El Neorrealismo italiano
Italia en plena posguerra tras la II Guerra Mundial. Después de 20 años de fascismo es un país devastado y traumatizado, en plena reconstrucción. Es en este contexto cuando surge el llamado Neorrealismo italiano.
Esta nueva manera de hacer y entender el cine nació en la Italia de finales de los 40 debido a las profundas transformaciones que sufrió la sociedad del país tras el fin del conflicto bélico y, aunque al Neorrealismo siempre se le ha visto como un movimiento cinematográfico pleno, cuyo centro era la plasmación de la cotidianeidad de las clases populares, hay que saber que en realidad no fue un movimiento como tal, pues nunca existió una unidad entre los cineastas que unificara el cine italiano de ese momento.
Lo que sí surgió fue un conjunto de directores y guionistas que entendieron el cine como la mejor manera de mostrar la cruda realidad social del momento y crearon grandes películas reivindicando por medio de ellas la capacidad del cine como producto cultural (en vez de comercial), y como la expresión de un cineasta, entendido como artista.
Estos directores vislumbraron el compromiso moral que podía haber entre ellos y la realidad. Estaban convencidos de que el cine podía cambiar las cosas y ayudar a Italia.
Con una posición ética tan clara es entendible que esto significase una total ruptura con el cine anteriormente producido en la época fascista, con grandes epopeyas llenas de héroes que todo lo pueden y ambientes literarios propios del siglo XIX.
Dada la precariedad técnica de esos momentos en Italia (los estudios cinematográficos estaban destruidos), las películas neorrealistas se rodaban en espacios naturales, en calles y espacios públicos. La iluminación siempre se reducía al mínimo y muy pocas veces se trabajaba con equipos de sonido directo, los diálogos se doblaban siempre después, lo que por otra parte permitía una mayor movilidad a la cámara. Los personajes estaban escasamente caracterizados, pero con ello se conseguía verismo documental y un acercamiento a la realidad.
Las tramas de las historias, ambientadas siempre entre los más desfavorecidos y las clases trabajadoras, trataban de la situación económica y social de la posguerra italiana.
Se pretendía principalmente mostrar la realidad tal como era: los deseos de las personas de empezar una nueva vida, dejando atrás la miseria y la pobreza de la posguerra, pero estrellándose de nuevo con la imposibilidad de mejorar, pues no había finales felices en las historias.
Por medio de estos temas, los cineastas buscaban provocar la reflexión sociopolítica de la ciudadanía y llevar a un cambio de situación.
El auge del movimiento tuvo lugar principalmente a finales de los años 40 y principios de los 50. A partir de entonces el Neorrealismo estará cada vez menos vigente, debido entre otras cosas a la mejora de las condiciones de vida de la sociedad italiana. Italia es reconstruida, y con ella los estudios cinematográficos para los que hay un mayor presupuesto. Ya no interesan tanto las historias infelices sobre las clases más bajas. En su lugar comienzan a filmarse películas más comerciales y con una producción a mayor escala.
Aun siendo corto en el tiempo, el Neorrealismo italiano nos ha dejado un puñado de buenas películas, entre las que seleccionamos las siguientes como imprescindibles:
ROMA, CIUDAD ABIERTA (ROBERTO ROSSELLINI, 1945)
Argumento: Roma ocupada por los nazis durante la II Guerra Mundial. La Gestapo trata de arrestar a Manfredi, el líder del Comité Nacional de Liberación. Una mujer les ofrece refugio a él y a sus camaradas en su casa, pero los alemanes descubren su escondrijo, rodean la vivienda y apresan a Manfredi.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque está considerada la película fundacional del Neorrealismo italiano, y porque cuenta de la manera más honesta posible el gran sufrimiento que supuso para las gentes de Italia la represión nazi.
LADRÓN DE BICICLETAS (VITTORIO DE SICA, 1948)
Argumento: En la Roma de la posguerra, un obrero en paro consigue un sencillo trabajo pegando carteles con la condición de que posea una bicicleta. Todo se complica cuando le roban su medio de transporte.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque es la película que mejor retrata el mundo pesimista, ruin, hipócrita y miserable en el que los personajes se convierten en víctimas de la sociedad de la posguerra.
LAS NOCHES DE CABIRIA ( FEDERICO FELLINI, 1957)
Argumento: Cabiria es una prostituta que ejerce como tal en uno de los barrios más pobres de Roma, mientras sueña con encontrar el amor verdadero, un hombre que la cuide y la saque de la calle. Debido a su enorme ingenuidad, es víctima de todo tipo de caraduras que se aprovechan de ella. Pero a pesar de sus continuos fracasos, nunca pierde la esperanza.
¿POR QUÉ VERLA?: Por la asombrosa interpretación de Giulietta Masina como Cabiria (mujer en la vida real de FELLINI y, por cierto, una de mis actrices favoritas), que conmoverá y romperá el corazón del espectador más duro.
UMBERTO D. (VITTORIO DE SICA, 1952)
Argumento: Umberto Domenico Ferrari es un jubilado que intenta sobrevivir en una miserable pensión, maltratado por la dueña y sumido en la pobreza. Los únicos amigos que tiene en este mundo son una joven criada y sobre todo su perro Flike.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque esta historia sencilla pero llena de tristeza, soledad y abandono nos hace empatizar con la figura de Umberto, y de alguna manera nos mueve internamente hacia la reivindicación de la justicia social.
LA TIERRA TIEMBLA (LUCHINO VISCONTI, 1948)
Argumento: En la Sicilia rural, los pescadores viven a merced de los avariciosos mayoristas, pero una familia lo arriesga todo para comprarse su propio bote y trabajar de manera independiente.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque si bien no es tan conocida como otras del movimiento, es realmente interesante por su puesta escena con un tono casi documental, plasmando la pesimista imposibilidad de luchar en solitario contra una realidad injusta y opresora.
La herencia estética del Neorrealismo será enorme con los años. No sólo en el cine italiano con directores como PIER PAOLO PASOLINI, MICHELANGELO ANTONIONI, o FEDERICO FELLINI, derivando éste último del neorrealismo hacia un estilo mucho más poético, sino también en el cine de nuestras fronteras, pues descendientes directos son a su vez JUAN ANTONIO BARDEM o LUIS GARCÍA BERLANGA, demostrando la importancia de esta breve pero intensa corriente artística.
Nacho. B. Gutiérrez