ESPECIAL JAMES BOND: LICENCIA PARA MATAR
¿Por qué tenéis que verla?
Licencia para matar es una película atípica en la saga, que rompe muchas de las reglas clásicas, lo que la convierte en un título de visionado imprescindible. Su planteamiento es muy adulto y mucho más realista que la mayoría de las películas de la franquicia, y su tratamiento de la violencia y del propio personaje la acercan más a las películas de Daniel Craig que a las interpretadas por Connery o Moore. Además, está muy bien rodada y sus escenas de acción están a un nivel bastante alto.
Esta naturaleza realista provocó el rechazo de muchos fans de la serie, acostumbrados a cintas con más carga de comedia y villanos exagerados. Vista hoy en día, con perspectiva, gana muchos puntos y resulta mucho más atractiva que otros títulos de la saga precisamente por esta apuesta por dar veracidad a la historia. De hecho, se trata de la primera vez que Bond inicia una caza personal, algo que nos suena mucho tras ver sus últimas entregas.
Licencia para matar también es la carta de despedida de Timothy Dalton, Robert Brown (M), Caroline Bliss (Moneypenny) y su director John Glen, que se encargó de dirigir las entregas de la saga en la década de los ochenta.
En nuestra memoria colectiva
Si hay algo que Sánchez valora por encima de todo es la lealtad. Y se cuida de avisar de ello a los pocos minutos de arrancar el filme. Así, cuando se ve traicionado por alguno de sus socios, no duda en aplicar los peores castigos. Pero si se trata de un socio de confianza, el tema se complica. Y da igual que todo sea una trampa urdida por Bond para ir quitándose alfiles del tablero. El destino para los traidores es muy negro con Sánchez a los mandos. Un villano que no duda en aplicar los métodos más mortíferos, y que en esta escena, al creerse traicionado, le regala a su secuaz un billete más, el de la muerte por descomprensión en una cápsula de inmersión.
El villano
Muy lejos estaba Robert Davi en su papel de Jake Fratelli en Los Goonies del sadismo que demuestra en Licencia para matar dando vida al narcotraficante Franz Sánchez, uno de los villanos más sangrientos de la franquicia.
La dureza de su rostro encaja como un puzzle con la crueldad de sus castigos, a los que asiste impasible mientras a su alrededor sus propios hombres se descomponen. Desprovisto de cualquier sentimiento, Franz elimina sin contemplaciones cualquier obstáculo que se interpone en sus intereses, enemigos o socios. Solo con Lupe Lamora es capaz de contener el asesinato, pero no así el castigo. El único ser que goza de su extrema confianza es un camaleón que luce a hombros en algunas escenas de la película, collar de diamantes incluido para el animal para premiar su fidelidad.
Y mención merecida para su hombre de confianza, un jovencísimo Benicio del Toro (era su segunda película) cuyos primeros escarceos con el mundo de la droga le pasaban una violenta factura inicialmente expendida a nombre de James Bond por Franz.
El gadget
De entre todos los gadgets que porta Q en su maleta, nos quedamos con la cámara especial que le facilitan a Bond. Porque la cámara es en realidad un rifle de precisión camuflado, y porque además se puede programar para que, a través de una lectura digital en su empuñadura, solo Bond pueda usarla.
No hay Bond sin acción
Pese a que la cinta contiene muchas escenas de acción, sin duda la secuencia climática de la película es la persecución con los camiones, en la que Bond, haciéndose con uno de estos vehículos, logra poner en jaque a todo el convoy deshaciéndose uno a uno de todas sus unidades, incluido Franz Sánchez.
Muy bien dirigida, la escena es un set piece de acción muy espectacular en el que a lo largo de ocho minutazos no faltan todo tipo de acrobacias, explosiones de rigor y camiones despeñados. Toda la escena nos conduce al enfrentamiento final entre Bond y Sánchez, y toda ella funciona como una secuencia conclusiva perfecta.
Demasié pal Bondy
Bond al volante de un camión de diez ruedas es una mala noticia para cualquier enemigo, y si en el resto de la saga había demostrado su habilidad para conducir vehículos, en Licencia para matar lo suyo es levantarse del sofá y aplaudirle. No solo arrincona y saca de la carretera a otros camiones, o usa las cisternas como improvisados martillos mortales contra el resto del convoy, sino que va más allá. Mucho más allá. Es capaz de colocar el camión a cinco ruedas (lo de dos ruedas para los aficionados) y esquivar un misil, y también es capaz de sortear peligrosos pasos de fuego marcándose «cabatas» con la cabina del camión.
007 Curiosidades
- El título inicial iba a ser «Licencia revocada», pero tras una encuesta se averiguó que casi el 50 % de la audiencia norteamericana desconocía el significado de revocar.
- Piensas bien: la ficticia ciudad/país de Isthmus hace referencia a Panamá.
- Pedro Armendáriz (el corrupto presidente López) es hijo del también actor Pedro Armendáriz, quien ya dio vida a Kerim Bey en Desde Rusia con amor.
- El rodaje de la secuencia de los camiones supuso la alternativa para Barbara Broccoli, que tomando el mando demostró a su padre Albert Broccoli que estaba preparada para recoger su testigo como productora de la saga. Para su padre, esta fue su última película que produjo de la franquicia.
- David Hedison, que en la cinta hace de Félix, ya interpretó el mismo papel en Vive y deja morir.
- Licencia para matar es la primera película de la saga que no se basa en un relato de Ian Fleming ni toma su título de ninguno de ellos.
- Y también supone la primera película rodada íntegramente fuera de Inglaterra.
DiscoBond: su tema principal
Bien comprensible fue el cabreo de Rick Astley, el cantante elegido para interpretar este tema, cuando vio que sin previo aviso los productores daban marcha atrás en su elección y se decantaban por Gladys Knight para interpretarlo, ni más ni menos que una de las mejores intérpretes de soul norteamericanas.
Alfonso Caro