El Palomitrón

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ESPECIAL UN VERANO DE CINE EN EL PALOMITRÓN: LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA

 

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El verano ya está aquí; sí, es evidente. Calor, sudores, agobios,… pero LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA nos recuerda que hay calores de muchos tipos, ¿no sé si me entendéis? Nos recuerda que este clima sofocante también hace hervir la sangre, que nos invita a soñar y nos empuja a la aventura… y a las aventuras. Un calor que nos quita inhibiciones y nos recuerda que la vida está hecha para ser vivida. Con la época estival también llega el tiempo ocioso, la pérdida de obligaciones y los cambios de rutina. Este es el punto de partida de este extraordinario filme que para muchos está entre los mejores de la historia.

 

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Empecemos por el principio, pues. La introducción que nos regala es sencillamente brillante; el paralelismo histórico con los nativos originarios de Manhattan; las directas interpelaciones que hace el narrador al espectador; el resumen sincero y sin tapujos de todo lo que vendrá a continuación; todo es perfecto en esos primeros diez minutos. Escuchar a TOM EWELL diciendo “Oh, no, not me, not me” al ver pasar esa atrayente tentación en forma de mujer, ese pecado que todos desean, nos avisa de lo recto que puede llegar a ser el hombre; pero, se pregunta WILDER, ¿a caso hay algún hombre recto? Pues parece, o al menos esta es la conclusión que se nos plantea, que depende de muchas cosas. Depende del cuándo, del dónde, del cómo, del quién,… y cuando MARILYN, la vecina que se ha mudado al apartamento de arriba mientras la familia del hombre está de vacaciones, dice lo de “cuando hace un calor como este, ¿sabe lo que hago? Guardo mi ropa interior en la nevera” pues la moral e integridad de muchos se va al traste. Esto nos lleva a la deliciosa torpeza de él intentando ligar; algo que también se ha acabado convirtiendo en un verdadero clásico del humor.

Que Richard Sherman, el protagonista de todo esto, no deje de pensar en voz alta es una clara herencia del teatro, y no debemos olvidar que LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA no deja de ser una adaptación de tal formato. Pero WILDER consigue potenciar la comedia con ello, en vez de caer en los burdos artificios en los que se suele caer al poner un personaje hablando solo. Las adaptaciones venidas del mundo teatral no suelen ser tan sencillas como parecen. Puede que, al ser dos lenguajes tan próximos, haya mucha tendencia a contaminar una cosa con la otra y acabar con un pastiche que se queda a medio camino entre una obra filmada y una película. Este, evidentemente, no es el caso. Una adaptación sin complejos, consciente de su procedencia y liberada de dogmatismos. Un trabajo de guión impecable.

 

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Toda la trama gira entorno al engaño, al adulterio, sí; pero también hay otro elemento mucho más profundo que reaparece, directa o indirectamente, en todo momento. Muchas veces lo llaman imaginación, ya que Richard Sherman no deja de reproducir en su cabeza todo lo que puede llegar a pasar y las posibles consecuencias de sus actos, pero aquí WILDER no nos puede engañar: esta película va, única y exclusivamente, sobre la culpa. ¡La culpa! Una temática que ha hecho correr ríos y ríos de tinta; CRIMEN Y CASTIGO, EL PROCESO o el mismísimo LOBO ESTEPARIO, serían unos buenos ejemplos, pero no hay nada que haya influenciado más a la sociedad occidental (si es que esta existe) que la manera como la religión ha jugado con este sentimiento. Hacer sentir culpa es hacer sentir vergüenza, humillar, demostrar que existe una superioridad moral inalcanzable para unos y asegurada para otros. Puede que este haya sido el elemento más relacionado con el poder que haya existido nunca, y WILDER (¡oh, el gran WILDER!) vuelve a cuestionarlo y, ya que está, reírse un poco de ello. ¡Qué gran director! ¿Recuerdan el discurso de nuestro querido FERNANDO TRUEBA al recoger el Oscar? “Me gustaría creer en Dios, aunque fuera para agradecerle esto, pero yo sólo creo en Billy Wilder. Así que, gracias Sr. Wilder”. No fue una casualidad. El hecho de que WILDER sea el director de referencia para tantos, y tan dispares, creadores, no es una cuestión de suerte. Él supo hacer lo que nadie había hecho antes, él supo hablar de lo que no se podía hablar, reírse de los sentimientos más profundas y mofarse de las dudas que nos hacen humanos; él, ese hombre bajito y con gafas, ese hombre que nació en un sitio que ha sido Austria, Hungría y Polonia en los últimos años, que tuvo que escapar de los nazis y que tuvo que lidiar con las leyes de inmigración norteamericanas; él, que ganó seis Oscars, que dirigió EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES, CON FALDAS Y A LOCO, PERDICIÓN o EL APRTAMENTO; él, la persona que cambió el cine para siempre. Él.

 

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Cuando hablamos de “clásicos”, nosotros, los adictos del séptimo arte, no tenemos la misma suerte que tienen los enamorados de otras disciplinas narrativas como la literatura, la poesía o el teatro. Nosotros no tenemos años, siglos y hasta milenios detrás que nos aporten una gran variedad de propuestas que traspasan las barreras formadas por el tiempo. Pero, puestos a que no podemos cambiar la juventud de este exigente amante al que llamamos cine, debemos apreciar lo que ya ha pasado a la historia. Y, sin ningún lugar a dudas, BILLY WILDER es uno de los más fantásticos “clásicos” que hayan existido jamás. Otra tema es el término “clásico” en sí mismo. No sólo qué entra aquí dentro, sino el hecho de si nos debe gustar todo o debemos verlo por completo. Mi humilde opinión es que verlo, sí se tiene que ver. Después, si a uno le gusta más o menos CIUDADANO KANE, CASABLANCA, EL ACORAZADO POTEMKIN o FRESAS SALVAJES, es cuestión de gustos y momentos personales. Pero aquí aparece una de las más notables virtudes del amigo WILDER: ha envejecido sorprendentemente bien. El ritmo, pero también la temática o la estética, son elementos que evolucionan y cambian constantemente (no siempre para mejor, que quede claro). Nos puede gustar EL GRAN DESFILE o UN PERRO ANDALUZ, pero es innegable que son hijas de su generación y no de la nuestra. Esto ocurre hasta con lo más reciente también; no podemos pretender hacer, o esperar, el cine de KIESLOWSKI en la actualidad, no sería lógico. Pero WILDER, y en concreto LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA, tienen un extraño escudo protector que los ha salvaguardado a través de las décadas y ha mantenido su vigencia de un modo casi escalofriante. Si cuando vemos MALDITOS BASTARDOS pensamos automáticamente en lo desfasada que queda PULP FICTION, ¿cómo puede ser que una película de 1955 siga entreteniendo, teniendo gracia y haciendo unas reflexiones sociales de lo más modernas? Pues para esta pregunta no hay respuesta; pero bueno, a veces uno tampoco debe plantearse mucho las cosas buenas, ¿no?

 

 

Esta joya tiene tantas virtudes que, si consiguiéramos desgranarlas, separarlas y repartirlas entre varias producciones, de bien seguro que conseguiríamos una veintena de éxitos. Pero es curioso que, dentro de tal opulencia creativa, lo que más se recuerde sea una imagen que tan siquiera aparece en el metraje. Una salida de aire del metro de Nueva York, un impoluto y seductor vestido blanco y, hasta que se demuestre lo contrario, la rubia más despampanante de la historia de la humanidad: MARILYN MONROE. Aunque su aportación tiene una importancia vital dentro de la cinta, es indudable que el protagonista es el personaje de TOM EWELL, y no ella. ¿Será la interpretación, entonces, lo que la ha hecho perdurar? No se crean. Entiéndanme, el trabajo de MARILYN es bueno, de lo más correcto, pero la complicación del papel no es ninguna cosa excepcional. De lo que estamos hablando aquí es de lo icónico. La trascendencia que el tiempo le ha otorgado a este momento en concreto, ha conseguido traspasar lo cinematográfico y se ha instalado en el imaginario colectivo de la totalidad de la humanidad. Muy, pero que muy pocas imágenes puede decir esto; puede que los Beatles cruzando Abbey Road, las patillas y el tupé de Elvis y los logotipos de las grandes compañías colonizadoras; ya está. A LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA también le debemos esto. Pero, y regresando drásticamente a lo interno del film, que nada de esto nos impida ver la excelente interpretación de EWELL. Un actor que sólo ganó un galardón en toda su carrera profesional y justamente fue un Globo de Oro por este mismo trabajo. Su labor siempre se presenta como un juego en la frontera de la sobreactuación y la comedia gestual, pero ni una sola vez, ¡ni una sola vez!, cae en el ridículo. Un gran mérito. Cuando uno conoce a actores y directores vinculados a la gran pantalla, se encuentra con técnicas, estilos y metodologías de lo más dispares, pero todas basan muchas de sus enseñanzas en un gran concepto: la puesta en escena. Pues lo que hace EWELL aquí es uno de los ejemplos más sorprendentes y gratificantes que existen. Todo parece un descontrol, pero no hay fotograma en el que no se pueda intuir que cada ceja, cada mano, cada paso, cada sonrisa, está estudiado al milímetro. Controla el espacio y los movimientos corporales como muy pocos saben.

 

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Pero la comedia no sólo está en las premisas, y en lo patético del protagonista, sino que aparece en todos y cada uno de los secundarios, en los recursos de guión y hasta en la estética colorista y burlona que acompaña el filme. ¿Y el espacio? Hablemos del espacio. Simplemente espectacular. El tratamiento que se hace es para quitarse el sombrero una y otra vez. Dos, tres, cuatro,… no muchos más lugares aparecen, pero cada uno de ellos se desenvuelven con una contundencia y una elaboración de diez. Una oficina, una estación, un piso, un restaurante,… sitios sencillos que hemos visto tantas y tantas veces, pero de repente, bajo las sabias manos de GEORGE W. DAVIS y LYLE R. WHEELER (una pareja de directores artísticos que suman nada más y nada menos que 7 Oscars y la friolera de 46 nominaciones), se convierten en algo único y lleno de posibilidades. Puede que uno vea LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA con cierta banalidad y, al ser una comedia ligera, tampoco nos engañemos, pase por alto el enorme potencial técnico que se esconde detrás de cada uno de sus planos. El director de fotografía (MILTON R. KRASNER) es el de EVA AL DESNUDO, el montador (HUGH S. FOWLER) fue el responsable de PATTON y, ya para terminar, la banda sonora corre a cuenta de ALFRED NEWMAN, el insuperable compositor de TIEMPOS MODERNOS o LAS UVAS DE LA IRA (que se llevó 9 premios de la Academia y otras 45 nominaciones,… casi nada). Cogiendo el currículum de los partícipes en esta producción, podríamos contar gran parte de la cinematografía americana. A día de hoy sería completamente impensable conseguir un grupo de jefes de equipo con tales credenciales. Sólo por esto, LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA ya se ha guardado un sitio de honor en la historia del cine.

 

 

 

Adrià Naranjo

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