuda y protección para Justine en su primer año de estudio y libertinaje fuera de casa. La pareja de hermanas ficticias nos ofrecen más de una escena digna de aplaudir que os dejará boquiabiertos y sin ganas de volver a depilaros.
Y como es mejor verla que contarla, tras todo esto solo queremos que nos respondáis a una pregunta: A partir de ahora, a los que no lo hacéis y a los que no paráis de hacerlo, ¿os apetece comer/seguir comiendo carne?
LO MEJOR:
- Demuestra que una mujer puede hacer cine gore.
- Es una buena historia, bien dirigida y con buenas actrices.
- La relación que establece entre el canibalismo y el sexo.
- Ver una película de estas características en pantalla grande.
LO PEOR:
- RECOMENDACIÓN: No apta para estómagos sensibles.
- Que los haters no la valoren.
María Páez